Educar la mirada, presentar y difundir las tendencias y lenguajes del arte actual, promocionar la obra de artistas aragoneses, propiciar intercambios con otras galerías del país e incentivar el coleccionismo, fueron los propósitos que convirtieron a don Federico Torralba, profesor de la Universidad de Zaragoza, en galerista. Primero en Kalós, galería y tienda de muebles y decoración inaugurada en noviembre de 1963 en un local a la entrada del Pasaje Palafox, bajo la escalera de acceso al cine; y a partir de diciembre de 1971 en Atenas, cuya dirección correspondió a Antonio Fortún reservándose Torralba el papel de asesor, compatible con su cargo de responsable de exposiciones de la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza. Desde su apertura en la calle La Paz, nº 7, la galería Atenas se convirtió en el centro de la actividad artística de Zaragoza en los años setenta, como lo había sido Libros con Seral y Casas, y más tarde con Víctor Bailo, en la posguerra.

Equipo Crónica

Se ha destacado la exposición del Equipo Crónica (1965-1981) como una de las más importantes celebradas en Atenas, y no solo por la posibilidad de ver en Zaragoza la obra reciente de uno de los grupos más destacados del momento sino por la decisiva influencia que tuvo en el ambiente artístico de la ciudad. Rafael Solbes y Manolo Valdés no dudaron en aceptar la invitación que Torralba y Fortún les hicieron a fines de marzo de 1972 para exponer en Atenas, lo que tendría lugar en junio de aquel año. La mayoría de las obras llegaron procedentes de la galería Tasilli de Oviedo, y en la coordinación de la muestra Fortún y Torralba establecieron contactos con la galería Juana Mordó de Madrid, y la galería Val i 30 de Valencia.

El archivo documental y gráfico de la galería Atenas permite conocer la relación de obras expuestas, correspondientes a las principales series del Equipo Crónica: serigrafías sobre tela y papel y cuadros de La recuperación (1967-1969), Autopsia de un oficio (1969-1970), y Policía y cultura (1970-1971), junto a esculturas múltiples realizadas en cartón piedra dispuestas en el suelo y sobre pedestales. Toda la atención la ocupó el cuadro El acorazado Potemkin (1971) que, sorprendentemente, fue adquirido por un coleccionista de la ciudad, aunque al parecer sin mucho entusiasmo como se deduce de su decisión de volver a ponerlo a la venta.

Pese a todo, artistas y galeristas quedaron contentos y aquella exposición ocupa lugar importante en la historia del arte de Zaragoza por ser la primera ocasión en la que se pudo conocer directamente el pop crítico del Equipo Crónica, alternativa eficaz al informalismo. Para el teórico Tomás Llorens, era obligado que el artista se involucrase con la realidad política y social introduciendo en sus obras referencias precisas que exigían poner el acento en la información y no en la expresión, pues ya no se trataba «de distinguir entre realismo y expresionismo, o entre abstracción y figuración», sino de abordar directamente «el problema del lenguaje -la estructura significante de la obra de arte-, y del sentido -utilizar las imágenes de los medios de comunicación de masas en el plano de la conciencia ética-. Los tópicos iconográficos, excesivamente generales y expresivos, debían ser sustituidos por una realidad más próxima en imágenes que debían informar sobre lo cotidiano».

Desde su constitución, dentro de la tendencia Crónica de la realidad, creada en Valencia por Vicente Aguilera Cerni y apoyada por Tomás Llorens, el Equipo Crónica asumió con sus obras los postulados que rechazaban la impronta individual y subjetiva del artista-genio, y la asunción de un lenguaje crítico, de factura pop, con claras implicaciones políticas y preocupaciones sociales.

Isabel Oliver y Rosa Torres

Al año siguiente, entre el 10 y el 24 de abril, la galería Atenas presentó las obras de Isabel Oliver y Rosa Torres, colaboradoras del Equipo Crónica, que actuaron de intermediarios con Torralba y Fortún. La exposición se acompañó de un tríptico que incluyó uno de los primeros textos de presentación firmados por Juan Manuel Bonet. Para la ocasión, Isabel Oliver mostró una secuencia de pinturas de la serie Paisajes pop (1973-1975) y Rosa Torres un bestiario de animales salvajes. Cada artista en una sala diferente de la galería.

Según comentaron a Juan Domínguez Lasierra, en ese momento más que el realismo crítico les interesaba el uso de nuevos códigos lingüísticos, dentro de lo que llamaron «estilismo crítico» atento a la experimentación de nuevas formas de expresión que suponían la destrucción de estilos tradicionales. Desmitificar las convenciones era el propósito que animaba los paisajes «de postal» de Isabel Oliver y los animales de factura óptica de Rosa Torres, temas excusa que les permitían dar al traste con los tradicionales modos de representación.

Equipo Realidad

Antes de finalizar el año, del 7 al 20 de diciembre de 1973, la galería Atenas insistió en la tendencia de realismo crítico con la exposición del Equipo Realidad (1966-1976), integrado por Juan Cardells y Jorge Ballester. Los contactos que Antonio Fortún había establecido con Miguel Agrait, director de la galería Punto de Valencia, desde junio de aquel año, resultaron especialmente fructíferos para ambos: exposiciones en Atenas, en la sala de la Diputación Provincial de Zaragoza cuya programación dirigía Torralba, y posibilidad de intercambio con la presentación en Valencia de Azuda-40, grupo en el que según anunciaba Fortún «está representado lo mejor del arte aragonés actual».

Del Equipo Realidad, cuya trayectoria no fue tan organizada como la del Equipo Crónica, se mostraron cuadros de diferentes series: Hogar, dulce hogar (1972-1973), Del antiguo y ropajes (1972), Retrato del retrato de un retrato... (1972), y algunos ejemplos de los primeras obras de Hazañas bélicas (1973-1976). Desde que Cardells y Ballester se conocieron en 1964 afianzaron un discurso artístico que coincidía con el político, convencidos como estaban de que las capacidades profesionales del artista debían aplicarse a una práctica política concreta, porque el arte que no estaba ligado a la política, a la problemática social, no era arte. Siempre teniendo claro que lo que les interesaba no era la «realidad» sino su «imagen».