Juan Bolea lo tiene claro y es que, pese a todos los enigmas que rodean a la vida de Goya y pese a todo lo que se ha escrito, sea cierto o no, la gran pregunta goyesca debe ser, «¿quién fue realmente Francisco de Goya?». Así lo ha planteado en la conferencia que ha protagonizado esta tarde dentro del ciclo Goya, un pintor genial, organizado por la Fundación Ibercaja y por la Real Sociedad Económica del Amigos del país y que ha titulado, como no podía ser de otra manera, Enigmas en torno a Goya.

Aunque los misterios son misterios y, por eso mismo, son muy difíciles de desvelar, Juan Bolea sí que se ha atrevido a contestarse a sí mismo a la pregunta de quién fue Francisco de Goya: «Fue todos los hombres de su tiempo. Fue él, y solo así, obedeciendo a su voz interior, nos enseñó a vernos fuera y dentro», ha asegurado el escritor y periodista antes de ir incluso más allá: «Bajó a los infiernos pero nos subió a los cielos del conocimiento». Ha sido el broche de oro final a la conferencia virtual (la situación pandémica manda) en la que Bolea ha querido repasar de manera rápida una buena parte de los misterios que rodean al pintor nacido en Fuendetodos. Precisamente en torno a esto ha hablado el escritor preguntándose en voz alta, «quién decidió que Goya naciera allí, su madre Gracia, su padre porque tenía un trabajo en el pueblo... Lo que me parece un gran enigma –ha señalado el propio Bolea– es que nunca se considera a Goya como zaragozano y se elude la importancia que tuvo la ciudad primero en su formación y segundo en que fuera cómo es. En esta ciudad pasó su infancia, sus primeros años de joven y aprendió a pintar, parece ser que tanto con su padre como en el colegio Escuelas Pías como en la academia de Luzán. También tuvo esas relaciones de amistad, Goya es un pintor muy zaragozano».

Juan Bolea también, hablando de las amistades, se ha detenido en la supuesta homosexualidad del artista desvelada por Manuela Mena tras estudiar algunas de sus cartas con Martín Zapater. Algo que el Premio de las letras aragonesas no cree real: «Si Goya hubiera sido homosexual se habría notado en su obra, más teniendo en cuenta que él era un hombre libre que no estaba al servicio de nadie. Que dibujara un corazón o algunos penes en las cartas no creo que demuestre nada sino qué pensaríamos de José Luis Coll».

Con respecto a las enfermedades que sufrió Goya también se ha escrito mucho y Bolea ha hecho un repaso sobre todo lo que se ha dicho, «que si había sufrido un ictus, que si tenía sífilis, meningitis... Teorías hay muchas». El escritor se detuvo en 1792 cuando Goya estaba en Sevilla en casa de su amigo Cea Bermúdez y sufrió un primer episodio grave: «Se fue urgentemente a_Cádiz donde le salvaron la vida y se curó de casi todo menos de la sordera». Algo que Bayeu definió como «la imprudencia de Goya. ¿A qué se refería?», ha lanzado al aire el conferenciante.

Hablar del artista de Fuendetodos y de sus enigmas lleva inevitablemente a la Quinta del sordo y sus Pinturas negras: «Yo creo que Goya empezó a morir simbólicamente en el año 1819 en la Quinta del sordo que es algo más que un simple refugio, lo concibe como su mausoleo final y ahí están sus obras que vienen a mostrar que hay otro mundo misterioso de imágenes no drenadas por los sentidos. Algo que acecha al ser humano a través del horror porque Goya convivió hasta el final de su vida con la trágica dualidad del ser», aseguró un Juan Bolea, que lo definió «como el mejor pintor del mundo y, precisamente, el respeto que se le tiene a su figura y a su mundo es lo que creo que hace que no haya tanta ficción como se merecería en torno a él», concluyó un literato que, cómo no, también abordó el misterio de la desaparición del cráneo de Goya de la que no se ha descubierto todavía la verdad.