Llegó Antonio Carmona al Teatro Principal, el lunes, acompañado por familiares y amigos para celebrar más una fiesta que un concierto; más una celebración que una actuación al uso. Una fiesta en la que Antonio, la cabeza más mediática del clan artístico de los Carmona, ejerció de maestro de ceremonias en un ritual en el que, como marca su trayectoria y, anteriormente la de Ketama, el flamenco se enredó con músicas de aquí y de allá y en el que todo el mundo (en el escenario, me refiero) tuvo su ración de gloria. Su hija Marina (voz), sus sobrinos Lucas (voz) y Juan (voz y guitarra) su primo Carlos (guitarra), Antonio Montoya (percusión), Félix Estévez (teclados), Kiki Ferrer (batería) Santi Greco (bajo) formaron la banda, una familia que va más allá de los lazos de sangre. Ah, y como invitados especiales, Kase.O y Carmen París.

Antonio no anduvo muy allá de voz (sentimiento sí que le sobró), pero ahí estaban Marina, Lucas, Juan y Antonio para suplir carencias y poner sus cuerdas al servicio del jefe. Comenzó la velada a lo latino con Vengo venenoso, siguió con Me encanta y se asentó con Se dejaba llevar por ti, versión de la pieza de Antonio Vega que en su día grabó Ketama. La salida de Kase.O al escenario, para compartir con Antonio Para que tú no llores, subió la temperatura del teatro, convenciendo incluso a los espectadores a los que no les gusta el rap.

Marina, en una macedonia de flamenco, pop y jazz, ofreció su canción Me sigo acordando. Luego, Hacia la iglesia concluyó con un sabroso tumbao de Benny Moré ("Castellano, qué bueno baila usted"). Y tras el bailoteo, un set a lo Tangana, alrededor de una mesa, para homenajear a Serrat (Aquellas pequeñas cosas), arrancarse por tangos (“Mientes como nadie cuando me dices te quiero”) y Me maten, pieza registrada por Antonio y el mentado C. Un recuerdo al gozoso disco Songhai 2, grabado por Ketama, Toumani Diabaté y José Soto, llegó con Djamana Djana, y Problema dio la oportunidad a Carmen París de lucir su voz de jotera transgenérica. Y otro tributo: este, al salsero Óscar de León, con un combinado que incluyó fragmentos de Siéntate ahí e Indestructible. Un No estamos locos, con remate final en tiempo de bolero (Llévatela), anticipó el sarao de despedida, con las ketameras Vente pa Madrid y Tan agustito, con Kase. O rapeando Renacimiento y pidiendo "ruido, más ruido", para Carmona. Y con ruido y furia (artística), a la manera shakesperiana, concluyó la juerga. Solo faltó el fantasma de Bertín: ¿En tu casa o en la mía? ¡En la de los Carmona, nene, que no te enteras!