El Periódico de Aragón

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HISTORIA DEL ARTE

El visor de Chus Tudelilla: Barradas, rutilante meteoro en tierras de Aragón

El arte del pintor Rafael Pérez Barradas causó extrañeza y perplejidad en la Zaragoza de principios del siglo XX

'Boulevard', París 1913.

El domingo 6 de junio de 1915, 'El Noticiero' publicó en primera página y lugar destacado un suelto con el título «Un artista» que informaba de la exposición en la Veneciana de dos «hermosos» cuadros del pintor Rafael Pérez Barradas, a quien presentaba: «Natural este artista de Montevideo y después de recorrer varias ciudades de Europa, siguiendo la vida errante que había emprendido desde que salió de su tierra, llegó a esta capital enfermo y con el alma sangrando por anteriores extravíos. Personas caritativas de este hospitalario pueblo, consiguieron el completo restablecimiento de su enfermedad física y moral y ahora se propone exteriorizar sus dotes artísticas. Joven todavía, posee una imaginación viva y una gran afición al arte que inmortalizó a nuestro Goya, a Murillo y a tantos otros genios. Hemos visto las dos obras que ha dado a luz en esta capital y no dudamos que el público sabrá reconocer con justicia los méritos de este artista americano, que por su temperamento artístico y por las excelentes condiciones que reúne para el género que cultiva es digno de admiración, no siendo aventurado afirmar que llegará a ser un gran artista».

 Acertó en su vaticinio el anónimo autor de la nota, que quizás fuera Emilio Ostalé Tudela y de ser así, el crítico se convertiría en introductor de Barradas en el ambiente cultural de Zaragoza. La siguiente noticia sobre la actividad del pintor la encontramos en 'El Diario de Huesca' el 28 de septiembre de 1915, a cargo de Gascón de Gotor (hijo), en la que se informa de la reunión de escritores y artistas celebrada en la Escuela de Artes e Industrias para abordar la obtención de fondos destinados a erigir un monumento a Goya en Zaragoza durante las fiestas del Pilar. A la reunión acudieron entre otros Ostalé y Barradas quien, para esas fechas, ya estaba involucrado en la nueva etapa que la revista 'Paraninfo' inició en el nº 47 (7 octubre 1915).

El semanario brindó sus páginas a la promoción del artista, convencidos de que su arte y personalidad encajaban con el deseo manifiesto de abrirse a las modernas corrientes; y así fue como en sabia alianza con Barradas los «chicos» de 'Paraninfo' hicieron realidad su rechazo a todo lo viejo y su desinterés por el pasado, acorde con las portadas que Barradas diseñó para una publicación interesada en renovar la cultura aragonesa, que ese fue su propósito principal. Tras la declaración de principios, Ángel Abella comparó a Barradas, autor de las ágiles caricaturas de los colaboradores de 'Paraninfo', con uno de esos «rutilantes meteoros de la tierra» que «caminan ansiosos de vida, de ideal, y si por un fenómeno de espejismo o por ineludible necesidad se ven obligados a convivir en ciudades tan poco humanas como esta, que tantos honorables títulos ostenta, pronto se lanzan en su vértice originario». De que Barradas no lo iba a tener fácil en Zaragoza eran todos conscientes.

El aristocrático Lawn Tennis Club acogió la exposición individual de Barradas en Zaragoza, en diciembre de 1915.

Desde el 'Ideal de Aragón' Martín, Martín Triep valoró la aportación de Barradas y le puso nombre: «He aquí un pintor original para el gusto de los públicos. Nuevo por sus orientaciones, nuevo por la interpretación de sus cuadros. Pérez Barradas es futurista, que ya es decirlo todo». Pese al apoyo decidido de Paraninfo, consideró, dudoso era que triunfase. «En un pueblo inerte, como el nuestro y borreguil, se da cabida pocas veces a las rebeldías, y los cuadros de Barradas son rebeldes y flageladores».

