El Periódico de Aragón

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Guardando las distancias: Necesitamos voces para el Pilar

El problema es si no hay otra programación que complemente a los espacios más multitudinarios

El Espacio Zity de Valdespartera es el recinto más multitudinario de las Fiestas del Pilar. ALVARO SANCHEZ

Una de las mayores críticas que se le hacen desde hace años a la programación de las Fiestas del Pilar es relativa a la ausencia de grandes conciertos. Se refieren, ya saben, a grupos internacionales que como mínimo actúan en un estadio de fútbol. Con los años es cierto que se ha ido aminorando esta crítica no sé si por qué se ha entendido que octubre es un mal para ese objetivo, que el ayuntamiento no tiene dinero para hacer dispendios o por qué se ha dado ya por causa perdida. No sé los motivos pero sí sé que el debate ha quedado bastante silenciado.

En el fondo es un buen motivo para alegrarse porque la pregunta habría que ampliarla mucho, ¿por qué Zaragoza se ha convertido en una ciudad con una gran programación de artistas digamos para sitios de media capacidad y sin embargo hace mucho que no recibe a un gran artista? No lo sé, el debate está ahí y seguro que saben mejor que yo todos los argumentos pero me gustaría ir un poco más allá, ¿deberían ser las Fiestas del Pilar el momento para los grandes conciertos? Mi respuesta es tajante, no.

Programación ecléctica

Pero es igual de tajante mi opinión sobre que eso no debería privar a la ciudadanía de tener un Pilar con una programación musical de calidad, variada y que apunte a la mayor diversidad de propuestas posibles. ¿Sucede así? Lo ideal sería contestar como un gallego, a veces sí y a veces no. Es verdad que en los últimos años se está apostando por una programación más ecléctica (hablo en lo que incumbe al ayuntamiento) y con más apertura de miras, pero también es cierto que no siempre lo podemos considerar un éxito. Y no hablo de la respuesta del público. A veces hay cosas que se muestran como un gran acierto, en otras chirría un poco más. Como la vida misma.

Para este año ya tenemos sobre la mesa la apuesta de los promotores privados, los gestores del Espacio Zity y los conciertos que van a tener lugar en el pabellón Príncipe Felipe. Y, evidentemente, no, no hay sorpresas. El cartel no difiere mucho de lo que se ha podido ver en los últimos años, quizá destaque, eso sí, la despedida de los escenarios de Joan Manuel Serrat (con un público fiel y muy concreto), pero en un análisis general podemos decir que más de lo mismo. ¿Es eso malo? No necesariamente. Tiene que haber una oferta amplia y es una realidad que el público responde a esa programación privada (si no está claro que no tendrían rubor en cambiarla), pero el problema se agrandaría si no hubiera otra clase de programación que complementara a estos espacios.

Por eso, hay que estar a la expectativa para ver en qué queda la programación completa de unas fiestas que vuelven en toda su plenitud, sin restricciones sanitarias y que seguro sacan a la calle a miles de personas.

La presencia femenina en los carteles

Hace unos años, en 2018, en un suplemento que publicamos en este diario, analizábamos la presencia de la mujer en las Fiestas del Pilar. Los datos en cuanto a programación de conciertos protagonizados en femenino no arrojaban un buen resultado (es cierto que los datos mejoraban en los que dependían del ayuntamiento) en términos de igualdad. A priori no parece que la situación haya mejorado mucho y si vemos los diferentes festivales que ha habido este verano, se constata que la presencia femenina en los carteles es todavía muy inferior a la masculina. Igual es el momento también de que se apueste rotundamente por darle voz a todas las expresiones musicales que existen. Y no solo hablo, obviamente, de los diferentes estilos. 

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