Quizá para aclarar el título o simplemente por reivindicación, pero Carlota Gurt es muy directa cuando empieza a hablar sobre su novela: «Más que un libro sobre la soledad es un libro sobre lo que te hace la soledad». Habla de Sola (Libros del asteroide), que este miércoles se presenta en la librería Cálamo de Zaragoza a partir de las 19.00 horas. Una obra que aborda «cómo la soledad puede transformar a una persona porque entras en un diálogo contigo mismo y con el mundo que te lleva a otros sitios. Del mismo modo que los amigos y las compañías te cambian en cierta manera, estar contigo te cambia de otra», reflexiona con serenidad una autora que debuta en la novela con este trabajo que no deja indemne al que se adentra en él.

Mei, de 42 años, es la protagonista de esta obra de Carlota Gurt, a la que la autora define claramente en pocas palabras: «Es la historia de la animalidad que todos tenemos dentro, ante las amenazas de la vida reaccionamos como animales emocional y físicamente. Y buscar la soledad es la manera de protegerse. Si no tengo gente alrededor, nadie podrá hacerme daño».

Sola es una cuenta atrás en la que se va narrando todo el proceso que sigue Mei y que arranca con un definitorio 185 días antes que da paso a una estructura que se revela como un acierto porque no solo ayuda a darle ritmo a la novela sino que hace que el lector quede atrapado en una encrucijada casi mental. «Al principio, la idea era hacer un diario pero me di cuenta que no podía tener el final que tenía. Y dándole vueltas hay una cosa que me pasa con los epistolarios, que es que cuando leo una entrada no recuerdo la fecha de la anterior y tengo que ir para atrás. Eso me molestaba mucho y busqué la solución de definir el arco temporal porque el lector se sitúa más fácilmente. Empiezas la novela y ya sabes que tienes 185 días por delante y con la primera frase ya disparas la pregunta cuya respuesta es la que vas a perseguir durante toda la novela. Eso ayuda a generar expectativa y contribuye a la esencia de la obra, que no deja de ser una explicación de cómo llegamos al final, por eso es esa cuenta atrás», relata la escritora catalana.

Entre ese catálogo de soledades que pueblan Sola, Gurt le dedica una mirada a la relación entre la madre y la hija. «A mí lo que más me interesa de la maternidad es la parte psicológica porque lo que ves en las relaciones paternofiliales es que son dolorosísimas. Entre adultos cuesta mucho encontrar a alguien que tenga una relación normal y sana con sus padres, incluso suelen ser fuente de traumas. Me interesaba hablar de eso porque, al final, a veces no hace falta que haya grandes abusos para que una persona se sienta desatendida o para que la relación con los padres no sea sana y sea fuente de necesidades psicológicas extrañas cuando eres adulto», explica una autora que se sorprende de que se le pregunte por su manera de abordar la sexualidad y la menstruación en su novela: «Está narrado de una manera muy visceral y orgánica y con una sexualidad femenina que no es lánguida y que no busca la caricia... que busca el sexo como algo que se suele considerar masculino y que a mí me parece que es muy femenino. De hecho, varios lectores me han dicho, por fin leo algo que me interpela y habla de cómo yo siento el sexo porque al final cuando escribimos escenas de sexo caemos en la convención. Y lo de la menstruación no deja de ser un poco algo animal, es una novela donde el cuerpo está muy presente. Tenía un calendario de cuándo tenía la menstruación mi protagonista porque cuando eres una mujer, hay días que te duelen los pechos y lo sientes todo el día, tiene mucha presencia. Reivindicar la fisicalidad del cuerpo son deberes que aún tenemos que hacer», afirma con rotundidad antes de concluir sobre la sensación que le ha dejado su debut en la novela: «Los lectores me dicen cuando la acaban que se les ha movido algo dentro y tienen que digerirlo y para mí, eso es la idea de la novela. Es algo que te tiene que tocar, la lengua es algo que me interesa pero te tiene que servir para algo más que un deleite estético».