Pertenece Christian T. Arjona a esa categoría de creadores que aspiran a capturar la totalidad a través de la palabra. Y lo hacen porque saben, o por lo menos sospechan, que puede hacerse, que el lenguaje constituye la herramienta más poderosa para construir un universo, y que escribir un libro es meramente un reflejo de esa potencia creadora. Por eso este Tau. Libro de la memoria y la quimera que ha publicado a través de Libros de Aldarán posee una naturaleza inabarcable, ya que sus páginas albergan tantas sugerencias que hacen difícil resumir su contenido en pocas palabras.

Diario personal e intelectual, bitácora de viajes, canto sobre el amor y el deseo serían algunos otros epígrafes que le podrían cuadrar bien a este libro de la memoria y la quimera. Pero sobre todo, es un desafío para quien guste de que la lectura le lleve por caminos que no conocía o que no recordaba.

El libro posee rasgos narrativos, con dos personajes principales y unos escenarios por los que se mueven, tanto física como mentalmente; pero su contenido, que rehúye una línea clara de acción, recuerda a la forma lírica, por la plasticidad con la que el autor emplea y mima su lenguaje y la capacidad de seducción que le imprime a su palabra. La galaxia de referencias, explícitas unas y veladas otras, hacen además que sus páginas puedan recorrerse como si de una enciclopedia se tratase; no es casual que sus capítulos estén ordenados de forma alfabética, ni que incluyan varias listas de obras literarias o artísticas que constituyen los lomos de gigantes sobre los que se ha construido el libro.

Alicia se preguntaba de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos. En Tau sí que hay dibujos, que por cierto enriquecen el ya visual lenguaje del autor; quizá alguien desprevenido podrá decir que no tiene diálogos, aunque Christian T. Arjona ha conseguido una obra de vasos continuamente comunicantes que están esperando a quien esté dispuesto a dejarse iluminar por lo que dicen.