El Periódico de Aragón

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NOVEDAD EDITORIAL

Aixa de la Cruz (publica 'Las herederas'): "Todo el consumo en el capitalismo acaba siendo utilizado por el sistema"

La escritora acaba de presentar en Zaragoza su última novela, ‘Las herederas’

La escritora Aixa de la Cruz, que publica 'Las herederas', en su reciente visita a Zaragoza. ANDREEA VORNICU

Aixa de la Cruz retrata en 'Las herederas' (Alfaguara) a cuatro nietas que coinciden en la casa de su abuela Carmen, que se suicidó seis meses antes. Cada una de ellas, con sus problemas y sus obsesiones, tiene planes muy distintos para la casa y se enfrentan a un conflicto familiar entre secretos, rencores y vidas desordenadas.

 

–La primera escena ya nos deja casi sin respiración... ¿Era su objetivo?

–El comienzo es un poco brusco, entras como en plena escena. De las pocas cosas que sabía de la novela era cómo quería que fuera el final y esa escena inicial. Es una casa sembrada de pastillas y quería jugar con la idea de las dinámicas que emplea alguien que es adicto a sustancias ilegales pero que las pastillas en sí, que están escondidas y diseminadas por la casa, son pastillas legales. Ya nos mete en uno de los temas importantes de la novela que tiene que ver con esta multitud de dimensiones en las que se entiende el fármaco hoy en día. Como una única sustancia puede ser legal e ilegal al mismo tiempo.

 

–La novela habla de realidad, irrealidad pero, sobre todo, aborda la moralidad como algo transversal y, sobre todo, dinamita la idea de que la familia es un refugio mental.

–No estoy tan segura de eso que dices. Creo que lo que sucede a lo largo de toda la novela es un cuestionamiento no para abolir la familia sino para reevaluarla, pensar qué podemos hacer con esta institución tan arraigada culturalmente. ¿Qué podemos hacer para que se vuelva un lugar de emprender acciones colectivas, un lugar de apoyo, de cuidados, y no tanto un lugar únicamente en el que sintamos que nos imponen roles externos, que volvamos a traumas originales? He pensado mucho de qué manera establecemos vínculos diferenciados con los amigos y con la familia.  

"No quiero abolir la familia sino reevaluarla para que sea un lugar de apoyo y cuidados"

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–¿Y a qué conclusión ha llegado?

–Tengo la sensación de que en el seno de la familia se presupone el amor y por tanto no hacemos muchos esfuerzos por estar al tanto de las personas que queremos. Hay muchas veces que la gente de nuestra familia no son amigos nuestros, no nos preocupamos por fortalecer los lazos, por mantener una comunicación abierta que es algo que sí que hacemos cuando generamos relaciones fuera de este núcleo. En la novela sucede que las cuatro protagonistas cuando llegan a la casa son solo familia pero poco a poco se van haciendo también amigas. Descubren que la familia puede ser esa unidad mínima y originaria de los vínculos colectivos. 

Aixa de la Cruz, autora de 'La herederas', en Zaragoza. ANDREEA VORNICU

–Una de las protagonistas insiste en que si está loca es por qué algo se lo ha provocado. ¿Nos estamos centrando en la soluciones y no en las causas?

–Algo que siempre me escama mucho de las campañas sobre salud mental es que se centran mucho en los medios. Y creo que antes de meter más medios en la salud mental habría que cuestionarla, sus propias violencias, la psiquiatría sigue siendo una institución de control de los cuerpos que ejerce mucha violencia contra las personas psiquiatrizadas. Antes de meter fondos acríticamente, habría que revisarla. Y al mismo tiempo pedir solo medios para asistir a la gente con problemas, quita el foco de ¿por qué la gente está así? Con la población mayor se tiende a centrarse en que hay personas que están sufriendo y cómo atender esos síntomas y se habla muy poco de los orígenes sociales de ese sufrimiento psíquico.

"Cada vez es mayor la soledad, todo es individual y no hay verdaderos vínculos comunitarios"

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–Aquí desvela que las tasas de suicidio en gente mayor tiene cifras alarmantes.

–Me sorprendió mucho cuando lo descubí aunque al mismo tiempo tiene todo el sentido del mundo. Nos olvidamos de lo que sucede con los adultos mayores y tiene mucho que ver con el mundo en el que vivimos, una sociedad cada vez más individualista donde la dependencia está conceptualizada como algo negativo. ¿Cuántas veces oigo a la generación de mis padres decir cosas como que el día en que no me valga por mí misma me matas? Si cuando nacemos somos dependientes es lógico que cuando nos vayamos de este mundo siendo dependientes y debería estar tan naturalizada la infancia como la vejez. Se sienten muchas veces una carga porque faltan ayudas a la dependencia y las situaciones a veces son insostenibles y luego la soledad tiene un peso importantísimo. Ambas cosas apuntan a esta sociedad capitalista liberal en la que vivimos en la que cada vez la soledad es mayor, todo pasa de forma individual y no hay verdaderos vínculos comunitarios.

La portada de 'Las herederas'.

 –Habla de capitalismo y precisamente en la novela relaciona el sistema con el consumo de drogas.

–Es curioso… Yo no me había vuelto replantear mi posición sobre la regulación de las drogas desde antes de escribir este libro. Yo siempre he sido superregulacionista, creía que había que legalizarlas. De pronto, me he dado cuenta de que ya no lo tengo tan claro. Porque estoy prácticamente segura de que si todas estas drogas que se pueden utilizar para mejorar el rendimiento estuvieron legalizadas, de pronto se acabarían convirtiendo en una obligación empresarial. ¿Quién te va a contratar para escribir cinco artículos al día sin anfetaminas cuando tu compañero con ellas publica diez? Sería un requisito productivo en sí y teniendo en cuenta todos los efectos secundarios nocivos para la salud. Hay que tener en cuenta que todo el consumo en el capitalismo acaba siendo utilizado por el sistema para oprimirnos y amarrarnos a esta rueda de productividad. 

"En las primeras semanas de la pandemia había un miedo real a la enfermedad y sin embargo, la gente tenía que seguir yendo a trabajar"

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–Esta novela es hija del sistema y de un ahogo causado por el propio sistema si no me equivoco.

–Creo que todo estalló en pandemia. Todos los temas de la novela cobraron prominencia durante la misma empezando por el trabajo como problema. En las primeras semanas había un miedo real a la enfermedad y sin embargo, la gente tenía que seguir yendo a trabajar. Cuando el mundo se está acabando tienes que seguir produciendo. Y luego tuve muchos ataques de ansiedad, no tenía espacios en los que separar el trabajo y la crianza. 

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