El Periódico de Aragón

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CARTOMAGIA

Mariano Lavida (ilusionista aragonés): "La magia nos recuerda que estar vivos es un milagro"

El mago ha vuelto este verano a los escenarios tras cuatro años de retiro espiritual

El mago aragonés Mariano Lavida ha regresado a los escenarios tras varios años alejado del foco mediático. Take It Easy Comunicación

Mariano Lavida tenía 26 años cuando decidió dar un vuelco a su vida. El aragonés, nacido en Alagón, empezó a aproximarse al mundo de la magia relativamente tarde, con 20 años. A partir de los 22, ya se dedicaba a ella de forma profesional, y con 24 le ofrecieron un programa de televisión –'Wooala', en Boing, canal infantil de Mediaset. Un ascenso meteórico que saturó al joven artista. Tras dos años de vorágine, dijo basta. "Fueron años muy explosivos, con una gira muy grande, mucho dinero, fama... Incluso me paraban por la calle. Era muy joven y se me fue un poco de las manos, en todos los sentidos", y recuerda: "Fui honesto conmigo mismo, y me di cuenta de que no era el momento de vivir todo eso". Este año, al cumplir los 30, Lavida decidió que era el momento de regresar a los escenarios. "Llevamos tres meses a un ritmo muy alto, casi no sé ni en que día vivo", reconoce.

Los motivos de su retiro temporal fueron varios, y, pese a que él mismo admite que no tenía pensado demorar su vuelta por tanto tiempo, cree que tomó la decisión correcta: "Me quedaba tanto por leer, por estudiar, por conocerme a mí mismo... Siendo tan joven, si dejas que la fama te lleve, hay una parte de ti que nunca descubres". La decisión, no obstante, no fue en absoluto sencilla, y en un principio nadie de su círculo más cercano le apoyó.

Con todo, siguió fiel a su idea y emigró al Pirineo aragonés, a una aldea del valle de Aísa donde vivió junto a un pastor trashumante durante más de un año. "Fue un retiro espiritual, pero sin ningún tipo de connotación mística ni religiosa. Simplemente, estar solo, en silencio, lo que los italianos denominaban el 'dolce far niente' (el dulce no hacer nada)", explica, y recalca: "Busqué en Google: ‘alquilar casa montaña’. Esas tres palabras me salvaron la vida". Desde el Pirineo se fue moviendo a otros lugares, como una finca al sur de Mallorca, donde pasó la pandemia, hasta regresar a su actual hogar. "Vivo junto a mi pareja y mis animales en un sitio que se llama La atalaya del desengaño. Es una casa camuflada, casi enterrada, donde tengo un estudio y una biblioteca", cuenta Lavida. Todo este tiempo, dice, lo ha dedicado en meditar y en leer y estudiar a los clásicos de muchas disciplinas como la literatura, la filosofía, la sociología, la psicología o la propia magia. Años de reflexión que le han permitido volver "con una madurez y una fuerza diferente".

Renacer en el mundo rural

Esta nueva etapa artística, cómo no, nace donde llegó lo que el propio artista califica como su "renacimiento", en el mundo rural. "He vuelto a reconocerlo", señala, "en el mundo rural hay una verdad, un ritmo y una sabiduría que no encuentras en las ciudades. De aquí a un tiempo, no descarto regresar a esos grandes escenarios, pero de momento estoy inmerso en lo rural". Además, Lavida cree que, con sus espectáculos, lleva "algo inédito" a lugares que no tienen la oportunidad de conocerlo.

"En el mundo rural hay una verdad, un ritmo y una sabiduría que no encuentras en las ciudades"

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Así, el artista aragonés lleva todo el verano girando por las tres provincias de la comunidad. Este mes de agosto, el 'tour' entra en su recta final con una gran lista de espectáculos de cartomagia. Los próximos serán este sábado, en Bailo (Huesca) y en el Fuerte de Rapitán jacetano. La próxima semana, concretamente el día 9, volverá a Aísa, en el que será un 'show' muy especial para él tras todo lo vivido. La última semana de agosto pondrá fin a estos meses de gira estival, repitiendo actuación precisamente en el Fuerte de Rapitán de Jaca.

Después, Mariano Lavida no tiene previsto volver a descansar, y está preparando un proyecto que sigue teniendo mucho que ver con los pueblos aragoneses. "En septiembre empezamos a preparar un nuevo proyecto bastante grande", anuncia el aragonés, aunque admite que, por el momento, todavía no tienen decidido el nombre: "Será algo relacionado con la magia y los pueblos. El objetivo es estar en torno a un año y medio llevando la magia hasta el último rincón rural de las tres provincias de Aragón. A partir de ahí, ya veré si vuelvo a las ciudades o no".

Cartomagia

Una disciplina, la magia, que el artista descubrió por casualidad, en plena búsqueda de un vehículo comunicativo: "Probé todas las disciplinas artísticas: la literatura, la música, el circo o la pintura. Me gusta vivir y contar. Me quedé con la magia porque es el único arte que comunica lo imposible. La vida es un misterio, una locura. A través de la magia recordamos que estar vivo es un milagro". En esa línea, añade que la magia obliga al espectador "a estar concentrado". "Estar en el presente es algo muy gozoso cuando se consigue. Ya lo decían Séneca y los estoicos cuando hablaban de la ética de vivir, es decir, del cómo y del por qué vivimos. En la sociedad actual vamos a un ritmo tan rápido que hemos perdido la ética de vivir", asegura Lavida, quien concluye: "La magia, incluso de forma subconsciente, tiene ese poder, ya que te conduce a la duda y a la cuestión".

"En la sociedad actual vamos a un ritmo tan rápido que se hemos perdido la ética de vivir"

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La especialidad del ilusionista siempre ha sido la cartomagia. "No tengo la necesidad de tocar otros palos", subraya. "Primero, la baraja es un objeto que todo el mundo tiene en su casa y conoce lo que es mezclar y cortar. Segundo, con ella puedes provocar todos los efectos posibles, desde desapariciones y teletransportaciones a adivinaciones o trasposiciones. Además, tiene una historia lúdica de ocho siglos. Con esa base, yo produzco los milagros", asevera el mago. Asimismo, sus grandes referentes son de esa misma corriente, desde Rober Houdin o Johann Hofzinser hasta Juan Tamariz, "el mejor mago de cartas del mundo" según Lavida.

En cualquier caso, y pese al largo período de reflexión en el que estuvo sumergido, el ilusionista aragonés considera que la magia es su "vida entera, un vehículo a través del cual puedo comunicar lo que voy descubriendo". En síntesis, Mariano Lavida reivindica una visión casi maquiavélica del arte mágico: "Creo que la magia tiene que ser un medio, no un fin. Qué más da el medio que uses, si al final consigues llegar al fin que buscabas".

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