Dormir esta noche. Y otras inducen a la modorra y al sueño. No es el caso de los discos que les propongo. Yard Act es una banda de Leeds, ciudad del norte de Inglaterra, que debuta con The Overload (Zen FC / Island). James Smith, su líder y vocalista se sitúa en ese terreno impreciso en el que cantar y decir se cruzan. Habrá a quienes les recordará a Mike Skinner, de mis admirados The Fall. Bien, Yard Act ofrece un puñado de canciones crudas en las que el post-punk se alía con un funk de ambiente chatarrero, repletas de detalles. La oferta, en general, destila rabia y humor; entra sin contemplaciones en asuntos de calado y lamenta la era post Brexit. 

Imarhan marca la nueva generación de músicos tuaregs. Iyad Mousa Ben Abderrahmane lleva la voz y la guitarra cantantes, y Aboogi (City Slang / Music As Usual) es su nuevo disco. Imarhan es una formación que practica la música assouf, más conocida como blues del desierto; pero lo que se escucha en Aboogi va más allá, pues intervienen los ritmos bereberes (hay composiciones que recuerdan al gran Idir) y las vibraciones gnawa. Iyad tiene una voz excelente y en su guitarra, vibrante, se citan referencias múltiples. El dúo con la cantante sudanesa Sulafa Elyas en Taghadart es arrebatador, y en otras piezas colaboran Abdallah Ag Alhousseyni, de los pioneros Tinariwen, y Gruff Rhys, de Super Furry Animals.

Mekons, ese enloquecido combo after-punk (también de Leeds) que ha desarrollado sin prejuicios una carrera de 40 años apenas ha hecho pausas en su dilatada trayectoria. Exquisite (Glitterbeat), su reciente nueva entrega, se grabó durante el confinamiento desde los lugares en los que residen los miembros del grupo, usando los artilugios que cada uno tenía a mano y uniendo después las diferentes aportaciones (como en el juego cadáver exquisito, creado en 1925 por Yves Tanguy, Jacques Prévert, André Breton y Marcel Duchamp). Exquisite se lanzó en 2020 solo en Bandcamp, y ahora se edita como álbum. Y está lleno de canciones brillantes, atentas tanto a los hallazgos del grupo como al devenir de los tiempos.

Los Planetas, en dos tiempos: en uno, revisando a Lorca y recreando al trapero Khaled y a Carlos Cano, y atizándole al rock por alegrías, nos sitúa en Granada; en otro, a través de piezas ya editadas en pandemia nos acerca a la nueva normalidad y a la crítica social. Esta dualidad se recoge en Las canciones del agua (El Ejército Rojo). Un disco en el que están todos los territorios pisados por Los Planetas y nuevos logros.

A William Blake debemos el aserto «el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría». Esta máxima no siempre se cumple, pero funciona en el caso del dinámico K Bay (Dominó / Music As Usual), de Matthew E. White, quien dice que su música es psicodélica densa y cálida, espacial y atmosférica, radical y con iridiscente rhythm & blues. Anótese, resumiendo, que es un disco audaz en concepto y arreglos, que gira en torno al funk setentero y más.

Inspirado por la película La crónica francesa, de Wes Anderson, Jarvis Cocker, de Pulp (o su alterego Tip-Top) ha registrado con tino Chansons d’Ennui Tip-Top (ABKCO), piezas en francés que originalmente cantaron (y / o firmaron) Serge Gainsbourg (rotunda la revisión de Requiem por un con), Dalida, Max Berlin, Christophe, Nino Ferrer, Françoise Hardy... Gozos como Paroles, paroles (con Laeticia Sadler); Aline; Mon ami la rose; Elle et moi...

Rob Burger, tras el mosaico exótico-cósmico The Grid (2019), ofrece ahora Marching With Feathers (Western Vynil / Popstock!), anclado en una delgada frontera entre lo relajante y lo perturbador. Las piezas reverberantes con piano son antológicas; y las creaciones con chelo, teclados y distorsión, agitadoras.

Punch Brothers, con criterio y dejando claro que vive en el siglo XXI, rinde homenaje a Tony Rice en Hell On Church Street (Nosesuch / Warner), o lo que es lo mismo: echa una mirada personal a Church Street Blues, el álbum que Rice grabó en 1983. Piezas instrumentales y vocales de un maestro del bluegrass, tratadas con desparpajo e intención.

Jorge Drexler ha cambiado de compañía discográfica y su ex aprovecha para sacar rédito del repertorio. Es una jugada habitual que en esta ocasión no invalida la publicación de 30 años (Warner), pues acerca al neófito e incluso al experto a la obra de uno de los autores e intérpretes en español más brillantes. Grandes canciones, rarezas e inéditos y colaboraciones varias trazan en cuatro CD un irresistible soundscape