Existió una vez un ambicioso Napoleón Bonaparte de 30 años atraído por la cultura egipcia. El 12 de agosto de 1799, durante una de las muchas expediciones que organizó en el país antes de ser emperador, el legendario militar francés decidió pernoctar en el interior del monumento funerario más grande del mundo, la Gran Pirámide de Guiza, en Egipto. A su salida, solo fue capaz de describir la experiencia con las siguientes palabras: «Si os lo explicara, no me creerías».

¿Qué llevó a Napoleón a pasar la noche en aquel lugar? No era un destino turístico como hoy en día, sino deshabitado y peligroso. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué buscaba? Y, lo más importante, ¿qué sucedió allí dentro que lo dejó sin palabras? Biógrafos e historiadores nunca han podido despejar estas incógnitas, pero el escritor superventas turolense Javier Sierra se atrevió a proponer una respuesta en la trama novelesca de La pirámide inmortal, una de sus novelas más conocidas y leídas, que ahora da el salto al cómic.

La adaptación cuenta con guion de Salva Rubio (El fotógrafo de Mauthausen), dibujos de Cesc Dalmases (que ya adaptó Victus) y un trabajo de color de Roger Surroca. Definida por el propio autor como «una superproducción del cómic español», se publicará el próximo 6 de mayo de la mano de Norma Editorial.

Reconstrucción histórica

La trama, creada con una importante labor de reconstrucción histórica, aborda una de las grandes obsesiones de la humanidad: la posibilidad de la vida eterna. El cómic combina intriga, acción y sensualidad e incluye desplegables. Para el dibujo, Dalmases se documentó sobre Bonaparte con los pocos retratos y bustos que existen de él de joven: «Quería representar a un Napoleón juvenil», subraya.

Sierra, ganador del Planeta en 2017, asegura sentir pasión por el cómic desde niño, algo quizá desconocido para muchos. «Fui una especie de dibujante aficionado en mi adolescencia, le dediqué mucho tiempo. De hecho, mi primer libro era algo así como un relato con viñetas. Se llamaba Historias de esa cosa llamada ovni y hoy no se lo dejaría leer ni a mi madre», afirma el escritor entre risas, acompañado de Dalmases, Rubio y Surroca.

Viñeta de 'La pirámide inmortal'. NORMA EDITORIAL

No duda de que ese temprano interés por el dibujo hizo que le gustara tanto la idea de llevar su obra a la viñeta. «Los escritores tenemos mucho miedo a que nuestras creaciones se pierdan en las sucesivas adaptaciones, pero pienso que en este caso es una versión muy fiel al libro original [...]. El cómic siempre ha sido tratado como el hermano menor de la cultura, pero es una gran herramienta en una sociedad cada vez más lúdica y, en este caso, tiene el mismo volumen de trabajo y profundidad que cualquier otra novela histórica».

Sierra también pasó una noche en la Gran Pirámide: "Tuve muchísimo miedo. Lo pasé tan mal que no escribí nada"

Sierra también pasó una noche a solas en el interior de la Gran Pirámide de Egipto. Fue en 1997, cuando ejercía de periodista el turolense (que cuenta con una biblioteca con su nombre en la ciudad aragonesa) y se hallaba en busca de un reportaje. Su intención no era otra que la de imitar la experiencia vivida por Napoleón en el interior de la gran tumba del faraón Keops y, al igual que Bonaparte, al escritor también le cuesta encontrar la manera de explicar lo que sintió allí dentro: «Tuve muchísimo miedo. Lo pasé tan mal esa noche que no escribí nada. No fue hasta mucho tiempo después que lo plasmé en el papel como una forma de exorcizar esos fantasmas, y entonces pude comprender hasta dónde llegó mi pánico», admite.  

Un temor que le hace empatizar con el de sus personajes en el relato y que, a pesar del mal trago, le sirvió para idear la trama de La pirámide inmortal. Su primer libro adaptado al cómic, pero puede que no el último, porqué además de que esta historia deja la puerta abierta a una posible segunda parte, Sierra admite que no descarta ilustrar alguna otra de sus novelas, como La cena secreta