E l 10 de octubre de 1986 Franco Battiato actuó en la Romareda, dentro de las fiestas del Pilar. Compartió escenario con El Último de la Fila. Tras el concierto le pedí una entrevista para la emisora de radio en la que trabajaba entonces; dijo que sí, pero que la haríamos al día siguiente en su hotel mientras desayunábamos. Y así lo hicimos. ¡Gran desayuno!

No volví a verlo hasta 2017, cuando vino al festival Pirineos Sur. Me advirtieron de que no concedía entrevistas por causa de su mermada salud. No obstante logré charlar con él unos pocos minutos. Los suficientes para darme cuenta de la gran distancia física (no solo de edad) que había entre el Batiatto de 1986 y el de 2017. Pero esa noche, en Lanuza, hizo un concierto fascinante. Uno de sus últimos, por cierto.

Pese a esa búsqueda de un centro de gravedad permanente, Battiato ha sustentado su creatividad sobre varios centros gravitatorios. Diríase, de hecho, que era un excéntrico. Pero no por extravagante o raro, sino en el sentido de que estaba fuera del centro, del canon, de ortodoxia, de la taxonomía. Battiato ha sido muchos 'battiatos', aunque hayan confluido en un solo artista. Y su dilatada y brillante trayectoria es el epítome del genio; una carrera a la que es difícil encontrar parangón en la música popular del siglo XX.

Battiato ha sido el cantante pop, el cantautor, el vanguardista experimentador con la electrónica y el rock progresivo, el compositor de óperas y de música sacra, el derviche que danza rodeado por los sonidos exóticos de un Mediterráneo que se abre al mundo... Y, además, pintor, cineasta, viajero... Trazar su perfil requiere mucho más que un puñado de líneas. Es como escribir sobre el descubridor de la piedra filosofal, porque hablar del Battiato músico (cosa aparte y no menor son sus textos), es hacerlo de un sabio alquimista que conoce muy bien los ingredientes de los brebaje mágicos, sus proporciones justas y el tiempo necesario de cocción. Este renacentista de los siglos XX y XXI, ha tenido la inteligencia de lograr que sus hallazgos más complejos muestren un profundo sentimiento popular.