Conocí a Luz Gabás hace exactamente diez años. Su editora, Raquel Gisbert, me había citado con ella en el Gran Hotel de Zaragoza para adelantarme la gran campaña con que Planeta pensaba lanzar Palmeras en la nieve. La novela merecía aquel esfuerzo. Tenía un gran atractivo para un público general y recuperaba la memoria perdida de España como potencia colonial establecida en Guinea. 

Aquella primera novela de Luz no era primeriza. Sí un melodrama, desde luego, pero muy original, bien documentado históricamente y escrito con fluidez y emoción. Y en una línea hasta cierto punto confluyente, diría yo, con el exitazo, apenas un par de años antes, de El tiempo entre costuras, de María Dueñas. Singladura asimismo dirigida por el timón de la editora Raquel Gisbert.

Mas adelante fui coincidiendo con nuestra autora en ferias del libro de medio país y leyendo las novelas que Luz iba publicando con regularidad y excelente acogida... Como fuego en el cieloRegreso a tu piel ratificaron su capacidad para la recreación histórica en épocas muy distintas, así como su habilidad en la construcción de personajes tan vivos en la lectura como susceptibles de emocionar al lector. 

De Luz iba yo apreciando su grata compañía y culta conversación. Como autores aragoneses enamorados de nuestra tierra y de nuestro privilegiado oficio de novelistas siempre nos ha unido una cómplice amistad. De Luz, además de su talento, he admirado su humildad, virtud que sin duda la preservará de envanecerse con el premio que acaba de ganar. En La noche negra de Aragón TV conversé con ella sobre su vida, su vocación y su historia. Les recomiendo que recuperen y vean esa entrevista, verla y oírla a ella misma contar los secretos de su inspiración les resultará útil para conocer mejor a esta magnífica escritora que hoy es portada por su brillante escritura.