La galería de arte La Casa Amarilla (paseo Sagasta, 72) acoge hasta el próximo 2 de abril la obra de la zaragozana Begoña Morea Roy. La exposición Te encuentro a faltar, que se inaugura hoy a las 19.00 horas, reúne una serie de ensamblajes en los que la artista reflexiona sobre la fragilidad y la vulnerabilidad del ser humano. En este sentido, reconoce Morea que la pandemia de coronavirus ha influido en su proceso de creación, potenciando esa sensación de «impermanencia y transitoriedad». Quizá por eso algunos de sus ensamblajes penden de un hilo o están anclados tímidamente, abiertos siempre «a la posibilidad de desvanecerse».

«El vértigo que siente el ser humano también está muy presente en mi obra, así como la nostalgia de vivir lejos de tu hogar», explica la zaragozana, que reside en Londres desde 1998. Ese año, tras estudiar dos cursos de Físicas, decidió marchar en busca de su vocación como artista. Estudió Bellas Artes en la capital inglesa y siguió formándose otros dos años en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York. Morea ha expuesto su obra en Londres, Madrid y Zaragoza, y en 2004 ganó el premio Santa Isabel de Portugal de la DPZ.

Tras varios años de exploración artística, la aragonesa abrazó hace una década la técnica del ensamblaje, que le permite conciliar los más diversos materiales que tiene a su alcance: recortes de todo tipo de papel, acetatos, plásticos biodegradables reciclados, retazos de fotografías, pañuelos, cinta adhesiva, goma elástica... «Utilizo materiales muy humildes y con ellos creo obras que no se desvelan rápidamente, que hay que ir descubriendo poco a poco a través de sus laberintos», explica Morea.

Begoña Morea, este martes junto a otras de sus obras de la exposición.

Con sus ensamblajes, que en ocasiones cobran volumen escultórico, la artista va tejiendo una «nueva narrativa visual urbana» abierta a la «desorientación, el vértigo y el desafecto», tal y como subraya la crítica de arte y directora de La Casa Amarilla, Chus Tudelilla.

El peso de lo efímero y de la «impermanencia en su obra también está muy determinado por los viajes que Morea realiza en soledad. De hecho, las piezas de Te encuentro a faltar, que incluye también una instalación, comenzaron a fraguarse en un viaje en tren entre San Francisco y Chicago en 2018. «Esa exploración del espacio, la transformación del paisaje y la eventualidad del viaje están presentes en estas obras», reconoce la zaragozana, que hace tiempo que contempla el mundo en lugar de mirarlo.

Las influencias

Los ecos de la filosofía oriental también resuenan en esta exposición, con conceptos como el silencio, la quietud o el equilibrio recorriendo la galería zaragozana. Por eso, la muestra también exhibe una selección de libros que han inspirado a la artista en estos últimos años (entre otras se pueden encontrar varias obras de Rumi, el poeta, místico y sabio del siglo XIII, De la brevedad de la vida, de Séneca, Silencio, del maestro budista Thich Nhat Hanh, o Planilandia, de Edwin A. Abbott). Obras que sin duda han calado en el concepto de transitoriedad e impermanencia que sobrevuela la exposición. Está previsto que la propia artista reflexione sobre la influencia de estos libros en una mesa de trabajo en La Casa Amarilla para la que todavía no hay fecha.