Uno de los edificios clave que conserva Aragón es la catedral de Jaca, estudiada por los más notables especialistas mundiales del románico que han centrado el debate, no en su valor artístico incuestionable, sino en la fecha de su construcción. Los historiadores del arte la situaron en el reinado de Ramiro I a mediados del siglo XI, otros historiadores la creen obra de su hijo Sancho Ramírez a fines del siglo XI. Esta nimiedad ayuda a algunos a negar que sea una de las primeras catedrales románicas hispanas. Frente a esta visión foránea ya se detectó su origen lombardo ramirense por los investigadores de la Universidad de Zaragoza. Yo mismo lo publiqué en la Enciclopedia del románico en España, y en los últimos meses se ha sumado un trabajo excepcional, científico y sólido, que cuestiona los intentos de hacer de menos a la catedral de Jaca aportando documentados criterios para considerarla fundación del primer rey de Aragón.

El profesor Isidro Bango, reconocido catedrático de la universidad Autónoma de Madrid, comienza explicando la memoria histórica de la catedral que se presenta como un proyecto personal de Ramiro I que sufrirá sustanciales modificaciones, continúa con los maestros que la construyen y la llegada de los escultores, concluyendo con el imaginario de una iglesia levantada como espacio para consolidar la imagen de una monarquía protegida por Dios y por el papa.

Como fondo de todo ello su razonada investigación, que abre nuevos cauces y demuestra que lo que alegan algunos de que no hay catedral si no hay ciudad, es absolutamente falso. Además de datos sin límite, en las páginas de Catedral de Jaca. Un edificio del siglo XI encontrarán un excelente estudio de las Actas del Concilio de Jaca, que no fue sino una reunión de la curia real a la que Zurita bautizó en el siglo XVI como concilio, dato que algunos parecen desconocer.

Les recomiendo la lectura de este trabajo, que nos permite a los aragoneses adentrarnos de la mano de un científico en el estudio de la gran catedral románica de Jaca. Me lo agradecerán.