Puede que el dúo (trío ahora, con José Luis López, cuando menos en directo) murciano Crudo Pimento sea irremediablemente shakesperiano (“La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia y que no tiene ningún sentido”), o sencillamente han descubierto en la fértil huerta de su tierra la semilla del diablo. Sí, Raúl Frutos e Inma Gómez son el ruido y furia de un cuento repleto de pesadillas, historias truculentas (aunque no exentas de ironía) y retazos de asuntos que ponen lo cotidiano del revés. Pero también son el mismísimo diablo, atento a la tentación, agazapado tras un acorde para agarrarte por la nuca y llevarte hasta un inframundo salvaje de guitarras distorsionadas, bajo de golpe bajo, acúfenos, caja mágica de pimentón que puede sonar como percusión, una trompeta o una tenora, y arrebatos de electrónica gruesa.

Y el vórtice de ese revulsivo pandemonio sonoro surge de las entrañas la voz de Raúl Frutos, pura lija, letanía de la oquedad, carbón en brasas o pimentón de ese que te deja la lengua como un botijo vacío.   

Gente arrebatadoramente diabólica estos murcianos, sí. Con una paleta musical que recorre sin prejuicios estilos diversos para componer un sello propio en el que casi siempre subyace la hondura de lo popular. Así, de un tirón podemos escucharles un tributo a De la Soul (D.E.L.A.S); una revisión de The Garden, de Einstürzende Neubauten y una transformación brutalista del fandango Con sangre de quien te ofenda, de Canalejas de Puerto real, cantaor cuya memoria ha sido citada en dos ocasiones en los conciertos del pasado fin de semana.

Crudo Pimento actuó el domingo en el zaragozano Centro Cívico Salvador Allende, en la penúltima cita de la edición de primavera del ciclo Bombo y platillo. Comenzó la tarde con Casa y carbón, con ecos del renovado viejo rock andaluz, y cerró con Una sombra en todo el mundo, que sonó como cantada por un Niño de Elche pasado de vueltas. En medio, además de las piezas mencionadas más arriba, composiciones como Voz y corona, Pesadilla rara, una impagable Canción mixteca, Cruza el diablo, Pantame, Me voy con ellos… Ah, y como en el pecado va la penitencia, no faltó la Salve de los siete dolores, canto de los auroros (cuadrillas que interpretan cantos relativos a la Pasión durante la Semana Santa murciana). La búsqueda de la redención entre un puñado de perturbadoras canciones cosechadas en la huerta del diablo.