Antes de que abrieran las puertas del museo Pablo Serrano a eso de las once de la mañana ya había gente haciendo fila para despedirse de Joaquín Carbonell. El cuerpo sin vida del cantautor turolense, figura clave de la canción popular aragonesa, yacía en un ataúd dentro del vestíbulo del museo sin que muchos de los ciudadanos allí presentes se lo llegaran todavía a creer. "Aún no me hago a la idea; hace solo nueve meses que lo ví actuar en el Teatro Principal con una vitalidad arrolladora", ha lamentado José Luis Martín mientras esperaba su turno para acceder a la capilla ardiente. Pero el coronavirus ha vuelto a demostrar que, en ocasiones, es capaz de llevarse todo por delante. Incluso a un referente de la cultura de toda una comunidad.

"Solo era dos años mayor que yo y le he seguido siempre, desde sus comienzos. Para mí, tras Labordeta, era el mejor cantautor que ha dado esta tierra", ha asegurado Francisco Chueca. Sin duda, la canción popular aragonesa está hoy mucho más huérfana y desprovista de referentes. "Cada vez quedan menos representantes de un movimiento que, no debemos olvidar, ha hecho mucho por Aragón, ya que ayudó a conquistar más derechos", ha subrayado emocionado Cipriano Ivars poco después de despedirse de Carbonell.

La capilla ardiente estará instalada desde las 11.00 hasta las 18.00 horas y durante todo la mañana el goteo de visitas ha sido incesante. A primera hora se han acercado muchos representantes de la clase política aragonesa, encabezados por el presidente Javier Lambán, pero posteriormente por el vestíbulo del Pablo Serrano han ido pasando cientos de ciudadanos que han mantenido en todo momento las distancias, cumpliendo las medidas de prevención.

También han acudido muchos amigos y músicos que han acompañado a Carbonell durante su larga trayectoria artística. Roberto Artigas ('Gran Bob'), contrabajista de Los tres norteamericanos, el grupo que ambos formaron junto a David Giménez en el 2015, reconocía sentirse "roto" porque aún esperaba "seguir aprendiendo 20 años más" con el músico de Alloza: "Ahora nos queda el gran legado del cantante con la voz más templada de toda la comunidad".

"Para la gente de nuestra generación fue una figura muy importante, además de un artista muy divertido que siempre te hacía sentir mejor", ha apuntado Carmen Muniesa mientras accedía al Pablo Serrano. Un museo que este domingo se ha llenado de dolor y luto, pero también de aragonesismo y esperanza. "Era un gran aragonés porque siempre defendía nuestra tierra ahí donde iba. Es una pena lo que le ha pasado porque aún le quedaba cuerda para rato. A ver si este maldito virus se va de una vez por todas y nos deja en paz", aseveraba Evaristo Solsona, un "fiel seguidor" de Carbonell.