El Periódico de Aragón

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NOVEDAD EDITORIAL

Sandra Sabatés: "Los cuentos clásicos reflejan lo que era la sociedad en ese momento, y no hemos cambiado"

La periodista publica su nuevo libro, 'No me cuentes cuentos', una recopilación de diez historias reales sobre violencia de género

Sandra Sabatés ha publicado su nuevo libro, 'No me cuentes cuentos' Jaime Galindo

La periodista Sandra Sabatés publicó el pasado 6 de abril su nuevo libro, No me cuentes cuentos (Planeta), una recopilación de diez historias de mujeres que han sufrido algún tipo de violencia de género en sus vidas, desde la violencia física a la psicológica. La obra narra de un modo peculiar sus relatos, inspirándose en los cuentos clásicos que todos conocemos. En una visita reciente a Zaragoza para su presentación, Sabatés atendió a este diario para desgranar algunas de las claves del mismo.

El libro es una denuncia de la normalización de la violencia de género en nuestra sociedad. ¿En qué punto estamos?

En cuanto a violencia de género, el libro demuestra que no hemos avanzado absolutamente nada. En él hablo de violaciones, mutilación genital femenina, abusos sexuales infantiles o de violencia física y psicológica. La situación era exactamente la misma que la que siguen sufriendo muchas mujeres a día de hoy en nuestra sociedad. No hemos evolucionado, seguimos en el mismo punto.

¿Qué ha sido lo más duro de todo el proceso de documentación?

Lo más duro ha sido escuchar sus historias. Son de una brutalidad tremenda, te cuentan auténticas salvajadas. Cuando escuchas a una chica hablarte de que ha sufrido una violación múltiple o una violación por sumisión química, o que su padre ha estado abusando durante cinco años de ella cuando solo era una niña, te indigna. Te das cuenta de que tenemos un problema muy grave como sociedad. Acabar con esta lacra debe ser uno de nuestros principales objetivos.

¿Cuándo y cómo decide escribir estas historias, paralelas a los cuentos clásicos?

Empecé con Caperucita, que es mi cuento preferido. Me di cuenta de que me estaban contando la historia de una violación, e inmediatamente pensé en la víctima de la manada, uno de los casos que ha marcado un antes y un después en nuestro país. A partir de ahí, empecé a revisar con esa mirada el resto de cuentos clásicos. A veces, en un solo cuento podían aparecer varias muestras de violencia de género, y me pareció interesante hacer esta comparativa con la situación actual. Al final, los cuentos clásicos son el reflejo de la sociedad en un momento determinado, en este caso, hace algunos siglos. Reflejaban lo que éramos entonces, que es lo que seguimos siendo a día de hoy.

Además le permite, como recurso literario, preservar la intimidad y el anonimato de las víctimas, algo que no se respetó, por ejemplo, en el caso que ha mencionado de la víctima de la manada.

Los medios tenemos que hacer mucha autocrítica, las víctimas no son culpables de lo que les ha pasado. El foco debe recaer sobre los agresores. En este caso, tenía claro que las mujeres debían permanecer en el anonimato por muchas razones, y decidí que todas tomarían el nombre de las protagonistas de los cuentos clásicos. Hay tres de ellas que me pidieron expresamente que revelara sus nombres. En el caso de Mariana, víctima de mutilación genital, porque formaba parte de su proceso de asimilación de su propia historia; o el de Nadia, que sufrió abusos sexuales por parte de su padre. Muchas veces, creemos que la violencia de género sucede en familias desestructuradas o con pocos recursos económicos, y no tiene nada que ver. Nadia quería mostrarlo porque es de buena familia, tiene estudios, y aún así ha sufrido abusos. La violencia de género es transversal y estructural. Nos afecta a todas, simplemente por el hecho de ser mujeres.

No solo aborda la violencia física, sino también la psicológica, como en el capítulo de 'Blancanieves' o en el de la 'Bella y la Bestia'.

Para las víctimas es complicadísimo detectarlo. El gran objetivo era dar herramientas para que muchas mujeres que se encuentren en esta situación puedan detectarlo a tiempo. Las mismas protagonistas lo admitían, no se daban cuenta. La violencia psicológica es progresiva, son pequeñas gotas que van calando y cuando te das cuenta ya estás hasta arriba. Es el gran problema de esta violencia, que te anula por completo.

Otro capítulo, el de la 'Bella Durmiente', trata sobre la extensión del uso de fármacos y alcohol para abusar de mujeres. ¿Somos realmente conscientes de hasta qué punto es esta una realidad en nuestro país?

Es uno de los delitos que más está aumentando en nuestro país. Uno de cada tres abusos se comete por sumisión química, y hubo dos cosas que me impactaron mucho. Por un lado, me di cuenta de cómo muchas veces las víctimas se sienten culpables por lo que han vivido, e incluso responsables del dolor que la situación causa en su entorno. Y luego esa incertidumbre permanente en la que vive la víctima, muy consciente de que nunca va a saber que hicieron durante esas horas que estuvo inconsciente con su cuerpo.

Una parte de la esfera política de este país niega la violencia de género, e incluso quiere derogar leyes que denominan de “ideología de género”. ¿Qué les diría?

Que aquí está el ejemplo de que esa violencia no solo existe, sino que es un problema muy grave que tenemos en nuestra sociedad. A día de hoy, 1.144 mujeres han muerto asesinadas a manos de sus parejas o exparejas desde 2003. Los discursos negacionistas, por mucho que se repitan, no se sostienen, porque ahí están las evidencias y los datos.

¿Qué cree que falta en la sociedad para que el problema cale y se pueda erradicar?

Tenemos una igualdad legal, pero no real. Vivimos en una sociedad patriarcal, basada en valores machistas, y si queremos avanzar hacia una sociedad feminista de valores igualitarios, tenemos que cambiar nuestra mentalidad, y eso pasa por la educación. Debemos sensibilizar a las nuevas generaciones, además de reeducarnos nosotros mismos, que ya hemos crecido con esa base.

¿Cómo han reaccionado las protagonistas a la publicación de este libro?

Están muy contentas, porque su principal objetivo era lanzar dos mensajes: insistir en la importancia de que las víctimas cuenten lo que están pasando, que sepan que no están solas; y poder dar herramientas a muchas otras para que puedan detectar a tiempo que están sufriendo violencia de género. Es muy importante que los adolescentes lean este tipo de historias, sobre todo cuando ves los datos del último barómetro de juventud y género, que concluye que uno de cada cinco hombres de entre 15 y 29 años cree que la violencia de género existe. Si no somos conscientes de que existe un problema, no lo podemos solucionar. 

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