En el tiempo del streaming, las canciones sueltas y el reggeatón más moderno, también hay hueco para volver a los orígenes. En ese regreso al comienzo de la música, la zaragozana Pilar Almalé aterriza en el Auditorio para estrenar Hixa mía, su primer disco, en el que el barroco, lo sefardí y la viola de gamba recuperan el protagonismo perdido.

El álbum, lanzado el pasado 16 de diciembre, ya cosecha entre los aficionados al género múltiples alegrías. «He recibido mensajes muy bonitos y comparaciones con grandes referencias que no esperaba», cuenta alegre Almalé, satisfecha por los primeros pasos de su álbum. «Es complicado que hoy la gente escuche un disco al completo», reflexiona la violagambista, que, pese a las exigencias del mercado, se opone a la tendencia actual: «No se puede expresar en una sola canción todo lo que necesitas contar». Por ello, Almalé, en poco más de 30 minutos, saca en Hixa mía «todas las sensaciones, los arreglos y la música que sí que deseo trasmitir».

Una pelea que la zaragozana admite y efectúa adaptándose al funcionamiento contemporáneo. El lanzamiento del primer sencillo, que comparte título con el disco, fue también un éxito, dos semanas antes de que el álbum viese la luz: «La canción fue muy compartida por todos y ya nos devolvió las primeras notas positivas del público». La buena acogida de Hixa mía en solitario no le sirve: «Hay que reivindicar que el arte necesita tiempo, tanto para hacerse como para disfrutarse».

En busca del formato adecuado

La insistencia en la defensa de los largos formatos por parte de Almalé viene marcada por la necesidad de la artista de desarrollar su música «en el formato en el que me siento más cómodo». Encontrar un estilo y un espacio es para la zaragozana la base para que la carrera siga adelante.

Hixa mía, ese primer disco, tiene «un nivel musical altísimo, porque estoy rodeada de los mejores». Un disco cuidado hasta el extremo gracias a que cada uno de los integrantes de la agrupación «viene de un género musical distinto», por lo que la música es tratada «de una forma muy especial».

«En el álbum hay un poco de todo», asegura Almalé, que describe su trabajo como una amalgama de «arreglos propios de música barroca y de música sefardí, mezclada con nuestras creaciones». Unos nuevos temas que también impactan en otros músicos: La patética, una composición para viola de gamba hecha por Almalé, ya ha llegado a los oídos de un violagambista brasileño. «Este músico ya me ha dicho que está trabajando sobre mi pieza», explica la zaragozana, que ha facilitado las partituras al artista sudamericano para que la creación musical no se frene. «Es muy ilusionante ver como tu trabajo llega hasta la otra esquina del planeta», sentencia Almalé.

La música antigua, su terreno

Nacida en 1993, Pilar Almalé pertenece a una generación más cercana al pop, al rock, al electro latino o a la música electrónica. Sin embargo, la violagambista zaragozana encuentra su hogar en el barroco. «La música barroca es el origen de todas las músicas que hoy escuchamos», asegura la artista, que encuentra en este género «la música que es natural para mí».

«No me parece un lenguaje muy alejado de la música que se escucha ahora», explica Amalé, que determina que la historia de la música y la del arte «es un ciclo que se repite: recuperar y matar al padre, constantemente». Esa es la explicación que la violagambista encuentra en la tendencia actual que recupera a las raíces musicales de nuestros antepasados.

Almalé salta este miércoles 22 de diciembre al escenario de la Luis Galve a partir de las 19.30 horas para convencer, con su música, a todo el público: «Los aficionados de la música antigua disfrutarán de los arreglos que se hacen sobre la música sefardí o la barroca». También, aquellos que se queden con el jazz también gozarán de un concierto que «imita lo que hacían los primeros músicos del género». Todo su repertorio, algunas improvisaciones y varias colaboraciones en el gran concierto de Pilar Almalé en el Auditorio de Zaragoza.