La novela histórica aragonesa disfruta de una salud envidiable. Cuatro de sus mejores exponentes, Domingo Buesa, Santiago Morata, Eloy Morera y el maestro en los últimos 25 años, José Luis Corral, han charlado hoy en el Teatro Romano de Zaragoza sobre sus últimas obras y la situación de este género en Aragón. La ficción histórica se ha rejuvenecido con la fortaleza de autores ya consagrados y con la aparición de nuevas firmas. Todos ellos comparten el objetivo de difundir al máximo, al mayor número posible de lectores, la historia de Aragón. 

José Luis Corral, cuya última obra aragonesa es La reina olvidada (2020), ha advertido que los historiadores que se pasan a la novela corren el riesgo de ser «historiadores malditos». Sus palabras iban dirigidas a Domingo Buesa, que en 2018 dio el salto a la novela con Tomarán Jaca al amanecer. El historiador y escritor sabiñanense reconoció que jamás había pensado en la ficción «hasta que la editorial Doce Robles me metió el gusanillo. Ahora me siento colmado y feliz, porque he descubierto que a través de la novela se puede servir también al público para divulgar nuestra historia».

La segunda novela de Buesa, La tarde que ardió Zaragoza, recrea un episodio muy importante para la ciudad, el motín de los broqueleros (1766), que puso en jaque durante días a la clase alta zaragozana. La obra, que incluye un crimen misterioso en el monasterio de Cogullada, refleja un cambio trascendental en la sociedad zaragozana, aunque no se percibió en su momento. «Me interesó mucho el sufrimiento de las gentes humildes, a quienes les habían subido por las nubes el precio del pan, en contraposición con los que vivían de lujo».

Goya, Martín Zapater, Ramón Pignatelli y un fraile herbolario son los protagonistas destacados de esta ficción, la rebelión popular contra un gobierno que lo estaba haciendo fatal y que iba a provocar esos cambios políticos y sociales en el último tercio del siglo XVIII.

Cutanda, del joven historiador Eloy Morera, narra la crucial batalla que libró Alfonso I el Batallador contra los almorávides en 1120. «La batalla de Cutanda es la batalla de Aragón, porque esta tierra no hubiera sido igual sin esa contienda. Es un episodio clave en nuestra historia». El zaragozano es un apasionado de la historia aragonesa y expresa su sincero empeño de divulgarla al gran público. «La novela posee la gran virtud de devolver el protagonismo a las personas que sufrieron, a los que batallaron, a los que perdieron o ganaron». A las personas anónimas, en suma. Por eso, para él es fundamental la emoción que puede extraerse de la Historia.

El autor de Cutanda, que ha vivido con entusiasmo el desarrollo de las jornadas de novela histórica, ha recomendado al público asistente todas las novelas que circularon por el ciclo que han organizado el Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación Caja Rural de Aragón. «Lean La prisionera de Roma, El sueño de Hipatia, las obras de Posteguillo o La tarde que ardió Zaragoza. Y si no han leído ninguna, lean Cutanda, mi libro».

La gran novedad de la literatura histórica aragonesa es Zaragoza, del escritor Santiago Morata, una novela-río que recorre la historia de «la ciudad que nunca se rinde» desde la época íbera hasta la Expo 2008. Pero esa definición, señala su autor, se queda corta para definir su nueva obra. «El libro consta de veinticinco capítulos, que son veinticinco estudios históricos de la ciudad. Si me cuesta al menos un año el trabajo de investigación de cada una de mis novelas, pueden hacerse una idea del esfuerzo que ha supuesto para mí este libro».

Morata defiende a ultranza la apasionante e insuperable historia de Aragón, que no tiene nada que envidiar al pasado de otros territorios y países. Y Zaragoza es una de las ciudades que poseen un contrastado pulso vital. No hay más que recordar las veces que Zaragoza se ha rebelado o se ha levantado contra la tiranía. «No se me ocurre otra ciudad que haya vivido con tanta intensidad su pasado», ha afirmado.

El origen de Zaragoza surge de su pasión por viajar. Santiago acostumbra a comprarse libros de todos los lugares que visita. «Conocí así la obra de Edward Rutherfurd, autor de novelas sobre ciudades como Nueva York, Londres o París, y me pregunté por qué no hacer una obra similar sobre Zaragoza». Morata cree que el novelista debe tejer sentimientos alrededor de los hechos, pero su obra posee además un cuidado rigor histórico. «Esta novela os va a interesar. Encontraréis unos hechos que no os vais a creer», ha subrayado.