Pablo Sáinz -Villegas, artista de la guitarra española ha sido proclamado como embajador de la cultura española en el mundo y sucesor del maestro Andrés Segovia. Desde su debut con la Filarmónica de Nueva York ha tocado en más de 40 países con orquestas y filarmónicas de todo el mundo, la Sinfónica de San Francisco, Tonhalle de Zurich y la Orquesta Nacional de España, entre otros. Es el primer guitarrista solista en tocar en el Carnegie Hall de Nueva York desde que lo hiciera el Maestro Andrés Segovia en 1983 y el primer guitarrista en tocar con la Orquesta Sinfónica de Chicago desde el 2001. Este jueves llega a el Auditorio de Zaragoza para presentar Alma de guitarra española, una serie de grabaciones de clásicos del instrumento.

-¿Es posible representar al completo en alma de la guitarra española en un solo disco?

Sí, al final, la guitarra es un instrumento muy vinculado a nuestra historia, a la cultura española y al mismo tiempo es muy universal. Cuando va a las américas se convierte en un instrumento para representar las músicas de cada país y región. En este concepto quería reunir y celebrar las piezas maestras que han hecho internacional al instrumento. Son piezas que me han acompañado desde niño y con las que soñaba tocar un día. Son tan icónicas que también era una responsabilidad grabarlas, porque todos los maestros de la historia de guitarra las habían grabado. Para mí, también era una motivación y una madurez para contar mi visión de ellas. Este año por la pandemia, con los conciertos en España era una bonita forma de presentar el disco.

-Dice que la guitarra es una voz muy cercana a la gente ¿a qué se debe?

Desde sus comienzos, la guitarra ha estado con los trovadores en la calle y en la corte. Por su versatilidad se ha ido adaptando a cualquier género de música y eso le confiere un valor inigualable. A día de hoy aparece en sus diferentes variantes en la música popular, en el flamenco, en la música clásica, en el pop, en el rock, heavy metal… Ese es su valor, ¿por qué es tan cercano? No lo sé, pero en realidad lo es.

-Componer es contar historias. En sus temas originales, ¿qué cuenta?

En muchas ocasiones, cuento historias relacionadas con la pieza, anécdotas y emociones sobre cómo me siento reflejado al tocarlas. En otras ocasiones son simplemente historias abstractas y musicales, historias emocionales en las que cada uno recibe su mensaje.

-Ha sido nombrado como sucesor de Andrés Segovia, ¿cómo lleva este título?

Con mucho orgullo, agradecimiento y responsabilidad. El que me comparen con el gran maestro de la guitarra española históricamente es un gran honor.

-Un instrumento de sobras conocido como la guitarra, ¿cómo puede suscitar un nuevo interés?

Recordando a la gente la naturaleza del instrumento y su maravilloso repertorio es ya un primer paso. Siento que en España se ha olvidado la guitarra clásica española. Como artista que desea desarrollar el instrumento, viendo su técnica y tradición, posiblemente la más sofisticada en la forma de tocarlo, trato de explorar otros géneros y crear puentes de encuentro entre diferentes músicas. Por último, hacer de la guitarra el instrumento de la gente y que se sientan cercanos a él. Que lo amen, porque es un instrumento tan nuestro y universal a la vez, con un repertorio que allí donde lo toco conecta con el público a pesar de que sean culturas tan diferentes como Japón, Estados Unidos o Sudáfrica. 

-Tiene proyectos fuera del escenario como ‘El legado de la música sin fronteras’.

Empieza en el 2006 con el propósito de inspirar a niños y jóvenes a los dos lados de la frontera de México y Estados Unidos, las ciudades de Tijuana y San Diego. Luego se expandió a otras partes del mundo, he llegado a tocar para más de 45.000 niños y jóvenes. Forma parte de quien soy, el ADN de este proyecto social y el de mis conciertos es el mismo: la misma entrega, repertorio y las mismas historias. Lo único que cambia es el envoltorio. Para mí, es una responsabilidad, poner mi granito de arena para hacer un mundo más humano. Que la gente vea reflejada en la música cuando acuden a uno de mis conciertos la mejor versión de sí misma.

-Tiene una mano más grande que la otra. ¿Le ha supuesto algún problema?

Al contrario. Cuando era niño me compraron una guitarra tamaño adulto. Mi mano izquierda, al ser la que más se tiene que estirar en el mástil, se fue desarrollando más. Supone una ligera ventaja para llegar a notas y posiciones que de otra forma no llegaría. 

-¿Cuáles son sus planes sobre el escenario para los próximos meses?

Sobre todo están en España, porque la actividad de los teatros internacionales lamentablemente se han cerrado. Es de celebrar que aquí las instituciones y promotores han sabido gestionarlo, no solo para que los artistas podamos seguir en el escenario, también para que el público tenga este soplo de cultura y humanidad en estos tiempos de aislamiento. La música crea comunidad, une corazones y nos recuerda nuestra propia humanidad y poder de empatía.