El yacimiento de Segeda, a apenas 15 kilómetros de Calatayud, lleva varios años durmiendo el sueño de los justos. Entre el 2004 y el 2011, los trabajos de excavación dirigidos por el catedrático zaragozano Francisco Burillo arrojaron importantes avances e ilusionaron a los vecinos de la zona, que empezaron a soñar en convertir esta antigua ciudad celtibérica, una de las más importantes del norte de la península allá por el sigo II a. C., en un punto de interés turístico. Pero la crisis y las posteriores restricciones presupuestarias lo paralizaron todo. Desde el 2013 no se trabaja en la excavación y los avances conseguidos comienzan a correr serio peligro. Así lo denuncia la Asociación Cultural Mara Celtibérica, que lamenta que el yacimiento –ubicado entre los pueblos de Mara y Belmonte de Gracián, se está deteriorando a marchas forzadas porque no está bien protegido ante las inclemencias del tiempo.

«A finales del 2019 nos volvimos a poner en contacto con Patrimonio de la DGA y se comprometieron a ayudarnos, pero luego ya llegó la pandemia y nadie nos ha contestado», lamenta la presidenta de la asociación, Pilar Domínguez, que lamenta que el yacimiento «está abandonado». «Las cubiertas que se colocaron para proteger la excavación no se han repuesto y están muy deterioradas. Incluso hay restos de cerámica por ahí tirados», denuncia.

En este mismo sentido se manifiesta el alcalde de Mara, Javier Peiró, que pide al menos que se acometa un plan de conservación para proteger lo ya excavado. «Hace casi dos años mandamos un escrito a Patrimonio, pero no hemos recibido respuesta», lamenta Peiró, que indica que están «atados de pies y manos» porque las ruinas están protegidas.

Fuentes de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón indicaron el viernes a este diario que se prevé realizar una intervención para mantener el yacimiento, aunque «no hay una fecha concreta para la actuación». Mientras, el tiempo sigue deteriorano unas ruinas de un valor histórico incalculable.

«Es de la máxima urgencia recuperar el proyecto para volver a convertir Segeda en un centro de turismo de primer orden de la cultura celtibérica», subraya Francisco Burillo. El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza recuerda que cuando se inició el Proyecto Segeda en 1997 en el Poyo de Mara, nadie creía que allí se situaba la Segeda citada en las fuentes escritas, vinculada con la primera y única victoria de los celtíberos a los romanos en agosto del año 153 a.C.

La ciudad, habitada por los belos, se vio envuelta en las guerras celtibéricas por el intento de ampliar las murallas de la ciudad en el 154 a. C., ya que Roma lo utilizó como 'casus belli' para la conquista de la Celtiberia. Así, los belos se aliaron un año después con los arévacos, cuya ciudad más importante era Numancia, y se enfrentaron a un ejército romano de 30.000 hombres. Vencieron los celtíberos y murieron unos 6.000 romanos.

Segeda fue tan importante y extensa que incluso hizo que los cónsules romanos cambiaran la fecha de su calendario para poder actuar con mayor rapidez ante una posible rebelión. En una tregua tras las primeras guerras celtibéricas, el Senado Romano tomó como ‘casus belli’ que los belos quisieran ampliar las murallas de Segeda para acoger a poblaciones vecinas. El miedo a no poder enviar sus tropas antes de la llegada del invierno obligó a adelantar su año político (que entonces se iniciaba en los llamados Idus de Marzo) para elegir antes a los nuevos cónsules. Una cambio que provocó que hoy el mundo occidental tenga el 1 de enero, y no la mitad de la primavera, como inicio de año.

«Con 44 hectáreas, Segeda fue la ciudad más extensa de todo el noreste peninsular. Numancia, por ejemplo, tenía 7,6 y Sagunto 10», destaca Burillo, que recuerda que la ciudad incluso llegó a acuñar moneda (Numancia nunca llegó a emitirlas).

Además de retomar la excavación, Burillo cree que es necesario continuar con las actividades paralelas que fueron surgiendo en los años de más actividad. «Si se recupera el proyecto se retomaría el espacio de Segeda Nova, donde se reprodujo el lagar descubierto en las excavaciones y se elaboraba vino al modo celtibérico, el santuario con orientación astronómica, que permitió el desarrollo del proyecto Cosmóbriga, y otras actividades divulgativas», explica Burillo, que recuerda que el impulso al proyecto se dio en el 2002, con Javier Lambán al frente de la DPZ.

Todo ello volvería a animar la llegada de visitantes, que ahora llegan al yacimiento con cuentagotas. «A veces nos da hasta un poco de vergüenza cuando viene gente porque incluso los cuatro paneles informativos que hay están deteriorados», lamenta Domínguez, que asegura que saben que el consistorio no tiene la competencia ni la capacidad económica para poder mantener el yacimiento pero consideran que debería ser más beligerante.

Segeda lleva sin inversión ni investigación desde el 2013, cuando la fundación creada para gestionarla quedó inactiva. 

Recreaciones históricas

La Asociación Cultural Mara Celtibérica nació en el año 2006 para poner en valor la riqueza arqueológica del yacimiento de Segeda. Desde entonces han impulsado jornadas culturales y recreaciones históricas, aunque lamentan que todo este trabajo pierde mucho brillo si las ruinas están desatendidas. «Es una pena, pero creemos que las recreaciones solo tienen sentido si el yacimiento está en condiciones de ser visitado», subraya Pilar Domínguez, que apunta que en otras excavaciones se ha retomado la actividad tras el parón por la crisis.

Sea como sea, lo cierto es que la asociación es la que más mantiene vivo el recuerdo de lo que fue Segeda, cuyo yacimiento fue declarado bien de interés cultural y de interés turístico. Así, todos los 15 de marzo celebran la fiesta de los Idus de Marzo, que recrea la guerra entre Roma y el asentamiento celtibérico que dio lugar a un cambio histórico en el calendario. «Nos vestimos de celtíberos y realizamos talleres de orfebrería, cestería o escritura celtibérica para recrear sus costumbres», explica Domínguez, que recuerda que la celebración fue declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón en el 2010.

El 23 de agosto de cada año, la asociación recrea también la Vulcanalia, una festividad de la Antigua Roma en honor al dios del fuego Vulcano. «Según el historiador Apiano, en esta misma fecha y durante el año 153 a. C., comenzó el enfrentamiento entre el ejército romano al mando de Quinto Fulvio Nobilior, compuesto por 30.000 hombres, y el ejército celtibérico de segedenses y numantinos al mando de Caro de Segeda, con 25.000 hombres. Los celtíberos vencieron y murieron 6.000 romanos. Desde entonces Roma declaró este día como nefasto. Anualmente, y desde el 2002, se rememora este echo el sábado más próximo al 23 de agosto» recuerda.

La jornada, en la que se llevan a cabo visitas guiadas al yacimiento, talleres educativos y representaciones teatrales, la organiza la asociación con la colaboración del Ayuntamiento de Mara.