Se había anunciado como una oportunidad única y la gente ha respondido a las expectativas. Y es que no todos los días se puede asistir a un concierto de ópera del Teatro Real... Sin moverte de Zaragoza. Con ese objetivo nació precisamente la Carroza Real del teatro madrileño en 2020, el de acercar el género a todos los públicos. Y, para cerrar su temporada otoñal, la cual empezó en Ceuta el pasado 30 de septiembre y ha girado por lugares como Málaga y Alcalá de Henares, la ciudad elegida ha sido la capital aragonesa.

El lugar elegido para tan distinguida ocasión ha sido, como no podía ser de otro modo, la plaza del Pilar. Hasta mil sillas se han colocado a disposición del público zaragozano, las cuales han estado ocupadas por los más madrugadores, ya que el aspecto que presentaba la plaza a las 19.30 horas era bastante superior al millar de asistentes. Ya se intuía, bajando la calle Alfonso, el ambiente de gala que se iba a respirar junto al escenario, colocado hábilmente en el centro de la Basílica. De esta forma, todo aquel que ha descendido la céntrica calle zaragozana se ha encontrado con una estampa de lujo al mirar al frente, fuese ese su destino o no.

Sin apenas retraso, más allá del habitual tiempo de cortesía del que toda actuación dispone, los protagonistas de la noche se han asomado a saludar a su público, conscientes de lo especial de la cita, tal y como han reflejado sus breves palabras introductorias. "Estamos emocionados de ver la respuesta del Pilar. Sin más, esperamos que disfruten", decía una de las responsables del Teatro Real.

La plaza del Pilar se llenó para disfrutar de la ópera del Teatro Real. Ángel de Castro

Ya en harina, Zaragoza se ha mostrado entregada desde el inicio al espectáculo. En primer lugar, la pianista Eve Kerloc’h ha hecho las delicias de los asistentes, que han recompensado a la música con una sonora ovación al término de la primera pieza, gratitud recíproca tras levantarse a agradecer el apoyo del respetable. Poco después, la soprano Sonia Suárez no se ha guardado ni un ápice de energía en su voz, que ha retumbado de forma sonora y contundente en la plaza y sus inmediaciones. A la tercera pieza ya se ha añadido el barítono Gabriel Alonso. Acompañados, como no, de la sensacional responsable del teclado.

Se puede decir por tanto que el objetivo inicial de la Carroza Real, tal y como ya había sucedido en las ciudades precedentes, se ha cumplido con creces. Familias enteras se han acercado a degustar en primera persona, muchos por vez primera, la experiencia de un concierto de ópera de nivel en directo. Aunque, eso sí, la mayor parte de los zaragozanos y zaragozanas que se han acercado al Pilar eran de una edad más avanzada. Algo esperable, por otra parte.

Sea como fuere, los asistentes han podido vivir una jornada mágica, disfrutando del privilegio de viajar por las partituras de Mozart, Bellini, Puccini o Verdi, además de otros como Granados, Soutullo o Sorozábal.