«Llegada a Bilbao a las 11.00 de la mañana, trasladándonos seguidamente al vapor Monte Ayala, de la compañía Aznar, donde haremos la travesía». Así comienza el diario Notas de mi viaje a América, que el oscense Antonio Zaragoza escribió durante su periplo como músico a bordo del barco en 1949. Tras su fallecimiento en el 2014, a su hijo Marko le llegó ese diario más un álbum de fotos de la gira, así como varios artículos que sobre esos músicos que viajaron a Suramérica como embajadores culturales de la España de Franco. Marko Zaragoza, que nació en Sao Paulo (Brasil) y reside en Huesca, es cantante y compositor en el grupo musical La Plantación. La silueta del Monte Ayala (Caligrama) es su debut en la novela.

-¿Por qué decidió dar el salto de la música a la literatura?

-La literatura en cierta manera siempre me ha acompañado porque empecé escribiendo canciones hace algunos años y además he escrito algunos relatos cortos, un guion para un cortometraje. De hecho en el 2011 me presenté al concurso de relatos de la muestra de Bielsa y me quedé segundo. No había dado el salto hasta escribir una novela pero sí que la literatura o la escritura me han acompañado desde siempre más o menos. Siempre he estado cocinando cosas, una faceta que siempre me había gustado pero nunca me había decidido a dar el salto y escribir una novela. Es bastante más ambicioso digamos.

-¿Cuál ha sido el principal reto a la hora de escribir una novela tan personal?

-En mi caso, la documentación, porque es una ficción pero está fundamentada en hechos que ocurrieron o podrían haber ocurrido. Es una labor que me apasiona, encontrar personajes y hechos que me puedan servir como material a la hora de escribir. En este caso escribir ha sido bastante placentero, me ha salido sin dificultad de una manera fluida. Ha sido un camino bastante dulce porque no ha sido especialmente complicado.

-Cuénteme los inicios de ‘La silueta de Monte Ayala’.

-Mi padre era un músico de Huesca que había hecho el viaje al Monte Ayala, y cuando falleció en 2014 mi madre me dio un diario que escribió mi padre durante el viaje, un álbum de fotos del periplo que llevaron por los países que fueron y una carpeta con artículos periodísticos de los lugares que visitaron. Con ese material fue donde empecé a darle vueltas y diría que el fallecimiento de mi padre me estimuló a construir la historia.

-Y ahora hábleme del libro.

-Trata de dos jóvenes que son bailarinas, cada una de un grupo, una es de Huesca y la otra de Mallorca. Se conocen en el Monte Ayala durante la travesía, por una serie de cosas acaban juntas en el mismo camarote y descubren algo oscuro que acontece en el barco y que les cambiará la vida para siempre, la de ellas y la de otra mucha gente.

-Defíname a las protagonistas.

-La de Huesca se llama Clara es una chica muy inocente, vivió la guerra civil con pocos años. Es una de las personas que va creciendo en ese ambiente de posguerra y ve que una de las pocas salidas es el baile regional. Ella empieza a aprender, se hace una buena bailarina y es seleccionada para el viaje a Monte Ayala. Luego hay un personaje que es Tomas Harris, persona muy importante. Fue un pintor muy bueno, que al mismo tiempo trabajó como agente secreto durante la segunda guerra mundial. La chica de Mallorca, Katina, conoce a Harris y eso sobre aviso de lo que se puede encontrar, es más o menos consciente de lo pasa en las bodegas del barco, mientras que la de Huesca se encuentra en una situación muy peliaguda.

-¿Qué porcentaje de ficción y de realidad tiene el libro?

-Tiene bastante de ficción. He aprovechado el diario, los lugares que visitaron los hoteles en los que se alojaron, los teatros en los que actuaron y alguna que otra anécdota, pero mayormente es ficción. Me he apoyado en el sustrato histórico, y en ese contexto he construido una historia de ficción, pero me baso en hechos reales por recrear ese ambiente que vivieron en la época. Era un momento histórico muy delicado porque había acabado la segunda guerra mundial y a España no la quería nadie porque era el único país que había sobrevivido a una dictadura. Esos viajes se usaban para enseñar al mundo que en España la situación era más amble de lo que se pensaba.

-¿Cómo mezcla la ficción la realidad?

-Me he documentado mucho y el componente histórico tiene mucho peso en la novela. Está ambientada en una época en la que solo hacía 10 años que había acabado la guerra civil. Una época de una gran carga simbólica y política. También he querido reflejar cómo eran las relaciones sociales entre la gente que se va de viaje con sus jefes y con los responsables del viaje.

-¿Qué efecto espera conseguir en el espectador?

-La novela salió al mercado hace dos meses y lo que sí que estoy recibiendo muchos mensajes de que la gente queda atrapada en la trama y no puede abandonarla hasta el final. El efecto que espero conseguir es atrapar al lector para que esté un poco obsesionado por ver cómo se desarrolla el desenlace.

-¿Cuales son las claves para conseguirlo?

-No hay un fórmula mágica, sobre todo para una persona que, como yo, acaba de publicar su primera novela. Lo que he intentado al escribir este libro es dosificar la información, crear misterio y que los lectores queden atrapados y estén pensando en qué les sucederá a los personajes. Lo que quiero a fin de cuentas es que esperen a la noche para seguir leyendo la novela.