Marrones, naranjas y verdes. De varios metros cuadrados de superficie o de solo unos centímetros. Suspendidas en el aire, sujetas a la pared y apoyadas en una repisa. Las obras de Luis Matías Santos, que forman la colección Caos. Orden y desorden, que ya se puede visitar en el Centro de Historias, pueden observarse desde cualquier perspectiva. «Es una colección infinitiva», presume el artista, que asegura que en cada muestra coloca las piezas de distinta forma «gracias a la versatilidad que tienen».

«El caos es toda la posibilidad: puede haber orden y desorden», explica Santos, que es contrario a la percepción negativa de este fenómeno: «No creo que exista el desorden, creo que existe la incapacidad de encontrar el orden».

En las enormes hojas de papel kraft sí que se advierte, sin embargo, una estructura clara. A veces son pliegos, a veces son figuras geométricas, pero siempre se encuentra un orden. «La naturaleza es mi principal fuente de inspiración», señala Santos. Los colores de sus piezas, entre los que destacan los tonos verduscos y marrones, le recuerdan a su vida en Perú, «donde aprendí muchas de las técnicas que utilizó para crear la colección».

El planteamiento es sencillo: dos manos y grandes láminas de papel, de hasta cincuenta metros cuadrados. «No utilizo ni una sola herramienta», explica el autor, que cuenta con sus dedos como únicas guías para doblar el papel, y nunca con el uso de la tijera y del papel. El color, que mete dentro de la propia hoja, nace de un largo proceso de pigmentación: «No pinto el papel, porque se marcaría en todas las líneas». La ausencia de elementos externos también llega a la muestra, que no tiene carteles explicativos: «Prefiero que hable mi arte».

«Busco el infinito, las figuras geométricas complicadas, los distintos volúmenes», reflexiona Santos sobre el objetivo que le hace ponerse frente al papel cada mañana. «Mientras que un pintor añade al lienzo o un escultor saca de la piedra, yo no toco el material; juego con lo que tengo», compara el artista su técnica con otras disciplinas. «La papiroflexia nace de un error matemático», justifica Santos, que ve en el origami un juego «con el que se modifica el plano matemático, pero erróneo por el grosor del propio papel».

La complejidad de la obra de Santos no es tal para el propio autor, que reniega de catalogar o hacer bocetos previos de sus piezas. «Antes de comenzar sé lo que quiero hacer, pero siempre ocurre algo en el proceso que no controlo y me hace descubrir algo nuevo», cuenta Santos.

Caos. Orden y desorden estará abierta al público en el Centro de Historias de Zaragoza hasta el próximo 12 de diciembre. 

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FOTOGALERÍA | Colección de origami "Caos. Orden y desorden" JAIME GALINDO