NOVEDAD EDITORIAL
Carlos Castán: «El cuento se ajusta muy bien a las necesidades contemporáneas»
El escritor acaba de publicar una reedición de sus trabajos de relatos breves en ‘Cuentos’ (Páginas de Espuma)

Carlos Castán: «El cuento se ajusta muy bien a las necesidades contemporáneas»
-Llega esta recopilación de sus cuentos casi en un momento ideal porque muchos de ellos eran ya inencontrables...
-Todos ellos eran muy difíciles de encontrar, especialmente Frío de vivir, el primero que era una edición de 1997 y la única manera de encontrarlo era a precios estratosféricos en alguna plataforma de esas y teniendo mucha suerte. Para mí, era muy importante el hecho de que los cuentos estuvieran disponibles, lo de menos es que tuvieran un lanzamiento. El hecho de que estuvieran disponibles para el lector actual, para el aficionado al cuento que se ha ido incorporando a lo largo de estos años, era necesario porque para mí era muy doloroso que no estuvieran disponibles. Y el hecho de que vuelvan a estar y, además, todos juntos, me hace muchísima ilusión.
-‘Frío de vivir’, ‘Museo de la soledad’, ‘Solo de lo perdido’..., son los títulos de sus tres libros de cuentos ahora recogidos en un solo volumen. A pesar de los títulos, son cuentos llenos de esperanza...
-Yo creo que sí. Lo que ocurre con los libros de cuentos es que es mucho más fácil hablar sobre una novela porque cada uno de los libros de cuentos tiene una media de 15 y es muy difícil hablar de todos a la vez, hay que ir buscando un discurso genérico que valga para todos y al final uno se pierde en abstracciones. Pero el denominador común de mis cuentos es que los personajes suelen estar bastante perdidos, con una sensación de intemperie pero están siempre en búsqueda. Son personas que no se resignan, que luchan por encontrar su lugar en el mundo. En ese sentido, sí hay un halo de esperanza, no son personajes asolados y que estén resignados a su suerte o a su destino, hay siempre una búsqueda, en unos casos de una cosa en otros casos, de otra, y la esperanza tiene relación con esa búsqueda, con salir y encontrar su espacio en el mundo, conseguir aquello que desean...
-Tenerlos todos juntos también permite ver su evolución, ¿corresponde a momentos vitales?
-Lógicamente, se puede observar claramente esa evolución. En el primero de los libros, hay más intensidad porque hay menos preocupación por la contención, es más desgarrado y arrebatado. En el primer libro que se escribe uno quiere vaciarse, soltarlo todo. Y en los que van a venir a continuación hay un poco más de oficio, están más moderados aunque sigue habiendo la misma preocupación por el lenguaje. Tengo un lenguaje poético que sí se ha mantenido a lo largo de los libros. Es posible que en el último libro de relatos, Solo de lo perdido, haya algo más de sosiego, una mayor reflexión a la hora de abordar las historias y si quizá en los primeros cuentos había algo parecido a la rabia, en estos últimos se ha transformado en describimiento pero de una manera más serena.
-¿Debe ser la obligación de un escritor cuidar el lenguaje?
-Sí. Es una de las cosas que determina lo que es la literatura, que es el arte de la palabra. A mí siempre como lector me ha interesado más que lo que me cuentan, cómo lo cuentan. En mis relatos tiene una gran importancia la cuestión formal. Entiendo que la literatura tiene que obedecer a dos cosas, intentar arrojar algo de luz sobre la condición humana pero luego, hacer esto de una manera determinada, con un cierto compromiso de una idea de belleza aunque suene un poco pretencioso. Esa búsqueda de la belleza tiene que formar parte para poder hablar de literatura. Es que una cosa son los libros y otra la literatura. Un libro no es más que un formato, papel encuadernado, metemos todo en el mismo saco, pero yo honestamente trato de hacer literatura, que no tiene nada que ver con los bestsellers ni me preocupa vender miles de ejemplares, no es donde yo estoy.
-Usted apuesta por el cuento en un país en el que no goza de mucho prestigio el género, ¿por qué?
-Tienes razón que hay otros países en los que hay una tradición cuentística impresionante como en Estados Unidos por no hablar también de Argentina y, sin embargo, por alguna razón que se me escapa, en España estaba considerado un género menor. Es muy fácil que te digan ‘¿y para cuándo el salto a la novela?’ . Empecé a leer cuentos desde muy joven y es un formato que va mucho con lo que yo sentía que tenía necesidad de decir. No se trata de decir que el cuento es superior a la novela pero por su naturaleza el cuento tiene esa necesidad de redondez, de mantener la tensión siempre arriba. No creo que sea una cuestión de comparar. La mejor manera de contestar a tu pregunta es que cada historia que tú quieres contar de la misma manera que requiere un tono y un estilo adecuado, también requiere una extensión determinada. Y en lo que yo he necesitado decir, es el género que mejor le venía. Tengo cuentos de menos de una página y otros de casi 40. Hay margen, el error es también intentar convertir en novela algo que da solo para un cuento y también se da el error contrario, contar una historia compleja en pocas páginas porque pierde matices, hilos...
-El cuento lo que sí es es un género muy de estos tiempos, ¿no?
-Es un género para la vida que hoy llevamos con esa pelea para captar la atención de todos los lados. Se ajusta muy bien a las necesidades del hombre contemporáneo, te permite un viaje en tranvía por ejemplo. El cuento ha tenido un auge últimamente y es que la manera de pensar de la gente ha ido evolucionado gracias a editoriales como Páginas de Espuma que ha ido creando un tejido de lectores que saben degustar el género que lo prefieren a la novela. En España, el cuento vive ahora mismo un momento muy dulce.
-Lo acaba de decir pero es obivo que acabar en Paginas de Espuma es algo que tenía que pasar...
-Tanto por catálogo como por criterio, entusiasmo y militancia es la editorial de referencia de cuentos y siento que mis cuentos han llegado a donde siempre habían tenido que estar. Para mí estar en Páginas de Espuma es como llegar a casa y no imagino un sitio mejor para mis cuentos.
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