Un grupo de mujeres y niños indígenas miran a los conductores que pasan por la carretera Transamazónica esperando que les den algo de comida. El cadáver de un hombre en la calle asesinado en una ejecución extrajudicial. Un indígena borracho e inconsciente en un banco. Panorámicas que dan fe del avance de la deforestación. Un niño sobre un tronco rodeado de árboles muertos a causa del desvío del agua del río Xingú hacia la enorme presa hidroeléctrica de Belo Monte… Son fotos a través de las cuales su autor, el brasileño Lalo de Almeida, da testimonio de la devastación de la Amazonia. "Profundizo en el modelo depredador que se aceleró con el discurso del ya expresidente Jair Bolsonaro contra el medio ambiente, que dejó desprotegida a la población indígena y apoyó y promovió la explotación de madera, la extracción de oro y el acaparamiento de tierras, empoderando a quienes realizan estas actividades ilegales", explica el fotoperiodista en la exposición que hasta el 11 de diciembre ofrece el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) los 24 proyectos ganadores del World Press Photo 2022.   

El fotógrafo brasileño Lalo de Almeida, ante las fotos de su proyecto sobre el Amazonia, uno de los ganadores del World Press Photo, en la exposición del CCCB. EFE

En esta 18ª edición del concurso por excelencia del fotoperiodismo se presentaron 4.066 fotógrafos de 130 países con 64.823 imágenes. Entre los 24 ganadores de 23 países, siete de ellos son mujeres y, esta vez no figura ningún español. Si el año pasado la pandemia teñía el World Press Photo, ahora destacan como ejes temáticos el cambio climático, los conflictos bélicos (Guillaume Herbaut ya documenta la creciente tensión prebélica en Ucrania), las protestas ciudadanas y, sobre todo, la indefensión de las culturas indígenas, como es el caso de De Almeida, premiado por ‘Distopía amazónica’ en la categoría de Proyecto a Largo Plazo (este viernes el brasileño dará una charla gratuita en Casa Seat).  

Desgrana De Almeida cómo la explotación ilegal de la Amazonia ha provocado "población desplazada de sus lugares originarios y desconectados de su modo de vida tradicional". Tras la "herencia maldita de Bolsonaro", añade, quiere documentar si hay un "cambio de tendencia" con el regreso de Lula da Silva tras las elecciones del pasado fin de semana. Con Lula se abre una esperanza, porque tiene otra mirada sobre la Amazonia (una de sus ministras hizo descender la deforestación) y tiene el cambio climático sobre la mesa. Pero no se puede luchar contra la deforestación solo desde el medio ambiente sino que hay que actuar en lo social luchando contra la pobreza, porque mucha gente de estas comunidades indígenas hoy obtienen ingresos de estas actividades ilegales y viven también de ellas. Hay que darles alternativas", opina. 

Estatua de Lenin en Kotovsk, Ucrania, decapitada por ultranacionalistas en diciembre de 2013. GUILLAUME HERBAUT

También incide en la desprotección de poblaciones indígenas, la Fotografía del Año, obra de Amber Bracken, que muestra vestidos rojos colgados en cruces en una carretera, en homenaje a los 215 niños muertos en la residencia canadiense Kamloops para indígenas, hallados en tumbas anónimas. Y el ganador en la categoría de Reportaje Gráfico, Matthew Abbott, con imágenes de las quemas controladas de maleza de los indígenas australianos para prevenir incendios forestales.  

Foto del Año: 'Kamloops Residential School' AMBER BRACKEN / THE NEW YORK TIMES

Entre los ganadores, un fotógrafo anónimo, que preserva su identidad por temor a las represalias políticas y a ser encarcelado. La imagen, que participó en el concurso a través de ‘The New York Times’, muestra a manifestantes en Myanmar que protestan contra el golpe militar de Birmania de febrero de 2021 y que se enfrentan con tirachinas al fuego real de los represores que el día antes ya había matado a más de cien personas. "Donde la libertad de prensa está en estado crítico es muy peligroso para los fotógrafos locales documentar este tipo de protestas contra el Gobierno. Hay países en que se enfrentan a desapariciones y muertes, como en México, donde más asesinatos de periodistas ha habido este año", lamenta Marta Echevarría, representante de World Press Photo, cuya exposición en Barcelona organiza la Fundación Photographic Social Vision que dirige Sílvia Omedes junto con el CCCB, que constata que "19 de los 24 ganadores han presentado trabajos sobre sus propios países", reflejando el resultado del cambio de las bases del concurso, que con un nuevo modelo regional, según el cual se juzga según el lugar donde se tomó la foto, buscan "favorecer la representación de fotógrafos locales". 

Imagen creada por ordenador en denuncia de las 'fake news', dentro del proyecto 'El libro de Veles'. JONAS BENDIKSEN

Contra las noticias falsas

Las normas también marcan que las fotografías presentadas no deben estar manipuladas. Salvo una excepción: las que concursan en la categoría de Formato abierto, que experimentan con nuevas narrativas. Una de las ganadoras es el trabajo del noruego Jonas Bendiksen ‘El libro de Veles’. Las fotos se publicaron como reales pero a los seis meses reveló que habían sido creadas por ordenador. Su objetivo: evidenciar cuán fácil es hoy engañar a la gente con ‘fake news’. De ahí la necesidad, apunta la directora del CCCB, Judith Carrera, de "apoyar al periodismo, y en particular al fotoperiodismo, pilares esenciales de la democracia por su función de vigilancia y denuncia ante el peligro de las noticias falsas como se ha visto en los gobiernos de Trump y Bolsonaro".