Los cuentos clásicos se han transmitido de generación en generación y de manera oral. Ahora, gracias a los Titiriteros de Binéfar, también lo hacen en un teatro. La compañía aragonesa se adentra por primera vez en las historias más clásicas con una versión propia de La ratita presumida, en la que la música, los actores y, por supuesto, los títeres, mantienen la esencia del teatro de una compañía que lleva más de cuatro décadas sobre el escenario. El público de Arén, dentro del festival Sonna Huesca, tiene hoy el privilegio de asistir a la presentación del novedoso espectáculo.

"Es un estreno muy importante para nosotros", señala Paco Paricio, director de los Titiriteros de Binéfar y creador de este nuevo espectáculo, que encuentra "muchas razones" para los nervios que preceden a una cita tan especial. La más importante, sin duda, es la adaptación de un cuento tradicional, por ser la primera vez que lo hacen: "Hemos trabajado mucho con canciones y con música tradicional, pero no con cuentos".

La tardanza respecto a los clásicos viene marcada por el "respeto" que en la compañía tienen a las historias más conocidas y porque "creemos que los cuentos se deben contar en casa". El salto al escenario de La ratita presumida comenzó hace un año, en plena pandemia, con el objetivo de "hacer una reflexión sobre el consumo, el acicalamiento, el culto a uno mismo y la sociedad en la que vivimos". Paricio recuerda que fue su hija Eva la que encontró "unas claves concretas" en la historia que les llevó a elegir este cuento para adaptarlo. "Ha sido un reto complicado pero creo que hemos conseguido un resultado maravilloso", confiesa Paricio.

Las particularidades de la función no se quedan aquí. Su puesta en escena combina a los clásicos títeres de la compañía, "antiguos juguetes que también se usaban como huchas", con la presencia de una actriz, Eva Paricio, escondida tras unas máscaras que "dejan ver su cara, para hacer otro juego más en la escena". El trabajo de la actriz es "muy complejo, porque canta, pone voces de títere y cambia de vestuario". La música, un imprescindible en todos los espectáculos de los Titiriteros de Binéfar la pone la guitarra de Txabi Ábrego, "con el que hemos compuesto las distintas canciones de la función".

La puesta en escena, en la que tanto actriz como títeres tienen un papel fundamental, es el apartado más importante de la función. Paricio defiende que la relación es "casi metafísica, muy filosófica". El director de la compañía expone que este nuevo espectáculo se puede disfrutar como pura animación, pues "la actriz le da vida a los objetos inanimados". El público, que en todo momento puede observar como la función es desarrollada, también juega un papel importante, porque son capaces de interactuar y de llevar al cuento fuera de la escena. "Es una ventaja del teatro frente a otros artes como el cine o la literatura: los asistentes también son partícipes de la obra", sentencia Paricio.

Los cuentos tradicionales no son sinónimo de antigüedad y Paricio, junto a sus hijas, se ha encargado de que el espectáculo sea lo más actual posible. "La amistad es un valor sobre el que reflexionamos en la obra", asegura su director, que cree que la mano de Eva Paricio se nota en la función, también, "porque la adaptación tiene una clara reivindicación feminista". "Introducir estos valores no cambian el argumento del cuento tradicional, que se mantiene", explica Paricio.

Como la mayoría de las funciones de la compañía, esta nueva versión de La ratita presumida está dirigida «al público familiar, no solamente a los niños». De la visita familiar al teatro nace uno de los objetivos de la compañía, que quiere que «el público salga de la función con muchas ganas de hablar». El poso filosófico y reflexivo que incluye La ratita presumida quiere generar "conversación y despertar el sentido crítico, de pensar sobre la sociedad de consumo y de poner en valor las relaciones de amistad, que es una de las mejores cosas que nos podemos entregar los humanos".