La sala Mozart del Auditorio de Zaragoza vuelve a ser el hogar de Miguel Ángel Berna. El zaragozano llega con su función + Jota y Berna, estrenada el pasado mes de septiembre. Una obra opuesta a la enorme producción realizada en 2019, año en el que celebró sus 40 años de carrera artística.

El contraste entre 40 años en danza  y la nueva función comienza en el escenario: entonces, Berna bailaba junto a 150 artistas. Ahora, el aragonés se encuentra solo: “Únicamente me acompaña mi hija, que se encuentra confinada en una jaula”. El objetivo de + Jota y Berna también es diferente al de la celebración de las cuatro décadas de carrera. “Después de los 40 años pienso en otra cosa, ahora intento hacer puentes y conectar generaciones a través de la danza”, señala Berna, que confía en que el espectáculo lo puedan disfrutar “padres con sus hijos y también abuelos con sus nietos”.

Otra de las novedades de la función es la modernidad y la evolución. “Suena durante la función alguna jota electrónica, que es lo que saca a mi hija de su encierro”, comenta el bailarín, que en toda la producción del nuevo show ha tenido en cuenta la pandemia. Una difícil preparación previa que le llevó, incluso, a realizar los últimos ensayos “en videollamada con mi equipo, porque no podíamos juntarnos”. Berna señala también que el coronavirus no ha permitido la mejor presentación de la obra, por la limitación de aforos y las distintas restricciones sanitarias.

El equipo que acompaña a Miguel Ángel Berna es el mismo que ha trabajado junto a él en la mayoría de sus espectáculos. La dirección musical recae sobre Alberto Artigas y la voz es la de Irene Alcoceba, de quien Berna ha destacado que “interpreta las jotas de maravilla”.

La nueva función es, como en muchas de sus obras previas, un homenaje a Aragón y un recuerdo a los orígenes. Un intento constante de acercar al público la jota, que en palabras de Berna “se ha quedado un poco atrás y debemos recuperar”. El bailarín admite que comenzó a bailarla porque entonces “era reconocida”, pero que ahora le costaría acercarse a ella: “Los jóvenes hoy prefieren otro tipo de baile. Si mi carrera comenzase ahora, me acercaría a músicas como el rap o el funky”.

“Cada uno en nuestra vida luchamos contra nosotros mismos, aunque creamos enemigos fuera”, precisa Miguel Ángel Berna sobre el reto de bailar solo en el escenario. Sin miedo, con mucha confianza y con las ganas de un proyecto tan distinto a lo hecho en los últimos años, el bailarín aragonés compara su actuación con “la lucha heroica contra el dragón, como San Jorge”. Un acto de “responsabilidad, que te remueve por dentro” en el que conectar con el público “abriendo el corazón”. Berna confía en su experiencia y talento para entrar en comunión con los asistentes: “Quiero que mi corazón y el del público pulsen en un mismo latido”.

+ Jota y Berna comenzará el próximo 12 de junio a las 19.30 horas. El último espectáculo de Miguel Ángel Berna le colocará, en solitario, durante casi hora y media frente al público de la sala Mozart.