El Teatro Principal celebra el regreso del aforo completo a las artes escénicas con una gala a la altura de las circunstancias. En una cita organizada por el departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, 'Las dos orillas' trae el martes 6 de noviembre a la capital aragonesa a algunos de los mejores bailarines de ballet del planeta. Estados Unidos, Cuba, París y Milán estarán representados en una gala que cuenta también con dos estrenos internacionales.

Piezas clásicas y estrenos internacionales se combinan en una gala que hace que la danza vuelva a brillar en el escenario zaragozano. El ballet más clásico y las reinterpretaciones más modernas se juntan con un objetivo claro para todos los participantes: «Queremos emocionar al público».

Hasta que suban a las tablas del Principal, la casa de todos estos bailarines es el IAACC Pablo Serrano, cedido por el Gobierno de Aragón como sala de ensayos. Salas vacías, de blancas paredes y grandes espejos, son el lugar en el que estos profesionales de las danzas han practicado sus giros, saltos y piruetas desde el viernes de la pasada semana.

Gian Carlo Pérez y Katherine Barkman tendrán el martes 6 una gran responsabilidad: Zaragoza será la primera ciudad que pueda ver Un suspiro, la pieza en la que llevan trabajando desde antes del verano. «Es una pieza muy íntima y creada para nosotros», explica Pérez, que confía en los meses de práctica pero asegura que «no sé cómo va a reaccionar el público ante algo tan novedoso». «Siempre estoy nerviosa porque siempre quiero dar lo mejor de mí sobre el escenario», asegura Barkman.

Enamorados de la ciudad, de la que han podido disfrutar «con varios paseos, en los que hemos visto que es Zaragoza es un lugar que te llena», los dos artistas ya piensan en qué puede ver el público del Principal. «Hemos creado esta coreografía solo para bailar, no tiene ningún pretexto detrás», explica Barkman, que ve en Un suspiro «una obra muy personal, llena de libertad y en la que nos dejamos el alma». Pérez cree que mientras suena el piano «la imaginación no deja de volar» y considera que su obra tiene siempre algo de novedoso: «Cada vez que practicamos, Katherine y yo tenemos una sensación distinta, de una pieza que siempre es nueva y que nunca hemos bailado antes».

Otro cargado de responsabilidad es Javier Morera, que participará junto a Claudia García en Diana y Acteón, la obra que abre la tarde. Morera también interpreta Coppélia, otra pieza clásica «aunque muy diferente a la primera». Sobre la apertura del ciclo, el bailarín cree que representa «la relación entre un cazador y una ninfa que protege el bosque, un amor-odio que los hace competir al uno con el otro».

Las diferencias entre las dos coreografías, lejos de parecer una complicación, es un atractivo para Morera. «El ballet no es solo bailar, también tienes que ser artista y mostrarle al público que eres un personaje», explica Morera, que solo vive con algo de temor el minuto previo a salir a escena: «Estoy completamente concentrado, cambiando de Javier al papel que me toca interpretar en esa pieza concreta, porque debo convencer a los asistentes».

Los nervios de la vuelta

Pese a estar acostumbrados a actuar frente a cientos de personas, los bailarines se enfrentan mañana a la primera gran noche después de mucho tiempo. «Llevamos un año y medio tras un cristal, sin vernos, ensayando incluso por videollamada», asegura Pérez. «Es una mezcla entre muchas ganas y nerviosismo», define Morera, «porque llevamos mucho tiempo parados». «Vivimos de eso: todo artista necesita del público para desarrollar su arte», coinciden los tres bailarines, que ven en el Principal su primera oportunidad de volver a escuchar esos aplausos «que tanto necesitamos».

Las entradas para el evento, que arranca a las 20.00 horas, se pueden comprar en la web del Teatro Principal y en sus taquillas, con precios a partir de los 5 euros.

La I Temporada de Lírica y Danza continúa el próximo sábado con la velada lírica El maestro de canto, con música de Donizetti y Rossini. El ciclo llegará a su final el 18 de diciembre en el Auditorio de Zaragoza con un recital de ópera española y zarzuela, con todas las obras representadas bajo la dirección de Ricardo Casero.