Hace solo unos días, la directora Carla Simón y su Alcarràs paralizaban el mundo del cine: la película española ganaba el Oso de Oro en el Festival internacional de Berlín. El largometraje, rodado en catalán, se hacía con uno de los premios cinematográficos más prestigiosos del planeta, 39 años después de que lo hiciese Mario Camus con La colmena. Y una película que también tiene sabor aragonés.

Entre las diferentes localizaciones que forman Alcarràs, el municipio oscense de Fraga tiene su hueco en la pantalla. Las huertas de sus alrededores y el aparcamiento de la discoteca Florida 135 se dejan ver en un filme que narra el drama de una familia de agricultores que ven como su pequeña explotación va a ser sustituida por paneles solares, en busca de un mayor rendimiento económico.

Todo este cóctel ha llevado al fragatino Carlos Cabós a ser parte del elenco principal de la película. Una experiencia que comenzó por pura casualidad: «Estábamos en las fiestas de un pueblo cercano a Fraga, vimos el cartel del casting y decidimos apuntarnos», cuenta entre risas este actor aficionado, que considera que su relación con el campo –ha sido agricultor ecológico durante gran parte de su vida laboral– le ayudó a hacerse con el papel.

«Dudé de si podía grabar la película, ya que el rodaje me coincidía con los meses más fuertes de la cosecha», recuerda Cabós, que vivió un intenso verano, con una gran preparación junto a todo el equipo: «Nos juntaron durante dos meses para que nos conociésemos mejor».

Una situación que resultó eficiente y cuyo mérito atribuye Cabós a la propia Carla Simón: «Es una maestra en este tipo de situaciones y nos llevó a su terreno hasta conseguir que fuéramos una familia». Un resultado que, según tiene entendido el actor, se vio en la Berlinale: «Les han preguntado si éramos una familia real, por la buena sintonía que hay entre todos durante la película».

Un rotundo éxito que, sin embargo, a Cabós le generó algunas dudas en el arranque del proyecto. «No veía claro que se le pudiera dar un buen enfoque», cuenta este fragatino, que llegó a advertir a la directora catalana: «Tras leer el guion, pensaba que la película iba a ser un completo tostón». El tiempo, la grabación y la construcción de la película le quitaron la razón: «Cuando entendí que el resultado final eran planos, imágenes y una historia completa, me di cuenta de que Alcarràs era toda una obra maestra».

Cabós sigue alucinando con el premio cosechado por la película en Berlín y aun celebra que aquella locura de fiesta con unos amigos le llevase a presentarse a un cásting en el que participaron más de 9.000 personas. «Carla tenía unos personajes en la cabeza y desde que me vio supo que tenía que ser Xisco», sentencia este actor aficionado, que no cree que su andadura frente a las cámaras pueda saltar al profesionalismo: «Voy a llegar a donde me lleve el viento y solo cogería una nueva película si su historia de verdad me apasiona».