Un centenar de personas se arremolinan (manteniendo las distancias, eso sí, de aquellas maneras, y con mascarilla) en la calle Verónica en torno a las vallas que delimitan el Teatro Romano. De dentro llegan las voces afinadas de Gospel Voice, que ofrecen un concierto ante unas decenas de personas que agotaron las invitaciones en un reducido espacio de tiempo. No muy lejos de allí, un museo que de normal no suele despertar la atracción de muchos visitantes, hoy tiene una buena fila de espera para acceder a él, las termas públicas romanas. Algo que también sucede para entrar al Foro romano aunque este siempre ha sido uno de los más reclamados de la ruta de Caesaraugusta que hay en la ciudad. La Noche en blanco ha llenado hoy (aunque sin perder de vista que con aforos controlados) buena parte de los espacios culturales que recibieron la visita de zaragozanos y turistas en una edición especial. Primero, porque, evidentemente, estamos en medio de una pandemia y todas las actividades se han celebrado a cubierto para poder controlar los aforos. Y segundo porque esta Noche en blanco ha llegado en un momento en el que la gente ha demostrado que tiene ganas de cultura... y hoy, sin poder sacar conclusiones muy categóricas se demostró.

En el museo Pablo Gargallo, el dibujante francés Lapin (afincado en Zaragoza desde hace ya unos años) atrae todas las miradas en el patio central del palacio. Sentado en una silla, saca su folio en blanco y comienza a replicar El profeta, de Pablo Gargallo. Una actividad organizada por la asociación De vueltas con el cuaderno y que enseguida consigue el efecto llamada. Además de la gente que rodea a Lapin con sus móviles para fotografiar el momento, por las esquinas del propio patio se pueden ver aficionados al dibujo sentados reproduciendo lo que están viendo. Incluso una mujer se atreve a retratar al propio Lapin. Y es que ya se sabe, tener un lápiz a veces es un arma poderosa para retratar la realidad. En el mismo patio, miembros de la propia asociación hacen caricaturas que luego convierten en monedas para el público... Y entre toda esta algarabía, aunque es difícil, también se encuentran los que habían ido a visitar la obra del escultor de Maella. Se ven desde lejos rápidamente porque marcaban un perfil absolutamente diferente y dado el panorama, prefieren subirse a la planta de arriba para hacer una visita más sosegada. Menos gente se ve en la exposición temporal de Daniel Zuloaga que también, en consonancia con el día, está celebrando una jornada de puertas abiertas. Algo similar sucede en la Lonja donde se puede contemplar la obra de Ricardo Calero pero la sala no registra una actividad inusitada. Parece que el patrón es que el público en un día como la Noche en blanco apuesta por visitar lugares que normalmente tienen entrada de pago.

Una teoría que se cumple en el CaixaForum, un centro que siempre ha apostado tradicionalmente por estos eventos, y que, además, de acoger el concierto de Lux Naturans (para el que también se agotaron las invitaciones en un corto periodo de tiempo), ha vivido una jornada ajetreada con la exposición Talking brains como polo de atracción de los visitantes.

El IAACC Pablo Serrano también ha ampliado su horario para coger parte de la noche (la mayoría de los centros cerrará sus puertas alrededor de las 22.00 horas) y, sobre todo, ha abierto uno de sus espacios más cotizados y al que no se puede acceder tan fácilmente, la terraza desde donde se pueden ver atardeceres espectaculares. Algo por lo que también han apostado unos cuantos zaragozanos.

Mientras en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza se ha vivido vivía una intensa sesión de cine desde primera hora de la tarde hasta bien entrada la noche aprovechando el buen tiempo y tanto el museo Ibercaja Goya como el Palacio de Sástago también han celebrado una jornada especial, mientras que el Museo del Fuego, como no podía ser de otra manera, le hace un guiño a su esencia. Con una gala titulada El circo está que arde, el patio del centro acoge un pequeño espectáculo en el que el fuego también ha tenido algo de protagonismo.

La vicealcaldesa y consejera de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández, ha englobado la Noche en blanco en la apuesta estival cultural que está haciendo el equipo de gobierno: «Va a ser «uno de los veranos con más actividad y más agenda cultural. Tenemos muy claro que la gente tiene una muy buena respuesta y se ha demostrado durante la pandemia que la cultura es necesaria y que hay muchas ganas de disfrutar de todas las artes plásticas y escénicas», ha explicado Sara Fernández, que ha defendido la labor realizada por su departamento: «Nos hemos implicado mucho en ayudar y apoyar al sector cultural porque somos conscientes de que la ciudad ya no se vacía, como en años anteriores, en el mes de agosto, por lo que es necesario dar a los turistas una alternativa de ocio y cultura para que vengan a Zaragoza y la disfruten, no solo por su gastronomía y su patrimonio, sino por la oferta cultural».