El aragonés Jesús Artigas, de 37 años, se ha convertido en el primer español en lograr la medalla de oro en las Olimpiadas de Origami en Internet. Una competición de prestigio internacional en el mundo de la papiroflexia en la que han participado 800 personas de todo el mundo.

¿Qué supone para usted ser el primer español en lograr el oro en las IX Olimpiadas de Origami en Internet?

Haber quedado el primero en un concurso internacional tan importante es un orgullo y también una sorpresa inesperada. Había participado en otras ediciones anteriores y siempre me había quedado entre los 20 primeros; este año buscaba entrar entre los 10 primeros y cuando me comunicaron que había ganado casi no lo creía. Es una competición en la que han participado 800 personas de todo el mundo, muchos de ellos artistas a los que admiro, y quedar delante de ellos es una satisfacción. Además, todo el mundo de la papiroflexia está pendiente de las Olimpiadas, de las obras de los ganadores, qué hacen, cómo las hacen... y pensar que ahora estarán fijándose en lo que yo he hecho es una barbaridad.

¿En qué consiste realmente esta competición?

En plegar 11 piezas, diez de ellas interpretaciones de otros artistas y otra, que es la que más se valora, de creación propia. Este año el lema para esta pieza era Historias del mar, y presenté un faro con una ola y barquitos. Acabé contento con lo que había hecho, pero nunca pensando que iba a ganar.

¿Cómo se inició en el plegado del papel?

Comencé a los 8 años en un curso de verano. Me enseñaba Felipe Moreno, del Grupo Zaragozano de Papiroflexia, con lo que tuve un buen maestro. Luego, con 25 años entré en el grupo y a partir de ahí fue un no parar. 

¿Pensó alguna vez que iba a llegar tan alto o que la papiroflexia iba a convertirse e su trabajo, pues usted es guía e imparte talleres en el EMOZ, la Escuela Museo de Origami de Zaragoza?

Nunca pensé ni una cosa ni la otra. A finales de 2013 se inauguró el museo y su director, Jorge Pardo, me dijo que contaba conmigo para trabajar en él, lo que para mí fue un honor, pues es el único museo de origami de Europa y uno de los tres únicos del mundo. De repente mi pasión podía ser también mi profesión.

Jesús Artigas, campeón olímpico de papiroflexia, nos enseña a hacer una sonrisa en un minuto

Jesús Artigas, campeón olímpico de papiroflexia, nos enseña a hacer una sonrisa en un minuto Jaime Galindo

El museo es todo un referente mundial en el mundo del origami, sin embargo, da la sensación de que los aragoneses no sabemos darle el valor que tiene. ¿Lo ve así?

Es posible. Es un museo muy valioso por su concepto, su originalidad. Aquí hay obras de los más grandes artistas como Eric Joisel, el mejor que ha existido, pero también de Floderer, Gian Dinh, el uruguayo Díaz... si fuese otro tipo de museo podríamos decir que tiene obras de los mejores del mundo. Es una maravilla. Para los aragoneses debería de ser una visita imprescindible, pues el contemplar el origami es una forma de sorprendernos de la creatividad del ser humano.

Creatividad y método, me imagino, pues hacer una pieza debe conllevar un trabajo técnico minucioso.

La papiroflexia tiene un componente matemático, geométrico, de estructura técnica muy importante, pero también de libertad creativa, donde el artista puede plasmar su personalidad, pues incluso a la hora de interpretar un modelo de otro artista puedes acabarlo con un sello propio. Y es también una disciplina que ofrece muchos beneficios tanto a las personas mayores con problemas en sus manos por ejemplo, como a los niños por su concepto en sí misma ya que es un trabajo que requiere paciencia, meticulosidad, imaginación y al final tiene recompensa.