La lista de aragoneses que han conseguido ganar un premio Max en las 24 ediciones que se lleva celebrando la gala (en el 2004 se celebró en el Auditorio de Zaragoza) no es muy amplia ya que solo en once ocasiones, un aragonés (incluyendo a Ara Malikian en la lista por los lazos que tiene con Zaragoza de la que es Hijo adoptivo) ha subido al escenario a recoger la manzana. Esta es la lista de los afortunados en la que solo Víctor Ullate, Jorge Usón y Carmen Barrantes repiten:

2002 Santiago Auserón en Composición musical para espectáculo escénico por ‘Cacao’.

2003 Teatro del Temple con ‘Picasso adora la Maar’ en Espectáculo revelación.

2010 Teatro Che y Moche con ‘Metrópolis’ en Espectáculo revelación.

2010 Jorge Usón, Carmen Barrantes y Alberto Castrillo-Ferrer en Espectáculo de teatro musical por ‘Cabaré de caricia y puntapié’.

2011 Ara Malikian (y Carles Santos) en Mejor composición musical para espectáculo escénico por ‘La lucha libre vuelve al Price’.

2011 Compañía de Víctor Ullate Ballet en Espectáculo de danza por ‘Wonderland’.

2014 María de Ávila recibe el Max de honor póstumo.

2015 Julián Fuentes Reta en Dirección de escena por ‘Cuando deje de llover’.

2021 Jorge Usón y Carmen Barrantes en Espectáculo de teatro musical o lírico por ‘Con lo bien que estábamos. Ferretería Esteban’.

2021 Mariano Marín en Composición musical para espectáculo escénico por ‘Con lo bien que estábamos. Ferretería Esteban’.

La 'manzana' prohibida

«¡Desde la periferia también se hacen grandes cosas!». El grito que pasó un poco desapercibido en la gala de los Max del lunes pasado lo emitió el valenciano Roberto García al recoger su manzana por La mort i la donzella. Un alegato que bien lo podía haber pronunciado cualquier profesional de las artes escénicas aragonesas que se gana la vida trabajando y creando desde la comunidad. Y es que los datos hablan por sí solos. Aragón solo ha ganado once manzanas en las 24 ediciones de los premios Max que se han celebrado, dos de ellas, Teatro del Temple y Teatro Che y Moche, además, fueron en la categoría de espectáculo revelación (cada comunidad presentaba un espectáculo y, entre todas, decidían el ganador) y otras dos se refieren al Max de honor, que recayeron en Víctor Ullate en 2008 y en María de Ávila en 2014.

El problema fundamental es que desde la periferia es muy difícil entrar en la nómina de unos galardones que, irremediablemente, se fijan principalmente en las carteleras de Madrid y Barcelona a las que, por otra parte, es mucho más difícil acceder. Y eso es algo que afecta muy fuerte a una comunidad como Aragón que cuenta con un gran hervidero teatral con compañías de mucho prestigio pero cuyo trabajo en multitud de ocasiones queda más silenciado que si los mismos espectáculos se hubieran creado desde los dos epicentros escénicos del país.

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Por eso, la nómina de aragoneses que han conseguido alzarse con un Max es bastante reducida. Aun así, Jorge Usón y Carmen Barrantes destacan porque, junto a Ullate, han conseguido llevarse a casa dos galardones de las artes escénicas. Hicieron el milagro en 2010 con Cabaré de caricia y puntapié (dirigidos entonces por otro aragonés, Alberto Castrillo-Ferrer) y el lunes lo volvieron a repetir con Con lo bien que estábamos.

Curiosamente el que empezó la nómina es uno de los artistas aragoneses más reconocidos, el músico Santiago Auserón por su trabajo en el montaje Cacao, mientras que Ara Malikian (Hijo adoptivo de Zaragoza, ciudad a la que está muy vinculado) hizo lo propio en la misma categoría en 2011 con La lucha libre vuelve al Price. En 2015, el zaragozano Julián Fuentes Reta, afincado entonces en Australia, ganó el de dirección de escena por Cuando deje de llover