Viste completamente de negro, con pantalón de chándal y zapatillas de deporte. Entre las largas y brillantes uñas rojas juega con sus grandes gafas de sol. Aiala parece, vista desde fuera, una artista más del fenómeno trap que copa la escena musical española. En su interior, por contra, esconde una potente voz que recuerda a las mejores divas de la música negra. «Todos me encasillan por mi estética, tanto la gente de mi edad como los más mayores», comenta la artista, que aterriza este sábado 2 de septiembre en La bóveda del albergue en la breve gira de presentación de 2021: an Earth oddisey.

Su primera vez en Zaragoza estará marcada por las circunstancias sanitarias, que obligan al público a permanecer sentado. «La forma de vivir los conciertos ha cambiado, yo agradezco que la gente preste atención a lo que canto», explica Aiala, que asegura que sus espectáculos «también se pueden disfrutar desde una silla». El concierto en la capital aragonesa será el segundo de Aiala con su nueva banda al completo, algo que se nota en el entusiasmo del grupo: «Nos morimos de ganas de estrenar el nuevo directo». A varios día de subirse al escenario zaragozano, Aiala ya tiene claro que el público «disfrutará y conocerá a una artista que les puede gustar».

Por el comienzo de la pandemia, esta joven barcelonesa apenas sabe lo que es dar un concierto en condiciones normales. Su primer disco, Nothing less than art, de septiembre de 2019, solo contó con unos pocos bolos: «La llegada del confinamiento fue terrible, porque afectó a mis dos discos». Y aunque las dificultades no han dejado de crecer, Aiala sigue convencida en sacar adelante su carrera musical: «Lo bonito de la música reside en el sentimiento que se transmite y siempre tengo ideas que llevar a cabo».

Aunque es reconocida en Cataluña, donde ha ganado numerosos premios, tanto por parte de los productores como por algunos medios de comunicación especializados, el objetivo de Aiala es dar el salto definitivo al público más general. Para ello, su apuesta este año es 2021: an Earth oddisey, su último lanzamiento. Su segundo álbum de estudio transmite una clara evolución respecto al primero, con nuevos sonidos, pero con la mezcla de soul, blues, trap y rap presente en muchos de los temas. «Mi último disco, desde el título hasta el contenido, se basa en la obra de Kubrick y Bowie», confiesa la artista, que ve en el cineasta y en el músico a dos de sus principales referentes vitales. Aiala intenta plasmar en sus canciones «las odiseas que ellos ya narraron en su momento», porque, para ella, «ahora todos vivimos nuestras odiseas particulares». A veces cercana a la música urbana, a veces cercana a las grandes divas de la música negra, Aiala apuesta por una música personal y única: «Mis canciones son muy personales y en todas ellas se nota mi situación sentimental».

El inglés sigue siendo el idioma elegido por Aiala para crear sus canciones: «Me gusta cantar en ese idioma porque es la música que he escuchado toda la vida». Mirando al futuro, la catalana no descarta cambiar a otras lenguas: «No cierro las puertas al castellano o al catalán, e incluso al italiano o al francés, si aprendo a hablarlos».

La apuesta del grupo por el directo es clara, ya que para Aiala «no se parece en nada lo que yo hago cuando grabo en el estudio con lo que el público puede ver en el concierto». Ese gran cambio se debe, fundamentalmente, a la banda, «porque su presencia es diferencial».

Pese a su juventud, Aiala parece ser una artista a contracorriente en la escena musical contemporánea. Frente a la velocidad en la producción y la brevedad de las canciones, la barcelonesa prefiere la pausa de los discos: «No me gusta la comida rápida y me apena que la música se convierta en márketing y en la creación masiva de canciones muy cortas». «Hago discos porque de pequeña compraba muchos», comenta Aiala, que ve en el cedé y en el vinilo una sensación única, porque tener «un vinilo entre manos es tener un tesoro para toda la vida».

Aiala, que admite tener muchas canciones compuestas para sus próximos proyectos, no deja de mirar al futuro. «Mi camino consiste en ir descubriendo cosas», reflexiona la cantante, que no quiere encerrarse en un estilo único: «Me gusta coger herramientas de todos los géneros y construir canciones propias». Con bases de trap, imitando estilos de los ochenta o apoyándose en géneros más clásicos como el soul o el jazz, Aiala cree que «los estilos musicales no se pueden entender solos; creo que todos los géneros deben ir unidos».

Todas sus creaciones residen bajo un halo que la convierte en una artista auténtica, algo que echa en falta en la escena contemporánea: «Yo hago música que sí que escucho con mis amigos». Y aunque se empeñen en encasillarla o se asegure que su música es festiva, Aiala defiende que su música «la puede escuchar todo el mundo y en cualquier momento del día».