–Todo nace de un sueño.

–Más bien de una imagen que me vino estando bastante despierta escuchando El cascanueces. Es algo que me pasa mucho cuando escucho música, se me ocurren escenas visuales, y me vino la imagen de una señora con abrigo de pieles y un bolso andando por la calle, es lo único que tenía en principio. 

–¿Y ya le caía mal esa señora?

–(Risas). La obertura de El cascanueces es un poco cursi y tiene algo de mágico y esperanza. Se me ocurrió a esta mujer ansiosa, nerviosa pero con esperanzas y entonces pensé que si las tenía se las iba a quitar aunque no tenía una personalidad desarrollada. Sí sabía que quería crear un personaje difícil porque son los que más me gustan como lectora y bueno, también como creadora, es que si no me aburro. 

–¿La idea que mueve a la novela podría ser la de la explosión de la cotidianidad?

–Me gusta mucho esa frase... Tiene lujo y terror, como te decía antes, la una sin la otra me aburriría. Me gusta mucho esa mezcla, algo cotidiano que de repente es aterrador o algo que parece perfecto y de repente explota. 

–Al final, es lo que más miedo da.

–Claro, lo cotidiano… Como dijo Shirley Jackson de manera abrumadora, cuando uno se siente más seguro es cuando lo controlas todo. Tenerle miedo a tu día a día es lo más espantoso que te puede dar la vida, que entre en tu rutina... Me da hasta taquicardia pensarlo.

 –Nombra a Shirley Jackson pero también la han comprado con_Patricia Highsmith, y es solo su primera novela, ¿qué le parece?

–Es algo maravilloso, un honor… No insinúo que esté a la altura de ninguna de ellas pero es verdad que son mis inspiraciones, es inevitable que algo te pueda recordar a ellas. Además, directamente hay muchos guiños. Es un honor que me comparen con estas genias... ¡y con Alfred (Hitchcock)!

 –La protagonista vive un proceso de construcción de identidad que para mí es lo más importante de la novela.

–Las cosas no son lo que parecen. Los personajes tienen muchas cosas que ni ellos saben que tienen. Y se ve cómo vamos construyendo una personalidad según todo lo que nos va pasando, lo que vamos experimentando, nuestras decisiones… Eso me apasiona y como el carácter humano se obsesiona con una cosa distinta. Con distanciamiento clínico quería llegar a por qué esa persona se ha hecho así y ha llegado a ser la persona que es, casi no tiene identidad y por eso no doy nombre de pila.

–¿Por qué la enfrenta constantemente a los espejos?

–Estoy todo el rato llevándola a espejos. Esa es mi justificación para torturarla, decirle que yo le di la oportunidad en muchas ocasiones de enfrentarse a sí misma. Y fue muy terapéutico porque yo peco de muchas cosas pero no de no enfrentarme a mí misma. Soy muy autocrítica y esto era un poco para decir que aunque tenga cosas de ella no soy yo, Ella no se mira a un espejo nunca y si se mira no se ve.

 –¿Le daba miedo que pensaran que era usted la protagonista?

–Miedo no... A día de hoy aún me dicen que les recuerda a mí. En algunas cosas es una caricatura grotesca, no en todo pero ese entrar en bucles constantes por todo sí soy yo, me reconozco.

 –No quiero hacer ‘spoiler’, pero a ver si le va a pasar como a la protagonista.

–Espero que no, ya que la he creado yo espero evitarme el destino de la señora. A mí me rodean bellísimas personas, no como en su caso, y he tenido una infancia mucho más feliz.

 –Lo tengo claro, definitivamente le cae mal.

–Sí, me cae mal, pero también sé por qué es así y entiendo también esa obsesividad y ansiedad. Soy la primera que entiende lo que es vivir en un estado constante. Me da pena pero me cae mal.

 –¿Cómo construye esta primera novela?

–No me lanzo a escribir a menos que tenga el comienzo y el final pero te hablo de escenas, nada detallado. Lo de en medio es más improvisado, que eso es lo difícil. 

–¿Qué cree que opinarán los lectores tradicionales de novela negra sobre su novela?.

–No lo sé... No es un thriller al uso, es como que el thriller es ella. Hay un asesinato y un cierto misterio con un cuerpo y parece que va a ir por ahí todo pero en realidad las pistas que se le dan al lector es sobre ella y su identidad. El misterio a resolver es ella. Espero que lo lleven bien, creo que les encantan los personajes desagradables y eso, al menos, se lo he dado.

 –No podemos acabar esta entrevista sin preguntarle por Elisabeth Moss que ha comprado los derechos de la novela para convertirla en película, ¿cómo fue?

–Me caigo muerta. Me manda un mail mi agente en el que me dice que está interesada en mi novela. Tuvimos una reunión de zoom en la que se pone a hablar de mi libro como si fuese algo real, de cómo visualizaba ella la historia fotográficamente.

 –¿Coincidía con su visión?

–Si, sí, y soy sincera, si no hubiésemos coincido, yo siempre con Elisabeth Moss. Pero es que lo veíamos muy parecido. Lo pilló enseguida y no era fácil necesariamente porque hay una mezcla de muchas cosas.

 –¿Cómo está el proyecto?

–Todavía no ha arrancado ni la preproducción ni el guion, hay que cerrarlo aún con un estudio. Estoy esperando a eso para ponerme a escribir el guion.