La primera incursión de Joaquín Carbonell en el mundo de las letras (acumula más de 14 títulos publicados) llegó de la mano del periodismo, actividad que siempre ha perseguido. Comenzó muy joven, en 1968, colaborando semanalmente con el diario 'Lucha' (actualmente el 'Diario de Teruel'), donde elaboró artículos sobre música moderna y conciertos. Tal fue su pasión por la profesión, que en 1982 abandonó la música por el periodismo y la literatura, empeñándose en varias ramas de la comunicación. Ese año empezó colaborando con el diario 'El Día' y, posteriormente, pasó por diferentes medios como TVE-Aragón o Radio Nacional de España (RNE) hasta que en 1990 recaló en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. Desde entonces y hasta el 2014, su vida estuvo totalmente vinculada a este diario, donde realizó miles de artículos.

Durante esos 24 años se encargó de la crítica de televisión del diario bajo el epígrafe 'La antena paranoica', una sección que aglutinó más de 7.000 artículos. Durante un tiempo se encargó de la entrevista de la contraportada de El Periódico y, posteriormente, tuvo su propia sección ('Palabra de Honor'), en la que entrevistó diariamente a personajes dispares como Penélope Cruz, Joaquín Sabina, Rafaela Aparicio, Paco Rabal, Francisco Umbral y otros muchos vinculados a la sociedad aragonesa.

Las conversaciones que se plasmaban en el papel eran todo un espectáculo, tecleadas en vivo y en directo en el ordenador junto al propio entrevistado. El espacio le obligaba a sintetizar y el protagonista aceptaba sin rechistar las preguntas y la confección de las respuestas. Más de uno salió por la puerta sin saber exactamente si había entrado, pero seguro de que le habían sacado todo el jugo, desde el titular hasta la última sílaba.

En su faceta de crítico televisivo, que sufrieron todas las cadenas, fue implacable historiador cotidiano de un medio regresivo pese a la riqueza de medios y tecnologías. Su señal ácida, de simpatía a balazos, le llegó nítida al lector, que en esas opiniones halló el referente de alguien para quien las cámaras y sus bustos parlantes tenían pocos secretos. Pepe Navarro llegó a escribirle una “hermosa” carta en la que le insultaba sin ningún tapujo, una epístola de la que Carbonell presumía con orgullo.

En 1992 publicó 'Apaga y vámonos', guía para la supervivencia (Ediciones B, 1992), el primer ensayo televisivo sobre las cadenas privadas y públicas, y participó como crítico televisivo en numerosos debates radiofónicos.

Antes de desempeñar esta faceta, Carbonell había trabajado muchos años en la pequeña pantalla. En 1984 entró como colaborador en TVE-Aragón, donde realizó todo tipo de actividades, desde guionista a presentador o director de programas. Allí puso en marcha espacios como ‘Tres Asaltos’, ‘Poemclip’ o ‘Musicaire’, por el que pasaron todos los cantantes y grupos aragoneses, y donde grabó por primera vez a una incipiente banda de nombre Héroes del Silencio

Su faceta como escritor

De forma paralela a su actividad periodística, y desde todos los ángulos posibles (poesía, biografía, novela y ensayo), Carbonell fue cultivando su faceta como escritor. En 1987 se inició como poeta. 'Misas separadas' (1987) y 'Laderas de ternero' (1994) pertenecen a este género.

Tres títulos figuran en el apartado de biografías: 'El Pastor de Andorra, 90 años de jota' (biografía de José Iranzo, 2005), 'Pongamos que hablo de Joaquín', una mirada personal sobre Sabina (2011), y 'Querido Labordeta' (2012). Dos de ellas, la de El Pastor de Andorra y la de Labordeta, han dado lugar a sendos documentales sobre dichos personajes.

En tan sólo cinco años y en colaboración con Roberto Miranda (también periodista de El PERIÓDICO DE ARAGÓN), vieron la luz cuatro libros dedicados a Aragón. Juntos escribieron 'Proyecto de Estatuto de Aragón, plan B' (2007), 'Gran Encicopledia de Aragón preta, Aragón a la brasa' y, en 2011, 'Aragón sin empalmes'. En ellos reelaboran los fueros de Aragón, redefinen palabras y expresiones locales o crean breves cuentos alrededor de la identidad aragonesa, siempre desde un humor socarrón, absurdo y delirante.

En lo referente a novela, 'La mejor tarde de Goyo Letrinas' (1995) refleja las andanzas de unos personajes derrotados por la vida que tratan de sobrevivir en un mundo que no entienden. 'Las estrellas no beben agua del grifo' y 'Hola, soy Ángela y tengo un problema' son dos novelas juveniles, una continuación de la otra, donde la protagonista, una estrella mejicana del pop, trata de encontrar sentido a su vida y para ello se mezcla con personajes de dudosa reputación, todo ello en un tono fresco y divertido