Aragón se ha convertido en un referente de la recuperación del patrimonio expoliado, con casos recientes como el de la devolución de los cascos celtibéricos del yacimiento de Aranda del Moncayo, y también de aquellos bienes que han sido extraídos de la comunidad de manera ilegal, como ocurrió con los bienes de las parroquias altoaragonesas que fueron devueltos a la Diócesis de Barbastro-Monzón el pasado mes de marzo tras 25 años de litigio. La directora general de Patrimonio Cultural e historiadora, Marísancho Menjón, nos explica el valor artístico de las obras de arte recuperadas y otros procesos que hay actualmente en trámite, como la devolución de las pinturas murales de Sijena expuestas actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

¿Qué supone para el Gobierno de Aragón la apertura de esta exposición en el Museo Diocesano de Barbastro con los bienes de las parroquias orientales recuperados?

Se trata de un momento feliz, la culminación de un proceso que ha durado 25 años de lucha por la recuperación de un patrimonio aragonés que debía retornar a su hogar. El Gobierno de Aragón se ha implicado siempre con este objetivo y ha estado apoyando al Obispado de Barbastro-Monzón en todo momento. Sin embargo, no es un interés solo del Gobierno de Aragón, sino de todos los aragoneses, que hemos demostrado sensibilidad por nuestro patrimonio cultural.

¿Hasta qué punto ha sido clave la colaboración entre instituciones, en este caso con la Diócesis de Barbastro-Monzón, para el éxito en este largo litigio?

El hecho de ir todos a una resulta siempre fundamental. No quiero ni pensar en lo que habría ocurrido si cada institución hubiera mantenido planteamientos diferentes, o posturas divergentes ante el caso. De todos modos, no habría podido suceder de otro modo, ya que estamos ante una cuestión que va mucho más allá del interés de una institución u otra, sino que se trata de un asunto de verdadera importancia para todos los aragoneses.

Aragón se ha convertido en los últimos tiempos en un referente en la recuperación del patrimonio expoliado, con ejemplos como el retorno de los cascos celtibéricos expoliados de Aranda de Moncayo. ¿Qué destacaría de este proceso? ¿Es similar al seguido para la recuperación de los bienes?

No, no tiene nada que ver en absoluto. Los cascos, y muchas más piezas arqueológicas del yacimiento de Aratis en Aranda de Moncayo (Zaragoza), fueron simple y llanamente robados por expoliadores profesionales que se lucraron con ello, poniendo todo el material en el mercado del arte internacional. En el caso de los bienes de las parroquias, se trató de un obispo que podía disponer de las piezas eclesiásticas libremente, pues una orden suya se debía cumplir, y lo que dispuso fue llevárselas al museo que había creado en 1893 en la capital de su diócesis, Lérida. Esa operación, nos guste o no, fue legítima, y por ello permanecieron en Lérida los bienes más de un siglo, hasta que las parroquias originarias se integraron en el Obispado de Barbastro-Monzón, y con ellas tenían que retornar los bienes, dado que esas parroquias nunca dejaron de ser propietarias y los bienes nunca fueron comprados, sino que siempre estuvieron en depósito, como han dejado claro las sucesivas instancias judiciales.

¿En qué radica el interés de los bienes retornados de Lérida?

Entre los 111 bienes devueltos hay al menos una cincuentena de gran valor artístico, especialmente las obras románicas y góticas que nos trasladan a un periodo brillante de la historia aragonesa, un tiempo en el que la sede catedralicia de Roda de Isábena brillaba como foco artístico de gran importancia, junto con otros como Benabarre o Graus. Son obras que dan fe de la pujanza de esas comarcas aragonesas entre los siglos XII y XVI, periodo que debemos estudiar con mayor detalle todavía.

¿Qué procesos tienen pensado iniciar o están actualmente en trámite?

En trámite solo queda actualmente la devolución de las pinturas murales de Sijena (recordemos que no son solo las de la Sala Capitular, sino también el conjunto de pinturas profanas que también se exhibe en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y otros fragmentos arrancados de otros lugares del monasterio); este asunto se encuentra en el Tribunal Supremo, último nivel de recurso posible. 

En cuanto a iniciar nuevos litigios, no tenemos en la actualidad ninguno en el horizonte, pero se iniciarán cuantos se considere que deben desarrollarse para la recuperación de patrimonio aragonés que haya salido fraudulentamente de su territorio o con los que se haya cometido alguna ilegalidad.

¿Qué cambios o soluciones son necesarios para acabar con estas situaciones?

Una cuestión fundamental es que seamos conscientes de lo que el patrimonio cultural significa para nuestra identidad, que tengamos muy claro que es un valor importantísimo para Aragón como sujeto histórico, y que debemos protegerlo siempre. Difusión, estudio, investigación y conciencia ciudadana tienen que ir aliados, al igual que las instituciones, independientemente de quien las dirija.