Un episodio que la sociedad aragonesa vivió con estupor vuelve a la palestra con una nueva adaptación. El ilustrador andorrano Roberto Morote debuta como autor de cómic con Camino de sirga, la adaptación a imágenes de la novela, homónima, de Jesús Moncada. Un tebeo de 160 páginas que condensa la vida, las costumbres y la visión de los vecinos sobre la desaparición de su pueblo.

El proyecto para llevar la novela, publicada en 1988, al cómic surgió en 2020, aunque la pandemia y el trabajo detrás de la adaptación han retrasado su publicación hasta agosto de este año. «Tuve que hacer mucho guion durante cinco meses», recuerda Morote, que achaca a esta fase parte del retraso. «Llevar una novela al cómic no es solo cambiarle el formato», explica Morote, que afirma, rotundamente, que la preparación va mucho más allá «de leer el libro un par de veces y tomar algunas notas».

El trabajo previo a la escritura o el dibujo se nota en toda la obra. Gracias a una casualidad, como fue que su pareja comenzase a trabajar en Mequinenza, Morote pudo conocer de primera mano lo que sucedió en el pueblo. «Visitar las calles, conocer sus rincones y hablar con la gente me sirvieron para hacerme una idea de a qué me enfrentaba», cuenta el autor del cómic. Su principal apoyo en la investigación fueron, sin duda, los vecinos de mayor edad: «Me sorprendió la memoria que tenían y lo bien que me relataron todo lo que sucedió en Mequinenza». Los familiares y amigos de Moncada también colaboraron en el proceso creativo de la obra, dando consejos a Morote y recordando algunas anécdotas con el autor.

Morote confiesa que, antes del proyecto, «conocía la historia del pueblo pero nunca había leído la novela de Moncada», aunque afirma que «me encantó, me revolvió por dentro». Las mayores dificultades para la adaptación nacieron por la falta de diálogo de Camino de sirga: «Tuve que crear las conversaciones entre los personajes, que son muchos por el largo espacio de tiempo que cubre la novela de Moncada». Otro de los recursos utilizados por el autor, «aunque venía mandado por las editoriales», fue el color, o la ausencia de este. «Elegimos el blanco y negro por la nostalgia, porque es una obra que habla de un período del pasado», explica el dibujante turolense.

El dibujo también ha tenido detrás un proceso de reflexión. Aunque el trabajo digital es ya el más utilizado por los artistas, Morote quiso dejar un espacio para los recursos más tradicionales: «Tuve siempre claro que los últimos detalles fueran a lápiz y a tinta». «El digital hace el dibujo más plano y menos humano», comenta el artista aragonés, que también ve en el agua una parte vital del trabajo: «En los últimos días me dediqué a pintar los ríos y el pantano, con detalle, porque el agua es la base de toda la historia de Mequinenza».

Las 160 páginas del cómic de Camino de sirga se pueden leer en castellano, aragonés y catalán, las tres lenguas utilizadas en la comunidad autónoma. «Todas las lenguas aportan riqueza al territorio», comenta Morote, al que le gustó mucho la idea de las editoriales (GP Ediciones, Gara D’Edizions y Trillita Ediciones).

La primera incursión en el cómic de Roberto Morote ha sido una experiencia «que he disfrutado mucho». Con varias ideas en mente y «el teléfono siempre listo por si surgen encargos», el dibujante andorrano tiene claro que el mundo de la viñeta ahora es el suyo: «Seguro que mi nombre vuelve a aparecer en alguna portada».