El arte, en un buen escenario, es aún más arte. La Noche en Blanco ha vuelto este sábado a Zaragoza para llenar los museos de la capital con cientos de actividades y espectáculos que han hecho las delicias de un público que ha respondido llenando todos los espacios.

El centro de Zaragoza se ha convertido en una fantástica ruta en la que conocer las variadas propuestas que cada espacio tenía reservadas para la tarde. La buena temperatura ha permitido disfrutar de las propuestas, muchas de ellas al aire libre, hasta la medianoche, momento en el que los museos cerraban sus puertas.

Aunque las visitas guiadas y las rutas teatralizadas han concentrado a muchos interesados en conocer los secretos de los museos, la programación ha permitido que el cine, la música, el teatro o la moda se colasen en los espacios culturales.

El IAACC Pablo Serrano ha homenajeado a Goya con el estreno del corto El niño que retrató monstruos. Una interesante reflexión animada que intenta que el genio de Fuendetodos se reencuentre con su tierra, aquella que abandonó harto para morir en Burdeos.

La música ha sido la protagonista en el Museo de Zaragoza, en una tarde reservada para el swing. Multitud de parejas han demostrado sus dotes en un baile que ha permitido al público unirse a la fiesta. El patio del museo, que fue escenario del festival Trayectos, ha vuelto a acoger un espectáculo musical del que ha disfrutado, sobre todo, el público de mayor edad.

También han sido los veteranos los que se han contagiado de la alegría de la música en Fundación Caja Rural, que ha apostado por la tradición con la jota aragonesa.

Pero no solo la programación pensaba en los zaragozanos más mayores, sino que la Noche en Blanco ha vuelto a ser una de esas citas especiales que acerca a los más pequeños a los museos.

El colectivo Rompepuertas, los jóvenes dinamizadores culturales de los museos, rompieron todos los esquemas en el Pablo Gargallo. Artistas plásticos presentando sus obras en el patio, poesía en las salas del museo y una pasarela de moda, con concierto incluido, han abarrotado el espacio. La íntima experiencia de recorrer las exposiciones de la mano de poetas zaragozanos ha generado un interesante contraste con el desfile, que se ha hecho con la atención de las terrazas de la plaza San Felipe.

Un contraste que también se pudo ver en el Museo del Teatro Romano. Mientras que algunos visitantes optaban por conocer la historia de Zaragoza visitando uno de sus iconos, otros se quedaron en la pasarela exterior para disfrutar de una exhibición de rap, batalla de gallos incluida.

El Foro Romano y su videomapping, los conciertos del CaixaForum o los títeres del Archivo Histórico Provincial también han triunfado, acumulando en el interior y en las puertas, con largas colas para visitar unos museos que tenían entrada gratuita.

Una edición más, la Noche en Blanco ha bajado la persiana de los museos con un sobresaliente en asistencia y matrícula de honor en la programación. Ya queda menos para la del año que viene.