Mikel Santiago comenzó autoeditando sus primeros relatos y con ellos consiguió llegar a las listas de los más vendidos en plataformas como Amazon e iTunes en Estados Unidos. En 2014 publicó su primera novela con Ediciones B, 'La última noche en Tremore Beach', traducida a una veintena de idiomas y con la que empezó a consagrarse como uno de los mejores autores de 'thrillers' en el ámbito internacional. De hecho, la productora de Alejandro Amenábar compró los derechos para una posible adaptación. El escritor vasco presentó hace unos días en Zaragoza 'Entre los muertos', la novela con la que cierra la llamada trilogía de Illumbe. Su nuevo libro, lleno de giros sorprendentes, tiene como protagonista a Nerea Arruti, agente de la Ertzaintza, una mujer solitaria que arrastra sus propios cadáveres y fantasmas del pasado.

¿Cuando escribió ‘El Mentiroso’, el primer libro de la saga, ya tenía en mente hacer una trilogía? 

No, fue surgiendo. La primera decisión consciente fue crear un pueblo ficticio en el País Vasco en el que ubicar una serie de tramas. Llevaba ya cinco novelas y me iba dando cuenta de que había una serie de claves comunes (un pueblo pequeño, la familia, un cierto toque doméstico y hasta rural...). Empecé a pensar que la geografía no tenía tanta relevancia y quise crear una especie de Castle Rock (el pueblo ficticio creado por el escritor Stephen King) donde ir dejando caer mis historias. Lo que no tenía pensado era hacerlas seguidas, pero 'El Mentiroso' fue tan bien que decidí seguir la senda de Illumbe.

Jaca aparece en ‘Entre los muertos’.

Sí, comencé a tramar la novela el 1 de julio del año pasado en Aínsa, mientras estaba de vacaciones. En la segunda parte del libro decidí ubicar una escena en Jaca como una especie de homenaje a ese nacimiento.

Este formato de las trilogías y los libros seriados tienen cada vez más éxito comercial.

Sí, ahí están los datos. Tiran mucho entre sí los libros de las sagas. Ese concepto del lector cautivo en una obra dividida en tres que no se resuelve hasta el final cada vez funciona mejor. Aunque no es es el caso de Illumbe, que son tres novelas obviamente relacionadas pero que se pueden leer de forma independiente. Pero sí, las trilogías tienen cada vez más éxito. Creo que el lector, ante la abundancia de opciones, posiblemente presta más atención y decide dedicar su tiempo a algo que tiene continuidad. Ahí reside quizá parte de su éxito comercial.

¿Ya tiene otra historia en cartera?

Tengo varios pucheritos en la cocina burbujeando. Y, como siempre, será ahora en verano cuando comience a escribir. Tengo varias ideas para continuar con Illumbe que no tienen nada que ver con esta trilogía. Y luego tengo en mente algunas secuelas de novelas anteriores, como el proyecto de continuación de 'Tremore Beach', con el que llevo bastante tiempo. Pero aún no sé qué va a ser lo próximo.

¿Pero también será un ‘thriller’?

Sí sí, quiero mantener la marca. Además, es lo que me gusta escribir. No preveo muchas sorpresas en ese sentido (risas).

Ese concepto del lector cautivo en una trilogía cada vez funciona mejor

¿Qué es lo que más le atrae del género?

Este tipo de novelas tienen muchos niveles. Como 'Entre los muertos', en la que hablo de la infidelidad, del matrimonio, de los recuerdos de una mujer con una infancia muy dura y en la que al mismo tiempo planteo un enigma y hay escenas de tiros. Me gusta esa fórmula que he encontrado de tocar varios temas pero con el vehículo de una novel de acción rápida y donde hay un misterio. Me atrae mucho plantear ese juego al lector casi casi de adivinanza para que ellos vayan planteándose sus teorías. Es un juego en el que invierto mucho tiempo. 

Cada vez hay más adeptos al ‘thriller’. ¿A qué lo achaca?

Sí, hace dos décadas era la novela histórica la que primaba, aunque ya entonces las más leídas tenían un componente de misterio. Siempre he pensado que en general hay dos grandes géneros: la novela negra y la rosa, que hablan de emociones y temas muy potentes, la muerte y el amor. Esos son los grandes temas y por eso triunfan ese tipo de novelas. Siempre van a ser los géneros más leídos, está en nuestro ser.

Comenzó en la literatura autoeditando sus libros. ¿Fue por convicción propia o es que llamaba a la puerta de las editoriales y no recibía respuesta?

Por las dos cosas. Yo lo empecé a intentar como creo que han hecho otros muchos autores: escribiendo un primer manuscrito largo. Pero lo enviaba a las editoriales y no funcionaba, algo que achaco únicamente a mí porque esa novela tenía cosas buenas pero también muchas malas como suele ocurrir con las primeras veces. De esa desazón surgió la idea de empezar con relatos, con cosas más cortas para curtirme en internet y ver la reacción de mis propios amigos. Eso comenzó a funcionar muy bien hasta el punto de que uno de esos relatos se hizo viral y subió hasta la lista de los más vendidos en lugares tan locos como Estados Unidos. Y ese fue el reclamo para que el mundo editorial se girase y me guiñara un ojito. Fue el inicio del camino, hasta que con la publicación de 'La última noche en Tremore Beach' ya se disparó todo. 

Hay proyectos audiovisuales de la saga de Illumbe en marcha, ya veremos si llegan a buen puerto

Comentaba antes que tenía en mente una secuela de esa novela, que es la que fue adquirida por la productora de Amenábar. ¿Qué puede contar de ese proyecto?

Sí, hay algo cociéndose bastante importante, pero aún no se puede contar nada. De todas formas, esa fue la primera pero luego hemos ido vendiendo los derechos de casi todas las novelas. Por ejemplo, también hay varios proyectos de la serie de Illumbre en marcha. Ya veremos si llegan a buen puerto. 

¿Hay una fórmula para alcanzar el éxito comercial?

No lo sé...yo lo que intento es mantener esa expectativa siempre desde la honestidad de que las novelas sean diferentes y tengan nuevos desafíos. A mí me da buen resultado salirme del tiesto y sorprender un poco. No tengo una fórmula concreta. Sé que la gente espera algunas cosas pero dentro de esos límites juego a tope a cambiar. 

¿Por qué decidió empezar a escribir?

Siempre he sido una persona inquieta y creativa desde pequeño. Ya de niño tenía esa pulsión por el relato. Recuerdo que escribía en unas hojitas y hacía dibujitos y se las vendía a mi padre por un duro. En la adolescencia tuve una temporada que me desvié a la música, pero no dejé de escribir. Y cuando empecé a vivir fuera de España redescubrí el placer de la lectura y la belleza de la escritura. Solo necesitas un boli y un papel y ponerte a soñar y a jugar. Además, yo siempre he sido muy mal mandado y el mundo de la empresa, en el que estuve 15 años, nunca me ha acabado de gustar. Ahora, por suerte, soy un hombre muy satisfecho en ese sentido porque tengo la autonomía que quería en cuanto a horarios y a poder hacer mis propios proyectos.