Dice Santi Rex que Niños del Brasil (NdB) son como el río Guadiana. Aparecen y desaparecen, y a veces cuando menos te lo esperas. Como el año pasado, cuando el nombre de la mítica banda zaragozana volvió a los buscadores de Google y Spotify gracias a la película 'Las niñas', de Pilar Palomero. El filme hizo que muchos recordaran sus canciones y que otros descubrieran por primera vez a un grupo que marcó una época en la década de los 90 en Aragón y que llegó a tocar hasta en el 'Un, dos, tres'. Aunque nunca se han disuelto de forma definitiva, lo cierto es que Niños del Brasil solo se suben a los escenarios en ocasiones especiales: sus dos últimos directos se remontan a los Pilares de 2017 y 2015. Ahora, el ciclo Música al raso lo ha vuelto a lograr y los creadores de 'Las curvas del placer', 'Sed de Venganza' o 'Viernes' ofrecerán un concierto el próximo sábado 31 de julio en el Jardín de Invierno del parque Grande.   

«Han coincidido varios motivos. Por un lado lo de la película, que ha hecho que se hable mucho del grupo, y también el hecho de tocar en el Jardín de Invierno, que nos recuerda al Rincón de Goya, donde presentamos nuestro primer disco en 1990», recuerda el cantante de NdB, Santi Rex, que aplaude la iniciativa de Música al raso para intentar recuperar escenarios al aire libre en Zaragoza.

Otro factor ha influido en su regreso a las tablas: el 30 aniversario de la publicación de su segundo disco ('Mensajes al viento', 1991), su álbum más conocido. De hecho, la intención de la banda antes de la irrupción de la pandemia era reeditar el elepé este año e incluso hacer una pequeña gira de conciertos: «Queríamos tocar aquí y también en Madrid y Barcelona. Ya veremos lo que pasa en 2022, pero este año con la situación actual era imposible». Respecto al lanzamiento de una edición especial en vinilo del citado álbum, Rex señala que mantienen su intención de publicarlo, aunque «ahora mismo es un poco suicidio, está todo muy a medio gas».

Todo se verá, pero lo que parece evidente es que con NdB nunca se sabe lo que pasará. El líder de la banda reconoce que cuando ofrecieron en 2015 su emblemático concierto en las fiestas del Pilar ellos mismos pensaban que podía ser su último directo, aunque sin intención de separarse. «Lo nuestro es un continuo punto y seguido. Cuando hemos dicho que no volvíamos, a los 15 días ya estábamos organizando otra, así que mejor no decimos nada», indica Rex.

En el concierto del próximo sábado estarán sus canciones más míticas interpretadas por una banda de cinco músicos: Adrián Garcés (batería), Nacho Serrano (teclados), Nacho Saldaña (guitarra), Antonio Estación (bajo) y Santi Rex (voz). Es decir, la formación de sus primeras épocas a excepción de Garcés. «Nos apetecía incluir batería para darle un sonido más cañero y no hacer lo mismo que en los últimos conciertos», señala.

No hay que olvidar que a lo largo de casi toda su trayectoria, NdB ha tocado con caja de ritmos, algo que se convirtió casi en una seña de identidad. «Siempre hemos compuesto con ordenadores y sintetizadores y por eso se nos ha calificado como un grupo de tecnopop, pero no tenemos mucho que ver con eso. ni en el resultado ni en el concepto. Pero claro, si estás casi 30 años tocando sin batería evidentemente no puedes considerarte una banda de rock; siempre hemos estado en tierra de nadie», considera el cantante y músico aragonés.

La andadura de NdB comenzó a finales de 1986. «Yo acababa de dejar la banda John Landis Fans y Antonio Estación y Enrique Bunbury me propusieron formar un nuevo grupo. Yo dije, ‘bueno, pues bien, vamos a probar’. La idea original era hacer versiones de la banda de tecno Soft Cell, por eso llamamos a Nacho Serrano, que era teclista. A mediados del 88 Bunbury se fue porque ya no podía compaginarlo con Héroes y nosotros continuamos con la banda. Lo de las versiones de Soft Cell quedó olvidado y nos pusimos a componer nuestras canciones. Todo fue muy rápido. Nos pusimos a ensayar sin ninguna idea preconcebida y el primer día ya hicimos 'Amor y espinas' y el segundo 'Al oeste', que fueron nuestro primeros singles. Cada día que nos juntábamos hacíamos un tema nuevo, y así hasta que grabamos el primer disco», rememora Rex, que recuerda que en sus inicios también estuvo Pedro Andreu (batería de Héroes del Silencio).

Su primer álbum 'Del amor y del odio' (1989) solo tuvo repercusión en Aragón. En opinión de Rex, gracias sobre todo al locutor de radio Julián Torres 'Cachi': «Si Niños del Brasil existen es por él, pero también Violadores del verso». Sin embargo, con su segundo elepé ('Mensajes al viento') comenzaron a ser conocidos en el resto del país y a aparecer en la televisión (tocaron incluso en el programa de María Teresa Campos).

Poco a poco fueron fraguando una sólida trayectoria –con cinco discos de estudio y uno de rarezas– que ha acabado convertida en leyenda.

Su parón, quizá, llegó demasiado pronto (su último álbum es de 2009, cuando se volvieron a juntar de forma más activa, pero el cuarto trabajo data de 1997, la época en la que la formación comenzó a perder vigor). «Llegó un momento en que repetíamos un poco las mismas fórmulas y eso nos empezó a quitar motivación. Además, nos tocó un momento difícil en la industria. Ese cambio del vinilo al cedé, el pirateo que llegó después... Se formó un cóctel complicado y para el siglo XXI ya nada era igual que en los 80. Muchos grupos nos quedamos por el camino», explica Rex, que cree que mudarse a Madrid les hubiera ayudado.

La pregunta, con todo, sigue en el aire. ¿Si ya volvieron a juntarse para ese último disco en 2009, podría repetirse la experiencia? «Eso surgió porque nos juntamos y empezamos a componer poco a poco y a lanzar canciones sueltas hasta que al final decidimos juntarlas en un elepé. Lo lógico sería recorrer el mismo camino, pero no lo sé. Cuando menos, a mí me causaría curiosidad por ver lo que saldría ahora, pero de momento ni nos lo hemos planteado porque para eso hay que tener muchas ganas y mucho tiempo».