Amor, música y muerte. La presencia de Rozalén en el ciclo Los años bárbaros le permitió al publico zaragozano presente en la sala Luis Galve del Auditorio reflexionar y reír con los temas más trascendetales de la existencia humana. En un diálogo con el periodista Luis Alegre, la cantautora repasó su vida, comenzando con sus aventuras en Letur (Albacete) y llegando hasta la actualidad, ya consagrada como una de las referencias del panorama nacional.

Amor por la familia, amor por el pueblo, amor por los demás y amor por todo. Rozalén recordó su relación con su abuela materna, uno de los pilares fundamentales de su vida: «Cargo sobre mi nombre (Mari Ángeles) la herencia de las mujeres de mi familia». Las historias de Justo, su tío abuelo desaparecido en la Guerra Civil; de Miguel, el joven acogido por su abuela mientras era un sospechoso vigilado por la policía; y la de sus padres: «Mi padre era sacerdote, se enamoró de mi madre y se casaron. Y menos mal, porque si no, yo no estaría hoy aquí».

La cantante tuvo tiempo también para reflexionar sobre su trayectoria musical. «En los momentos más duros de mi adolescencia, me encerraba a tocar en mi cuarto y organizaba conciertos personales para mí», confesó la artista albaceteña, que, entre risas, admitió haber empezado en la música por la insistencia del cura de su barrio: «Me dijo que tenía un don que Dios me había dado para compartir con el mundo». La cantante recordó también la primera canción que compuso en su vida: «La historia de un viaje en patera; ya se me veían las intenciones».

Su paso por Zaragoza le obligó a hablar de algunos de sus amigos músicos de la capital aragonesa, como Kase.O o Amaral. «En esta ciudad coméis algo que os sienta muy bien», bromeó la cantante.

Después del amor y la música llegó el turno de la muerte. Sin embargo, la sonrisa no se despegó de la cara de Rozalén, que insistió en afrontar los problemas con humor: «Creo que es por mis orígenes, porque en los funerales manchegos se mezcla el luto con la risa». De otra cultura, la mexicana, extrajo la cantante su reflexión sobre la muerte: «No me quiero morir mañana, pero creo que habría que celebrarlo y con muchos colores». Amor, música y muerte, entre risas, con Rozalén.