La música, obviamente, será lo más importante y el principal atractivo del Vive Latino Zaragoza (más aún con su poderoso cartel). Pero los organizadores quieren ir un poco más allá y convertir el festival en un «parque de atracciones de la cultura iberoamericana». Así lo ha asegurado este jueves en la presentación Nacho Royo –promotor de la cita junto a la empresa mexicana Ocesa–, que ha apuntado que el recinto de la Expo acogerá esos dos días diferentes actividades y talleres. Los asistentes, por ejemplo, podrán grabar su propia canción en un estudio profesional y llevarse el cedé a su casa o relajarse viendo un documental de música en una sala habilitada para ello. De hecho, está previsto que los bajos de los llamados cacahuetes alberguen diferentes actividades.

El Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza también aprovecharán la coyuntura para dar a conocer algunas de las señas de identidad de la cultura aragonesa. «Encontraremos el modo de alinear toda esa música iberoamericana con el rock aragonés», ha dicho el director general de Cultura de la DGA, Víctor Lucea, que ha destacado que el festival ayudará a «tropicalizar» Aragón.

En total, el Vive Latino ocupará 86.000 metros cuadrados del recinto de la Expo, con una longitud de «1,2 kilómetros lineales». Habrá tres escenarios (más otro exclusivamente para disc-jockeys) con 14 horas de música ininterrumpida y el único acceso se situará cerca del acuario, en la zona más próxima al río. «No hemos previsto más entradas para poder controlar bien a los asistentes», ha indicado Royo, que ha confiado en que en septiembre de 2022 el coronavirus ya no golpee con tanta fuerza.

Cuando se anunció por primera vez su llegada a Zaragoza en diciembre de 2019, incluso se barajó la posibilidad de que el festival pudiera atraer a público desde el otro lado del Atlántico. Este jueves, el ejecutivo de Ocesa, Jordi Puig, no lo ha descartado y ha recordado toda la «excitación» que generó en Latinoamérica ese primer aterrizaje en Zaragoza. «El Vive Latino no es una franquicia burda, lo que queremos es que crezca por sí mismo y que la edición de Zaragoza se convierta en un ente igual de importante que el de allá», ha indicado Puig.

La llegada a España del festival de cultura iberoamericana más importante del mundo comenzó a pergeñarse hace ya «siete u ocho años», según Royo. El primer emplazamiento que se barajó fue Madrid, pero Royo convenció al resto de organizadores de las ventajas de Zaragoza. «Cuando después vimos la implicación de las instituciones ya no lo dudamos», ha reconocido Rafael García Garrido, de Nautalia (patrocinadora del festival).

De lo que no hay duda es de que el Vive Latino supondrá el regreso de los grandes eventos a Aragón en un año en el que por ejemplo también vuelve Pirineos Sur. Su aterrizaje también situará a Zaragoza en el mapa y ayudará a su proyección exterior, como ha destacado la vicealcaldesa Sara Fernández: «Zaragoza llevaba años desaparecida de la agenda cultural internacional».