El Periódico de Aragón

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NOVEDAD EDITORIAL

Manuel Guedán: "El trabajo es una condena"

El escritor presenta su segunda novela, 'Los sueños asequibles de Josefina Jarama'

Manuel Guedán presenta en Zaragoza su nueva novela, 'Los sueños asequibles de Josefina Jarama'. MIGUEL ANGEL GRACIA

Manuel Guedán presenta esta tarde su novela cómica Los sueños asequibles de Josefina Jarama (Alfaguara) en la librería Cálamo zaragozana, y hará lo propio este próximo jueves en el Palacio Ardid de Alcañiz. En la localidad turolense charlará a partir de las 20.00 horas en un acto dentro de la programación de Alcañiz Lee. Esta novela, segunda del escritor, versa sobre la vida de Josefina, mujer entregada al trabajo y obsesionada con ascender socialmente.

Para el autor, el trabajo asalariado no deja de ser "una condena", al más puro estilo Raphael, al que por cierto referencia a lo largo del libro en alguna ocasión. "He tenido una educación política muy parecida a la de mis padres, y ellos siempre me inculcaron que el trabajo dignifica", afirma, algo con lo que no está en absoluto de acuerdo: "Al trabajo asalariado no le veo ninguna capacidad de aportarnos dignidad, realización o algo así". Sin embargo, su perspectiva como escritor se ve obligada a cambiar, ya que siempre intenta "empatizar con todos los puntos de vista, y comprender a gente, como la protagonista, para la que el trabajo sí dignifica".

La necesidad de escribir esta novela surge precisamente de ese "rencor", en términos de Guedán, quien formó esa percepción laboral cuando trabajó en una oficina. "Parte del momento en el que tengo que pedir permiso para salir a hacer un recado, o porque estoy enfermo, o porque necesito dar un paseo porque estoy hasta el gorro del ordenador. De repente, toda tu vida depende del permiso que te conceda o no, con buena voluntad o arbitrariamente, una persona que es tu jefe". Una sensación de "encarcelamiento", dice, que no había experimentado anteriormente.

La dicotomía entre trabajo y familia 

La protagonista, en cambio, busca ascender de la forma más rápida y eficaz posible, de una forma casi obsesiva y dejando atrás incluso a la familia. Su vida cambia cuando descubre que su madre es comunista en la clandestinidad y tienen que huir a Francia tras un desfalco. Es entonces cuando decide regresar para intentar prosperar en la fábrica de juguetes en la que ambas trabajaban. "En España, trabajo y familia son dos realidades que a menudo van de la mano. Esto no pasa en los países de nuestro entorno como Francia u Holanda", argumenta el escritor, quien añade que el personaje de Josefina le sirve "para llevar al extremo, casi esperpéntico, de si alguien se cree eso que los empresarios dicen tantas veces de que la empresa es vuestra familia. Es la prolongación de un discurso que está ahí fuera y que recibimos continuamente". Y elige contar su historia desde la comedia porque sirve "para retratar muchas de esas realidades cotidianas con estilización".

En cualquier caso, Guedán critica la concepción social de que el ascensor social es algo habitual, cuando no deja de ser "la excepción de la norma", lo cual lo mitifica. Con todo, la protagonista no deja de ser un personaje que, según reconoce el propio escritor, "está hecho de las partes más patéticas de mí", ya que pese a que es fácil verla como alguien poco solidaria, la ambición es algo que, de una forma u otra, "tiene todo el mundo".

Josefina Jarama vive cuatro episodios de la historia española por los que se ve afectada: la crisis del petróleo de mediados de los 70, la ruta del bakalao, la preliberalización del mercado y la aparición de las cadenas de comida rápida. "Frente al discurso de la meritocracia, la novela propone que somos antes hijos de las crisis que nos tocan vivir que de los méritos profesionales", dice el escritor. Guedán cree que, en la pandemia, la protagonista hubiese "inventado una realidad paralela en su cabeza", pues, además de un punto "lazarillesco", Josefina también tiene ciertos toques "quijotescos".

El objetivo de la obra no es tanto concienciar, sino permitir que el lector "acompañe a los personajes", aunque sí le gustaría que el público reflexione sobre la tensión entre ambición y empatía: "Parece que los sueños son un camino individual, pero para cumplirlos, a menudo alguien deja de hacerlo y ocupas un lugar, porque en la orla de los sueños cabe muy poca gente". 

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