Y así fue como Zaragoza tomó partido. Por un lado los barradistas, del otro los antibarradistas, cuyas posiciones encontraron primer escenario en la 'Exposición Regional de Arte' organizada por 'Paraninfo', alentada por Barradas y Aguayo, que tuvo lugar en el Casino Mercantil del 17 al 31 de octubre. Los comentarios en prensa se sucedieron. «Pérez Barradas es un artista que cultiva con entusiasmo y mucho acierto la pintura emocionista. El no pinta las cosas; pinta en el lienzo las emociones que en su alma sugieren aquellas» ('Diario de Avisos de Zaragoza', 19 octubre). «No pinta seres, pinta sensaciones» (Gascón de Gotor, hijo, 'El Diario de Huesca', 20 octubre). A Don Ramiro ('La Crónica', 23 octubre) se le cruzó: «Ante las obras de Pérez Barradas nos quedamos un poco perplejos, indecisos, pasmados (...). Es un emotivo, no da más que sensaciones», y si pinta así por gusto hay gustos que merecen palos, concluyó. El mismo día Martín felicitó en el 'Ideal de Aragón' a Barradas, «el pintor de las carreteras, como le llamamos ya».

'Los emigrantes', Montevideo, 1912.

El arte de Barradas causó extrañeza y perplejidad. No gustó. Demasiado complejo para desentrañar su intenciones, lo que motivó que en 'Paraninfo' se analizaran sus obras. José Viana Cólera publicó en el nº 51 (17 noviembre) un artículo dedicado al cuadro de 'Los emigrantes'. «Barradas tiene un espíritu de artista que sabe ver la vida por el lado tormentoso. Así como otros se inspiran en las glorias del vencedor, él se inspira en los tormentos del vencido. También la derrota tiene su grandeza, sus ramos de laurel. ¿Será porque Barradas siente el arte de otro modo? (...) 'Los emigrantes' es su obra maestra. Para comprenderla es preciso pararnos a meditar sobre la epopeya de esos míseros que cruzan el mar... ¡el mar!... Allí van plenos de ilusiones, de esperanzas... (...) Ahí está el cuadro de Barradas que los pinta en un momento de tristeza, cuando rendidos del trabajo consideran lo estéril de su sacrificio...».

En un tiempo de homenajes, era urgente celebrar al amigo en agradecimiento a su entusiasmo; y en su honor se organizó el 20 de noviembre un banquete en el Hotel Mundial, al que asistieron artistas y escritores. Para el recuerdo, Barradas les dibujó sus caricaturas al son de músicas españolas y americanas.

En contacto con Zuloaga

 Por aquellos días Zuloaga coincidió con Barradas en la redacción de 'Paraninfo'. Ante los cuadros de Barradas Zuloaga comentó: «Poca pintura usa usted, mi amigo». «La precisa, la precisa nada más», quiso dejarle claro Barradas, centrado ya en la exposición individual que presentaría en la caseta del campo del aristocrático Lawn-Tennis-Club, ubicado en el nº 31 del paseo de Sagasta. Debido a las reducidas dimensiones del espacio, la exposición se dividió en dos partes; la primera se celebró del 6 al 11 de diciembre; y aunque la segunda estaba prevista para los días 12 al 27, se clausuró el 17.

Un día antes Ángel Abella publicó en 'La Crónica de Aragón' un comentario a la exposición: «El Lawn-Tennis, ha organizado una exposición de arte. Para algunas personas intransigentes, acopladas en espíritu y en iniciativas a lo regular, a lo rutinario, al sonido isócrono de sus vidas, les habrá causado extrañeza y aun sin importarles un bledo la exposición, algo de disgusto, al irrumpir en el pabellón de la aristocrática Sociedad deportiva, la traza exótica del artista que en alas de su modos vivendi, se contenta, ya no con un templo consagrado al arte, con un rincón amable de refugio para las creaciones de su espíritu. Parece demostrado que la forma y el fondo, nunca se entregaron a las lides de la disyuntiva. Y siguiendo esta creencia bastante arraigada, es de aplaudir a la Junta del Lawn-Tennis, que ha acertado a complementar la esencia del molde con su sustancia». En el nº 4 del boletín 'Stadium' (10 enero 1916) se publicaron las razones del conflicto en una carta abierta a «esos niños de 'Paraninfo' que monopolizan la intelectualidad aragonesa» y sus ridículos intentos de «regenerar la patria con cuatro plumazos». A las diferencias políticas e ideológicas se sumaron problemas económicos que motivaron el fin de Paraninfo y la salida de Barradas de Zaragoza en febrero de 1916, «tan pobre como había llegado». 

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