Ismael Jordi (Jerez de la Frontera, 1973) inició su carrera como tenor en el Teatro Villamarta, cursó sus estudios en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, con el Maestro Alfredo Kraus y la Maestra Teresa Berganza. Desde entonces se ha subido a los escenarios de todo el mundo para recitar ópera, zarzuela o lírica, entre otros géneros. Este lunes a las 20.30 horas y junto al pianista Rubén Fernandez Aguirre, abre en el Teatro Principal la Temporada de Lírica y Danza, que organiza el Ejecutivo autonómico y el ayuntamiento. El ciclo finalizará el próximo 17 de diciembre y se celebrará en el Auditorio de Zaragoza, el Principal y el Palacio de Congresos.

-¿Qué piezas ofrecerá en este concierto?

-Estoy muy contento porque nunca he cantado en Zaragoza y agradecido al Gobierno de Aragón por tener esa valentía de programar, de apostar por la cultura y darnos a nosotros los cantantes la oportunidad. Voy a hacer un concierto para todos los públicos, algo de ópera, de zarzuela, de canción italiana, incluso repertorio español de Turina; un concierto para que todos lo pasemos bien , que es de lo que se trata.

-¿Ha podido actuar tras el confinamiento de marzo?

-ras el confinamiento tenía un contrato con el Teatro Real, el primero en abrir en el mundo, con esa Traviata, y pude trabajar. Como otros compañeros, he tenido cancelaciones. Tenía un Lutier en el Covent Garden, mi debut en el Metropolitan de Nueva York, con Romeo y Julieta, que también lo han cancelado. Aunque pude dar un concierto en Jerez por mis 20 años de carrera. Cantaré en Vigo y en Madrid. También hay que agradecer que no siempre te cancelan, también te posponen para reprogramar más tarde.

-¿Cómo está afectando la pandemia al sector?

-Para todo el mundo está siendo igual, te pueden cancelar de un día para otro.

-Le acompaña al piano en este concierto Rubén Fernandez Aguirre. No es la primera vez que trabajan juntos.

-Creo que Rubén es actualmente uno de los mejores pianistas acompañantes de toda España. Realmente para mí es mucho más difícil un concierto que una función de ópera. En una ópera vas con los trajes, hay una orquesta en el foso que actúa como barrera. En el concierto de piano estás cerca del público, son compositores diferentes... Es importante la persona que tienes al lado, que te echa un cable, que respira contigo, y el maestro Rubén Fernandez Aguirre es una garantía totalmente segura.

-Verdi, Mozard… ha interpretado grandes clásicos. ¿Se queda con alguno en concreto?

-Al final te quedas donde más a gusto te sientes. Llevo varios años muy a gusto con el repertorio francés, Marsennet, Romeo y Julieta… el canto italiano y el francés, por hacer un símil, el repertorio que hacía el maestro Alfredo Kraus, con el que tuve la suerte de dar clase.

-Su interpretación de Fernando Soler, en ‘Doña Francisquita’, además de otros papeles, le han llevado a giras y a un reconocimiento internacional.

-Te quedas alucinado con el tema de la zarzuela en el mundo entero. Yo he tenido la suerte de cantar Doña Francisquita en Toulouse y la respuesta del público es increíble. Me acuerdo de un concierto de zarzuela con la orquesta de Colonia, la más importante de Europa, y el público estaba loco con nosotros. Cuando cantas un repertorio un poco más ‘serio’ como ópera y luego cantas el No puede ser o el Pobre humo la respuesta del público es mucho más que si cantas una de ópera. Tenemos que valorar, es lo de siempre, como la zarzuela que le llaman género chico. ¿Qué es eso? La zarzuela se puede comparar a cualquier ópera. El maestro Alfredo Kraus me dijo que había tres títulos en los que necesitaba hasta un mes para estudiarlas, una de ellas era Doña Francisquita. Cantas muchísimo en el primer acto y todavía no has cantado casi nada, y se le suma la dificultad de hablar. Antiguamente recitaban con una voz impostada, hoy en día tienes que poner una voz más natural.

-Ópera, zarzuela, lírica... Como tenor, ¿qué le permite explorar cada uno de esos géneros tan diversos?

-La ópera es muchas veces demasiado elitista y si te metes por otros mundos y haces cosas diferentes te miran con malos ojos, y eso es una equivocación enorme. Hacer un disco de boleros, de coplas. ¿Por qué no? Te permite atraer a un público que no está tan acostumbrado, y cuando vuelves a esos teatros para cantar ópera ese público vuelve.

-Celebró hace poco 20 años de carrera profesional. ¿Qué balance hace tras este tiempo?

-No imaginaba ser cantante de ópera. Me apunté al coro que abrieron en el Teatro Villamarta de Jerez para probar esa facilididad que notaba en mí para cantar lírica. En realidad llevo más de 20 años, pero cuento desde que hice mi primer protagonista, el Ernesto de Don Pascual.

-¿Qué momentos han marcado su carrera?

-En Jerez de la Frontera, mi debut de la ópera ‘Martha’, que canté en Viena, en Amsterdam, luego en el San Carlo de Nápoles, en el Covent Garden... Estas actuaciones me situaron y me dieron el empujón que hace falta.

-¿Prepara algún trabajo en la actualidad?

Estoy preparando el Verter, una ópera en la que aún no he debutado, hay varios teatros que quieren hacerlo, aunque ahora está todo un poco parado. En Amsterdam en 2021, 2022, 2023, la trilogía de la Reina de Donizetti, que también se va a hacer en España. Y tengo ya otro contrato con el Metropolitan con La Traviata.