Ha sido sido un camino arduo y tortuoso, pero la Orquesta Reino de Aragón (ORA) ha logrado cumplir su décimo aniversario, algo que no es baladí teniendo en cuenta que se trata de un proyecto de carácter privado y que apenas ha contado con el apoyo de las administraciones públicas. A pesar de ello, en estos diez años se ha convertido en la formación de referencia dentro de la música sinfónica de la comunidad. Cerca de 150 conciertos a sus espaldas, más de 50 producciones y actuaciones en seis países avalan su trayectoria. Como no podía ser de otra forma, la pandemia ha desplomado su actividad, pero su fundador y director general, Sergio Guarné, se resiste a tirar la toalla: «La orquesta ha estado siempre en peligro y vive en una fragilidad sistémica, pero no nos vamos a rendir porque creemos en el proyecto».

Por lo pronto, la ORA no quiere pasar por alto su décimo aniversario y en unas semanas organizará un acto para ponerlo en valor y recordar el camino andado. También presentarán un deuvedé con sus grabaciones más importantes y un libreto en el que explicarán su historia. Además, querrían poder celebrar un concierto, pero saben que no es tarea fácil debido a la pandemia.

De hecho, la crisis sanitaria ha paralizado gran parte de su actividad. La orquesta, sin embargo, está acostumbrada a remar contracorriente. «Ha sido un camino complejo y arriesgado, pero siento mucho orgullo de lo que hemos conseguido», subraya Guarné, quien creó de la nada el proyecto. Sin su trabajo y su perseverancia la ORA nunca se hubiera creado el 15 de enero del 2011 y eso es algo que valoran mucho los amantes de la música clásica en Aragón.

«Yo creo que es una cosa que comencé a pensar ya de niño. Ya entonces me daba mucho coraje que no hubiera una orquesta sinfónica en la comunidad», explica el director general de la ORA. Guiado por ese pensamiento y tras pasar por el Conservatorio Superior de Aragón y aprobar las oposiciones de profesor, a los 26 años decidió fundar la Orquesta Sinfónica de Monzón, su ciudad natal. Estuvo operativa entre el 2006 y el 2011, año en el que fundó la ORA.

La formación recibió un fuerte espaldarazo en el 2013 con la llegada de Ricardo Casero, el que es su director artístico desde entonces. «Es uno de los mejores músicos a nivel nacional. Nos conocimos en el 2011 durante una gira en China en la que él era el director de orquesta y yo el primer trompeta; pronto nos entendimos muy bien y nos dimos cuenta de que teníamos una visión muy similar de la música», explica Guarné, que destaca que su llegada «nos abrió el espectro a nivel nacional e internacional».

Entre sus hitos, destaca el hecho de haber sido la orquesta residente en el prestigioso festival internacional Riva del Garda (Italia) en las ediciones 2014 y 2015, habiendo compartido escenario con artistas de talla mundial. Además, realizó una gira por Alemania y Turquía y ha actuado en un total de seis países. Tal y como indica Guarné, otro punto clave en su trayectoria se produjo en el 2017, cuando pasaron a ser formación residente del Auditorio de Zaragoza, lo que les permitió «dar un salto cualitativo y cuantitativo».

Aunque depende mucho de cada actuación, la orquesta se compone de una media de 60 músicos (pueden superar el centenar en algunas programaciones). Entre sus integrantes hay profesores del conservatorio que residen en la comunidad, freelance que actúan con diversas formaciones y músicos titulares en orquestas públicas del país que son «de confianza» y suelen liderar los primeros atriles. «Si la ORA sobrevive es gracias a muchos músicos que han valorado más el proyecto artístico que el económico y a que hemos logrado crear un público propio, pero nacimos en la UCI y seguimos en ella», asegura Guarné.

Lo que más lamenta es que con apoyo institucional la orquesta volaría mucho más alto. «Nos limita mucho por ejemplo a la hora de salir al extranjero, no podemos ser competitivos», indica.

En este sentido, el montisonense es claro al afirmar que la ORA se sitúa «a la cola» de la mayoría de orquestas sinfónicas del país, algo que se explica por esa falta de apoyo. «La ayuda de las administraciones de la comunidad solo ha llegado en contrataciones puntuales; el presupuesto que nos aportan será el 1% de lo que pueden recibir cualquier orquesta pública del resto del país», indica Guarné, que apunta que hay regiones que cuentan con hasta tres formaciones sinfónicas públicas.

«Duele decirlo, pero Aragón está a la cola del país y de toda Europa en esta materia», lamenta. Las consecuencias son evidentes. Entre las más sangrantes, que la inversión destinada a la formación en los conservatorios superiores «no retorna a la sociedad». «Se estima que el 90% de los alumnos que han pasado por ellos durante los últimos diez años se han ido fuera de la comunidad», indica Guarné que también lamenta que los auditorios y teatros aragoneses no pueden contar con una programación fija interpretada por una orquesta de la tierra.

Porque ese es precisamente uno de los objetivos de la ORA: ser «embajadores culturales» de Aragón y «crear empleo». «No se han dado cuenta de que la industria cultural también puede ser un motor económico. Hay estudios que aseguran que cada euro invertido en cultura genera cuatro a nivel global», conluye Guarné, que es un virtuoso de la trompeta.

Abiertos a las nuevas tecnologías

Su apuesta por las nuevas tecnologías es evidente. En el 2020 firmó un acuerdo discográfico de distribución con Halidon Music, una empresa italiana que cuenta con dos millones de suscriptores en YouTube. Además, ha emitido grabaciones en directo del Auditorio de Zaragoza para 8 países de Latinoamérica a través del canal Allegro HD. El 28 de febrero actuará en este escenario para celebrar el 250 aniversario de Beethoven y el 28 de marzo traerá el ‘Carmina Burana’. La ORA ofrece además experiencias novedosas como disfrutar del concierto desde el escenario.