La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, ha visitado la restauración realizada en el alfarje de la ermita de San Román en La Puebla de Castro por parte del Ejecutivo autonómico. La intervención fue ejecutada entre los meses de agosto y diciembre de 2021 y fue supervisada por técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural, que ha invertido alrededor de 70.000 euros.

El templo en cuestión que ha llegado hasta nuestros días data de principios del siglo XIII. A los pies de la ermita, se sitúa su elemento más destacado: el coro alto, sostenido pon un gran arco rebajado y un excepcional alfarje. Pese a que su estado de conservación era aceptable, el conjunto del alfarje presentaba alteraciones del material como pequeñas grietas y fendas originadas por los movimientos de contracción y dilatación de la madera debido a los cambios de humedad y temperatura, especialmente en la zona próxima a la entrada del edificio, la más expuesta. Además, las policromías presentaban manchas, problemas de adherencia y pérdidas de la propia capa pictórica.

En líneas generales, la intervención ha consistido en frenar el deterioro activo y estabilizar tanto el soporte de madera como los estratos pictóricos para recuperar la unidad y la calidad estética del alfarje.

Tratamiento del alfarje

Tras el desmontaje de la tarima del coro superior para poder acceder al reverso del alfarje, se ha procedido a limpiar, desinfectar y consolidar simultáneamente el reverso y el anverso del alfarje. La limpieza del reverso se ha realizado por aspiración y posteriormente se ha aplicado un tratamiento desinsectante y fungicida sobre el soporte de madera.

Seguidamente, se ha procedido a la consolidación puntual del soporte de madera debilitada, al encolado de piezas sueltas, injertos y refuerzos estructurales con la reconstrucción de piezas faltantes, utilizando madera similar a la original previamente curada. A continuación, una vez limpia, se ha recolocado la tablazón de la tarima del coro y posteriormente se ha barnizado totalmente la superficie.

La restauración de la ermita ha concluido. GOBIERNO DE ARAGÓN

En cuanto al tratamiento de las policromías, se ha realizado una exhaustiva, aunque selectiva, consolidación y fijación de los estratos pictóricos desprendidos, abolsados o con peligro de levantamiento, actuaciones que permitieron la limpieza físico-química definida en la fase de estudios previos. Aplicada una primera capa de protección a toda la superficie, se ha procedido a la reintegración cromática de las lagunas de la película pictórica, limitándose a las necesarias para evitar distorsiones en el cromatismo del conjunto. Se ha finalizado el tratamiento con la aplicación de una segunda capa de barniz para garantizar la protección de las capas pictóricas y de la madera.

Además, se ha instalado una nueva escalera, más estable y cómoda que la anterior, para seguir accediendo al coro desde el sottocoro. También se ha trabajado en la recuperación del aspecto del embarque desde el acceso original.

La ermita o iglesia de San Román de Castro fue declarada Bien de Interés Cultural en 1944. Se trata de una construcción enclavada en el que fue el poblado medieval de Castro, un estratégico asentamiento situado en un altozano a 4 kilómetros de la actual población La Puebla de Castro. Todavía hoy son visibles muchos restos de la estructura urbana del poblado y las edificaciones que la componían, incluido el castillo.

Yacimiento arqueológico de Labitolosa

La directora general se ha acercado también al yacimiento de Labitolosa, donde ha anunciado una inversión de 50.000 euros este año 2022 para sustituir la cubierta de las Termas I del yacimiento, que se encuentra deteriorada. Asimismo, está previsto realizar obras de recalce de la cimentación existente y de mejora de la red de evacuación de aguas pluviales, valoradas en 20.000 euros.

Cerca del municipio de La Puebla de Castro se encuentra el yacimiento arqueológico de Labitolosa, declarado Bien de Interés Cultural en 1998. Se trata de una ciudad hispanorromana cuyos orígenes se remontan a finales del siglo I a.C.

Desde 1991, esta ciudad ha sido objeto de importantes investigaciones arqueológicas enmarcadas en los programas de cooperación internacional establecidos entre el área de Arqueología del Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza y el Centro Ausonius de la Universidad Michel de Montaigne-Bordeaux III.

En el yacimiento, destaca el conjunto de edificios públicos descubiertos tras varias campañas de excavación, como la Curia, que conserva restos de inscripciones, y las Termas.