La crisis del coronavirus está suponiendo un cambio de agendas en todos los sectores. Pero a veces, cuando uno se dedica al campo de la tecnología, la creación de entornos virtuales y las nuevas narrativas, puede suceder que lo que parece improbable tenga una solución factible. Es lo que les ha pasado a los miembros del Graphics and Imaging Lab de la Universidad de Zaragoza, que tenían un hueco reservado en la exclusiva Conferencia de Realidad Virtual IEEE de Atlanta, que, desde 1993, es el principal lugar internacional para la presentación de resultados de investigación en estos campos, cada vez más presentes en el día a día. Sin embargo, la cuarentena impidió el viaje, aunque no que pudieran exponer su iniciativa.

El equipo aragonés ha estado trabajando en los últimos años en el desarrollo de una tecnología que permita hacer de los entornos de realidad virtual espacios en los que, por ejemplo, un director de cine pueda contar sus historias. Para esto, según detalla uno de los miembros del equipo, Carlos Marañés (en el que también participan Diego Gutierrez y Ana Serrano) es necesario desarrollar formas de fijar la mirada en determinados encuadres. Pues la experiencia les dice que cuando una persona utiliza unas gafas que general espacios alternativos es muy difícil centrar su atención en lugares concretos. Por el momento su propuesta está logrando resultados y ya se han interesado por sus desarrollos firmas como Google, Adobe o Facebook.

Salvados por el Skype

La conferencia de Atlanta estaba, nada más y nada menos, que patrocinada por Amazon o Microsoft, entre otros gigantes del sector. Por eso, los investigadores aragoneses se mostraron encantados de estar seleccionados entre los 150 proyectos presentados (fueron los únicos seleccionados y solo otros dos eran españoles). «No solo es un lugar en el que mostrar nuestro trabajo, también permite hacer contactos y conocer cómo se trabaja en los laboratorios más punteros», indica Marañés.

Las restricciones de vuelos han hecho que perdieran sus billetes y reservas, pero no han impedido que mostraran su idea. Para eso se han valido de una serie de salas digitales (claro) en las que estaban representados por sus avatares. Ayudados por Skype han conseguido que su proyecto se hiciera notar en la IEEE. «El campo que analizamos todavía sigue libre, pues aún se tiene que precisar cómo contar una historia según el uso que le dan los usuarios a los entornos generados por ordenador», dicen.

El haber tenido que participar en este congreso emblemático a través de las redes, desde sus casas, no ha sido tan negativo como pudiera parecer a simple vista. Aunque eso sí, creen que ha perdido muchas oportunidades de interacción real, por mucho que la sala virtual en la que presentaran su trabajo estuviera abarrotada y les transmitieran buenas sensaciones. «Por ahora no se puede reproducir el ambiente que se genera tomando una cerveza», lamentan. Pero claro, todo se andará. Solo es cuestión de tiempo.