La pintura del aragonés Néstor Sanmiguel Diest llega entre el 3 de junio y el 19 de septiembre al Reina Sofía en su sede del Palacio de Velázquez del Retiro, y en paralelo al Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, con obras que, según el propio creador, son "un compendio de devaneos fuera de las normas".

"La obra de Néstor tiene algo que se escapa a las normas y a las tipologías del arte, que generalmente atienden a ser elementos abstractos ópticos o narrativos y que, en este caso, no son nada de eso", ha dicho este jueves el director del Museo Reina Sofía, Manuel García-Villel, durante la presentación de 'La peripecia del autómata'.

La muestra que acogerá el edificio situado en el parque madrileño se compone de obras que resumen distintas fases de su carrera pictórica. La exposición paralela en Vitoria-Gasteiz, en las mismas fechas, albergará contenidos complementarios.

"Se trata de una muestra en dos declinaciones de un artista inclasificable", ha destacado el director del museo sobre la obra de Néstor Sanmiguel Diest, que llega a la exposición con piezas que recorren desde los inicios del creador, a finales de los ochenta, hasta la actualidad en una variedad de creaciones en las que se combinan registros pictóricos y signos gráficos. Imágenes y texto convergen en las obras del artista, vinculado a la fundación de colectivos como 'A Ua Crag' y 'Segundo partido de la montaña', y cuya obra está influenciada por su trabajo como patronista en una factoría textil.

"Trabaja con elementos que extrae de este contexto y hacen su obra original e importante, crea sus propias normas". "Es imposible hacer una cronología de la obra de Néstor, siempre aparece algo que rompe el esquema", ha dicho Beatriz Herráez, comisaria de la muestra, que define como "un trabajo de periferia en el discurso que se escapa a los cánones artísticos", ha especificado sobre el proceso de selección de las obras, 130 en total y parte de una extensa producción.

Para el propio artista, "la obra está escogida con auténtico mimo", y una muestra de ello es uno de los cuadros que adquirió la consagrada coleccionista Helga de Alvear. "Quiero dar las gracias a todos los que me han apoyado y me han sacado de las garras del olvido, sobre todo al hacerme mayor y estar fuera del circuito", ha señalado.